Por Pascual Tamburri Bariain, 13 de noviembre de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.
Este lunes por la tarde fracasó estrepitosamente la manifestación convocada en Madrid por la extrema izquierda extraparlamentaria, el Foro Social, el Movimiento contra la Intolerancia y la Coordinadora de Asociaciones de Vecinos de Vallecas Puente y Villa, en protesta por la muerte del joven skin Carlos J.P. Con el apoyo de todos los medios de comunicación y la presencia de Diego López Garrido, Pedro Zerolo, Gaspar Llamazares e Inés Sabanés, reunir un millar personas (según cifras de la prensa de izquierdas) es, sin paliativos, un fracaso.
Quizás suceda que los madrileños, y tanto más los vecinos del barrio afectado, no sean tan fáciles de engañar como parece. Carlos J.P. era un skinhead perteneciente a grupos violentos y radicales (http://www.nodo50.org/rashmadrid/foro/viewtopic.php?t=20732), militante de las BAF (Brigadas AntiFascistas, organización alegal dedicada al combate callejero contra el «fascismo»), que participó este domingo en una agresión en masa al militar de 24 años Josué E. De la H., que viajaba solo en el metro de la capital. Efectivamente, el joven víctima de la agresión era de ideas, o de aspecto, o de tribu urbana, opuesta a la de los agresores, y en efecto viajaba solo. Ahora bien, llevaba un cuchillo y lo usó con indeseables efectos mortales. Hágase ahora justicia, y detengámonos un minuto a pensar en lo sucedido.
La muerte del cabeza rapada Carlos J.P. ha sido una gran desgracia, que nunca debe volverse a repetir. Ahora bien, la responsabilidad por su muerte ha de recaer ante todo en los organizadores y financiadores de las tribus urbanas radicales, que con una cómoda etiqueta, en este caso de «antifascistas», se creen autorizadas a imponer sin límite sus amenazas y sus agresiones. Carlos tenía un fotolog, curiosamente ya cerrado (http://www.fotolog.com/torpedo_pollo/), en el que expresaba en fechas muy recientes ideas tales como «ERIK VA POR TI T VOI A RAJAR EL KUELLO ATI Y ALA PUTA DE TU NOVIA» o delicadezas del siguiente tenor: «SI NO ERES DE LOS NUESTROS NAVAJAZO POR TUS HUESOS». Al final él, un radical que había hecho del extremismo su entorno vital (http://www.fotolog.com/skinetita69) fue la víctima, pero condenar al homicida sin valorar que fue a su vez agredido por personajes de estas ideas sería estúpido.
A Carlos le han matado por ser un radical que iba con sus amiguitos radicales a pegarse con otros radicales casi idénticos. Y además se produjo en el contexto de una agresión masiva y premeditada a un hombre aislado, lo que no sirve de excusa al homicida pero sí de condena a todo un sector extremista de izquierdas hasta ahora impune. La excusa que cada uno de estos radicales tenga para llenar de sentido su vida huera me es indiferente. Uno no es patriota o deja de ser progresista por jugar a bandas con una estética u otra. Sencillamente, es un problema psiquiátrico o social, según los casos, pero en modo alguno es, ha sido nunca o puede ser jamás una parte de la lucha por unos principios que superan ampliamente la capacidad de comprensión y hasta de sentimiento de unos u otros radicales. Porque la muerte de Carlos es todo un ambiente quien merece la condena.
Descanse en paz Carlos: él ahora está físicamente muerto, pero tanto él como sus amigos y sus enemigos están realmente esterilizados y anulados, por una dinámica que aquí y ahora sólo beneficia a quien quiere una juventud inerte y sólo perjudica a quien quiera un país joven, vigoroso y con convicciones. Todo esto es un problema para la nación, y no una solución para otros problemas mucho más reales y profundos. Seguirán llegando generaciones que seguirán siendo seducidas por ese camino sin sentido, un falso activismo que sirve de desahogo a una parte de nuestra juventud que encontraría de otro modo mejores cauces para su generosidad y sus energías. Pero esto ya está dicho, muchas veces. Yo me niego a seguirme siquiera enfadando por tanta basura intelectual y moral.
A la espera de lo que diga el juez, ha sido el ataque de una manada de extrema izquierda a un chaval que había hecho de su estética bandera de unas ideas que, sin duda ni matiz, tampoco se defienden así incluso si realmente se tienen. Josué, que al parecer mató a Carlos, tiene a mi juicio el único mérito de haberse defendido, mientras que su agresor se escudaba en el número. Ninguno de los dos merece comprensión, salvo por lealtad personal de sus amigos y familiares, y ambos merecen una solución que desde luego no puede pasar por la reiteración cobarde de los lugares comunes habituales. Mientras tanto, la gente normal, la que no vive para drogarse ni para cultivar su colección de ropa de marca skin, sigue sin solución para sus problemas. Esos mismos problemas que los gobernantes y algunos periódicos camuflan detrás de noticias como ésta.
Por Pascual Tamburri Bariain, 13 de noviembre de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.