El Rey recurre a su poder moderador mientras ETA actúa

Por Pascual Tamburri Bariain, 25 de diciembre de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.

Don Juan Carlos, en su mensaje al país con motivo de la Navidad de 2007, ha subrayado la importancia de la unidad y la diversidad como elementos definitorios del modelo constitucional. Se trata de una intervención política del jefe del Estado que ya ha merecido, como en anteriores años, las críticas de algunas formaciones marginales, pero que responde enteramente a las funciones constitucionales del Rey.

Que el Jefe del Estado pida respeto para las instituciones del mismo no es una intromisión en las tareas de otros órganos institucionales, sino el ejercicio de la función moderadora que la Carta Magna atribuye a la Corona. Cuando los órganos del Estado entran en crisis o su funcionamiento es contradictorio o polémico tiene pleno sentido la moderación desde la cúspide del Estado. Nadie discutirá que la crispación y los desencuentros han caracterizado el año 2007 que termina, y que la legislatura que terminará en marzo de 2008 ha sido en ese sentido particularmente difícil.

Don Juan Carlos aprovechó la Nochebuena para llamar atención a los partidos políticos, al decir que le «parece de especial importancia reclamar de nuevo a nuestros partidos políticos mayores esfuerzos para alcanzar el necesario consenso en los grandes temas de Estado» y que cree «también necesario solicitar el debido apoyo para nuestras instituciones y poderes en aras de su más eficaz funcionamiento. Todo ello, conforme a las reglas y principios de nuestra Constitución».

Significativamente, mientras el Rey se dirigía a los españoles por televisión, requiriendo una vez más la unidad de los demócratas y la «firmeza de la Justicia» para acabar con la «barbarie terrorista», una llamada en nombre de ETA avisó al Gobierno vasco de la colocación de una bomba colocada en una la Casa del Pueblo del PSE-PSOE en Balmaseda (Vizcaya). La banda terrorista daba con sus actos la razón al rey al pedir un gran consenso entre las fuerzas políticas democráticas, y será difícil negar después de eso y de doce meses con cuatro asesinatos más que «necesitamos cuanto antes una cultura de unidad que haga efectivo el compromiso de todos los demócratas para acabar definitivamente con el terrorismo.

El otro gran consenso al que el Rey aludió en sus palabras de Navidad fue el de la política exterior, al apelar a «nuestros mejores esfuerzos a promover y apoyar los intereses de España en el mundo, con la fortaleza y credibilidad de una acción exterior ampliamente consensuada». Algo especialmente notable por la complicada posición internacional de nuestro Gobierno en los últimos años. No en vano la frase más recordada del Rey en este 2007 será un «por qué no te callas» que lejos de violar los límites constitucionales sirvió para defender la dignidad del país y de las instituciones.

Por Pascual Tamburri Bariain, 25 de diciembre de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.