Por Pascual Tamburri Bariain, 26 de diciembre de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.
Este miércoles fue dado de alta el artista y empresario José Luis Moreno, que se encontraba ingresado en el Hospital Ruber Internacional de Madrid como consecuencia de las graves lesiones que recibió en el curso del asalto a su casa de Boadilla del Monte. Como se recordará, la semana pasada una banda de delincuentes extranjeros entró en su domicilio con intención de robar y le produjo importantes fracturas y lesiones. Moreno se restablece con normalidad, pero su caso es una evidencia más de los fallos en la seguridad ciudadana.
La seguridad en las calles preocupa a los ciudadanos de a pie cada vez más. La percepción social es de dificultades crecientes, especialmente en determinados barrios de las ciudades, con un aumento en la delincuencia mayor y menor que altera la convivencia. Ese aumento no existe según el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, y por ejemplo la Delegada del Gobierno en Madrid, Soledad Mestre, acaba de negar un incremento de los delitos en la capital, a pesar de los que en su opinión son sólo «titulares» y «casos llamativos» como el ataque a José Luis Moreno o el atraco el Ikea de Vallecas.
Las cifras desmienten a Mestre, y sólo en la pasada Nochebuena en la capital se registraron 243 agresiones y reyertas denunciadas, entre 2.490 avisos de emergencia, con un 60% de incremento respecto a 2006. Como dice la delegada del Gobierno «las cifras siempre son frías pero cabezonas»; pero hay que conocer y reconocer las cifras reales antes de dar una opinión política sobre ellas.
Además, en una democracia, lo que importa es la percepción de los ciudadanos, y ésta es indudablemente negativa en la España que termina 2007. Los españoles no se sienten seguros, no sólo porque las noticias sobre crímenes e inseguridad sean cada vez más, sino porque la gente ve cada día esos delitos en sus barrios, en sus calles, en su entorno familiar. Los hábitos de vida de la gente normal se ven condicionados, según sea su lugar de residencia, de trabajo o de ocio, por nuevos y preocupantes fenómenos de delincuencia. Los españoles se sienten hoy menos seguros que hace unos años.
La seguridad no es un complemento opcional del Estado de Derecho, sino una de las raíces de su legitimidad. El Estado exige a los ciudadanos que reconozcan la vigencia de las leyes y limita su derecho a la autodefensa a cambio de garantizar plenamente esa seguridad. Si el Estado no cumple, imponiendo el respeto a las normas, protegiendo a los ciudadanos honrados y castigando y rehabilitando a los delincuentes, o expulsándolos si son extranjeros y las leyes lo prevén, el descontento ciudadano estará plenamente justificado. Un gobernante democrático tiene esa obligación, y en la legislatura de Zapatero los españoles no sienten que haya cumplido plenamente con ella.
Por Pascual Tamburri Bariain, 26 de diciembre de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.