Los mentirosos Solbes y Zapatero, nuevos salteadores de caminos

Por Pascual Tamburri Bariain, 22 de diciembre de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.

Quedan aún bastantes casas a las que en la noche de Navidad no irán ni el señor gordo de la Coca Cola ni el carbonero rechoncho de los bosques de Lesaca (porque el Olentzero antes de Sabino Arana era un monstruo malo); pero se acercan para todos los regalos, aunque los tenga que traer, como sería razonable, el Niño Jesús. Antes que eso, para todos y en vista de las elecciones, Pedro Solbes y José Luis Rodríguez Zapatero han ido lanzando una serie de regalos prenavideños, que en la mayor parte de los casos se han mostrado envenenados.

¿Cómo puede envenenarse un regalo? Sencillamente mintiendo sobre él, negando su esencia y falseando sus consecuencias. Al menos en tres asuntos el equipo económico y financiero del PSOE -sí, exacto: ése al que apoya Antonio Catalán- está metiendo regalos-trampa por la chimenea de los españoles.

El canon digital es un robo. Dejémonos de circunloquios: aquí lo que ha pasado es que el PSOE ha pagado su deuda con los payasos del «No a la Guerra» (no a la intervención alicorta de Aznar en Irak, pero silencio ante la actual situación en Líbano y Afganistán) a costa de todos los españoles. Cuanto más españoles y más jóvenes, y más de las clases media y baja, más toca pagar. Lógicamente ese tributo sobre los móviles, los DVD y las impresoras no preocupa ni a Solbes, ni a Catalán, ni a Zapatero, ni tampoco a Botín, pero sí a la gente normal, que lo pagará porque el Estado de Zapatero se reconoce incapaz de hacer cumplir sus leyes y porque hay que financiar las creaciones no rentables de los titiriteros.

El Impuesto sobre el Patrimonio es una estafa. Podríamos discutir si el canon digital es un impuesto o no, pero obviamente el Impuesto sobre el Patrimonio sí lo es. Es un caso de doble tributación, ya que algunos ciudadanos -no todos, además- pagan dos veces por lo mismo: pagan el IRPF cuando ganan algo y pagan por el Patrimonio cuando lo acumulan. Además de eso, es un estímulo al despilfarro: salvo que uno sea un multimillonario (en cuyo caso no faltarán los resquicios legales, las sociedades fantasma y los paraísos en el extranjero), nuestra democracia ha hecho más interesante gastar que ahorrar. Ahora, cuando algunas autonomías se han dado cuenta del escándalo, llega Zeta y anuncia cambios.. para 2010 ó 2012. Estupendo.

Sucesiones y Donaciones: más de lo mismo. El impuesto de Sucesiones y Donaciones no es muy diferente al de Patrimonio, ya que al fin y al cabo en un caso se penaliza el ahorro y en el otro la transmisión del ahorro de generación en generación. Puede darse el caso, y de hecho se da, de una triple imposición sobre un mismo capital: un español paga por obtener una renta el IRPF y declararla (cosa que un supermillonario siempre puede evitar), paga el Patrimonio si lo ahorra para sus hijos en vez de gastárselo en fiestas, y sus hijos pagan Sucesiones por heredar el fruto del esfuerzo de sus padres. Si a esto añadimos la maraña del IVA y puñaladas diversas como el canon digital, ¿qué creen ustedes que tenemos? En efecto: bandidaje institucionalizado y poco más.

Algunas autonomías han dejado de cobrar partes de estos impuestos, y otras no, con lo cual los españoles pagan ahora mismo diferentes impuestos según cuál sea su residencia. Solbes ha prometido suprimir el Patrimonio, pero ya veremos cuándo, de las Sucesiones nada se dice y la jungla fiscal se complica. Y es que un Estado moderno necesita una fiscalidad eficiente para financiarse, pero hemos llegado al punto en el que la recaudación de este Estado anticuado no es a beneficio de la nación sino de la casta dominante. Tenemos, en consecuencia, no sólo fraude sino sobre todo algo más grave: discriminación clasista de los españoles (paga la clase media y los trabajadores, no los políticos ni la gente guapa) y cambios de domicilio derivados de la presión fiscal desigual. Hemos vuelto al Antiguo Régimen, y estamos a la altura de Sierra Morena.

Por Pascual Tamburri Bariain, 22 de diciembre de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.