Año nuevo, España vieja, Navarra tiembla

Por Pascual Tamburri, 30 de diciembre de 2007.

Ollarra quiso este domingo cerrar el año, uno más de los muchos que ha dedicado a la prensa, reflexionando sobre qué nos traerá 2008. Sus conclusiones sobre El año que viene pueden parecer ásperas, pero sin duda han de ser tenidas en cuenta.

«Llega con mucha carga vieja y arrastra malas experiencias, para que no nos hagamos demasiadas ilusiones; más resacas que novedades». Y es que el futuro de Navarra está en manos de José Luis Rodríguez Zapatero; si en 2007 el fracaso de su negociación impidió un acuerdo de socialistas y abertzales sobre Navarra eso no se debe a las convicciones de la dirección socialista, sino a sus cálculos electorales. Aun así para que Miguel Sanz forme Gobierno ha habido que hacer «equilibrios en la maroma». Por tanto, «que se olvide nuestro presidente de la palabra» de ZP, que además no le ha dado.

Todo depende de las elecciones de marzo y de los juegos de poder a su alrededor. El PSOE ya ha anunciado cuáles van a ser sus listas, teledirigidas desde arriba con Juan Moscoso y Carlos Chivite como cabezas de candidatura al Congreso y el Senado. En términos políticos lo esencial del PSOE navarro no son sus nombres, ni sus principios, ni su programa: todo eso viene determinado desde Madrid, y Ferraz quita y pone según conviene a sus intereses. Ésa es la lección de 2007, la que interesa recordar: que el PSOE hace lo que hace mientras le conviene hacerlo, y lo mismo que un día cierra el paso a los abertzales otro puede abrírselo. Ya que lo esencial es la disciplina de partido, como comprobó en sus carnes Patxi Zabaleta y en sus Presupuestos Miguel Sanz.

Es la España vieja de Zapatero, la España que intenta sobrevivirse a sí misma en 2008, la que intenta consolidar en marzo un nuevo régimen con más aborto y peor enseñanza, con menos libertad y más impuestos, con un cambio social radical y la desunión del país, dividido en nacioncillas, taifas y tribus. No es la España que interesa a Navarra; es la España agónica, apocada y miserable que una mayoría de navarros rechaza.

A diferencia del partido de Zapatero, sus adversarios pueden elegir sus candidatos y su programa en función de la defensa de sus principios. Tal es la inmensa virtud de UPN en navarra y del PP en el resto de España: que es el camino natural para combatir la ofensiva progre en todos los terrenos. Todos, desde la política social y educativa que ha impuesto Zapatero y que ha sacado a centenares de miles de españoles a la calle para celebrar la familia cristiana y todo lo que supone. Todos, hasta la rendición ideológica ante los separatismos antiespañoles.

Por eso 2008, si ha de ser de un año nuevo para una Navarra mejor, debe responder a esas esperanzas. Por eso, lógicamente –al menos ateniéndonos a los principios- el programa de UPN no puede hacerse en torno a los caprichos del consejero Carlos Pérez Nievas, tan amigo de la Educación para la Ciudadanía. Por eso, y siempre hablando de principios, no puede proponerse el Modelo educativo D también en la Comarca de Pamplona, aunque sea la intención declarada de Xabier Azanza desde el Instituto Navarro del Vascuence. Navarra sabe qué puede esperar de los nacionalistas, que son en lo suyo fiables. También de los socialistas, muy poco de fiar por su parte. Para no temblar, en 2008 hay que derrotar a unos y aislar a los otros, y el resto serán oropeles innecesarios. Feliz año nuevo.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 30 de diciembre de 2007, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/nuevo-espana-vieja-navarra-tiembla-77700.html