Por Pascual Tamburri Bariain, 30 de noviembre de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.
José Bono no es Dios, porque no está en todas partes, ni es eterno, ni aparentemente es infinito. Pero desde luego con su aceptación de la candidatura del PSOE por Toledo para las elecciones generales de marzo ha demostrado estar por encima de muchas cosas. Hay pocos políticos que puedan presumir de tantas cosas, y muy pocos que lo hagan con tanto gusto de haberse conocido a sí mismos.
Bono intenta estar en misa y repicando, es el niño en el bautizo, el muerto en el entierro, el novio en la boda (y si puede, a la vez, el cura y el padrino). Es socialista, pero no se avergüenza de su padre falangista. Es socialista y lo ha sido con los Gobiernos más laicistas, enfrentados a la Iglesia en temas insolubles como el aborto o la enseñanza, pero se proclama católico y cuida que se le vea en las procesiones. Es socialista y lo ha sido en un Gobierno Zapatero sostenido en votos republicanos e independentistas, pero conocemos pocos políticos tan ostentosamente devotos a la Casa Real y tan patriotas. Bono es, en sí mismo, un filón de recursos.
Zapatero no ama especialmente a José Bono, que a punto estuvo de derrotarle en la carrera por el liderazgo del PSOE. Tras las elecciones de 2004 Zapatero sin embargo quiso a Bono junto a él, para compensar la imagen radical de su Ejecutivo y de sus políticas; dos años después el manchego fue mandado a casa, sin oficio ni beneficio, como quien suelta lastre; aunque ante la marea popular en las elecciones municipales de mayo intentaron recuperarlo.
Y Bono entonces no se dejó. Se negó, porque no es novato, a enfrentarse por la alcaldía de Madrid con Alberto Ruiz Gallardón, que tiene en el PP un papel parecido al suyo en el PSOE, y que es capaz de sumar a los votos de la sigla otros recogidos en lejanos caladeros. Perder frente al alcalde Gallardón habría sido el final político de un Bono que se las sabe todas.
Y como se las sabe va en la lista de Toledo. ¿Para ayudar a Zapatero? Eso quiere el presidente del Gobierno, y seguro que la presencia de Bono en la campaña electoral será cuidadosamente usada en el escenario nacional. Si al PSOE le va bien Bono volverá a la actividad por la puerta grande, la puerta del Congreso nada menos; y si le va bien a Mariano Rajoy quizás, sólo quizás, Bono tenga que hacer el sacrificio de ofrecerse para suceder a Zapatero al frente de un PSOE que pase a la oposición.
Las cosas podrían ser e otro modo, pero políticos como Bono y Gallardón, que tienen más apoyos en el electorado y en las bases que dentro del aparato de su partido, tiene que ser hábiles; y estar en todas partes, si quieren seguir en activo. Ya lo veremos.
Por Antonio Martín Beaumont y Pascual Tamburri Bariain
Por Pascual Tamburri Bariain, 30 de noviembre de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.