Carta a un juguete roto en vísperas de Navidad

Por Pascual Tamburri, 22 de diciembre de 2007.

Qué te puedo decir yo que te hayan dicho ya, estos años, amigos, padres, orientadores, tutores y jefes. Desde que empezaste la pubertad –aunque sólo tú sabes cuándo fue eso, y si la cosa venía de antes- te has enfrentado con el mundo, has sido rebelde, disconforme y problemático. No creas que eres el único, otros han pasado antes que tú por esto. Pero por suerte o por desgracia te tocó caer cerca de mí.

Dios sabe que cualidades no te faltan. Sí, desde luego eres tímido y retraído, y tratas de ocultarlo con esa pizca de chulería que les saca de quicio. Porque tú lo sabes: les enfurece esa actitud, preferirían verte apocado y suplicante, como buenos curillas y monjones que habrían muchos de ellos sido en otro siglo.

Pero tu problema es que tu siglo es este, y en él corres el riesgo de ser, o quizás seas ya, un juguete roto. Una persona con cualidades desperdiciadas, usada por otros mientras resultes cómodo, útil o divertido, con una vida torcida y castrada, en choque continuo con las normas. Y todo para qué: ¿para caer mejor a esa gente a la que ahora consideras «tuya», que te mira por encima del hombro y que con el tiempo te despreciará y te olvidará?

Vas a ser, o quizás eres ya, un juguete roto, porque has topado de frente con las normas de convivencia en esta sociedad. Podrías estar dentro de ella y usar tu superioridad para no sufrir ese choque, pero hasta ahora no lo has hecho; podrías buscar un nido de verdaderas amistades y afectos que sí te sirviese de referencia, amparo y espacio de libertad, pero hoy no tienes esas amistades.

Si eres un juguete roto tu destino es el cubo de la basura social, hasta que quizás –sólo quizás- alguien te encuentre, te rescate, te libere, te ayude y te enderece. Pero si eso no sucede y mientras no suceda me va a dar pena, mucha pena, pensar en ti, en lo que estarás siendo, en lo que podrías estar siendo, en tu fracaso donde otros -peores y menores personas, en lo que yo considero esencial- estarán triunfando. Aquí tendrás, sí, un hombro en el que llorar cuando tu orgullo te lo permita, pero hay que arreglar las cosas y el primer paso debes darlo tú. Date cuente de qué vale y qué no vale de entre lo que te rodea, y después pide ayuda. Por Dios. Piénsalo estos días y no hagas caso a todo lo que te llama hacia el abismo. Feliz Navidad.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 22 de diciembre de 2007, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/carta-juguete-roto-visperas-navidad-77404.html