Si hay Gobierno de coalición, nunca cedas en Educación

Por Pascual Tamburri Bariain, 24 de septiembre de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.

El pasado sábado tuve la suerte de cenar con un grupo de amigos, y de que entre ellos se encontrase Javier Marcotegui. Marcotegui, siempre en UPN, lo ha sido todo en la política navarra, ya que aparte de parlamentario foral y presidente en funciones de la Cámara, ahora, ha pasado por ejemplo por la Consejería de Educación y Cultura, cuando gobernó UPN por primera vez -no lo olvidemos, con Juan Cruz Alli, gracias a la generosidad del PP y antes de la escisión centrista y napartarra de CDN-, y por la presidencia del Consejo Escolar de Navarra, en la pasada legislatura.

Pocas personas más adecuadas que Marcotegui para esta última tarea, ya que, aparte de su experiencia política, se trata de un padre de familia y, circunstancia no menor, de un biólogo titulado, profesor de Instituto. Entre otras ventajas, además del conocimiento de la escuela desde todos los puntos de vista, es una persona que podría no vivir de la política porque tiene otro oficio, que ha ejercido, que le gusta ejercer y que podría desempeñar mañana mismo. En suma, no se trata de uno de los que Félix Taberna, con sorna marcillesa, ha llamado, «la banda de la nómina». Que no es poco.

Marcotegui está contento de seguir sirviendo a UPN, a Navarra y a España donde ahora le corresponde. Sin embargo, su relevo al frente del Consejo Escolar no es una buena noticia. Ignoro si su sustituto, Ángel Urtasun, es mejor o peor persona, pero con seguridad es representante de un proyecto izquierdista y progresista. Su nombramiento, sin oposición ni alternativa, se viene a unir a la entrega de la enseñanza navarra a las pintorescas ideas de Carlos Pérez-Nievas, más interesado en los matices diferenciales de CDN que en recuperar el tiempo perdido, y a los sucesivos nombramientos de izquierdistas para las mancomunidades, para el Senado y para el Parlamento.

Vale, aceptamos que no hay pacto alguno entre UPN y Zapatero. No obstante resulta pintoresca una situación en la que el talante y el cambio de actitud se centran en cambios, giros y concesiones en, por ejemplo, la educación y los símbolos, sin que en cambio los haya en las infraestructuras, la industria y los grandes capítulos de gasto y negocio. Bien, bien, vale: no hay pacto. Pero triste gracia que la falta de pacto la pague el sector más decisivo a largo plazo, que es el de la tiza y no el de los dineros. Quién nos iba a decir que echaríamos de menos a Javier Marcotegui.

(¿Aceptaría Mariano Rajoy, en caso de necesitar apoyos para gobernar, hacer concesiones al enemigo de sus principios precisamente en este terreno?)

Por Pascual Tamburri Bariain, 24 de septiembre de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.