Por Pascual Tamburri, 22 de enero de 2008.
Si algo está claro, tanto por los datos objetivos como sobre todo por la percepción social, es que nuestro sistema de enseñanza y en general toda la educación española van mal. «Mal» no porque sean diferentes a como fueron hace unas décadas o unos siglos, ni porque pretendan cumplir funciones que jamás tuvieron antes; al fin y al cabo el cambio funcional –que siempre ha sido por ampliación, y no por abandono, al menos hasta ahora- es una característica peculiar de nuestra enseñanza desde su raíz medieval. «Mal», en cambio, porque cumplen mal esas funciones que la sociedad y el Estado le asignan.
Algunas de las propuestas que Rajoy lleva en su programa son aciertos evidentes, tanto que deberían impulsar a Zapatero a cambiar sus propuestas. No son pocas las familias y los docentes que, con raíces en la izquierda, no están de acuerdo con lo se ha hecho esta legislatura, y la oferta de Rajoy es en este sentido bastante razonable y potencialmente tentadora.
– Se plantea suprimir la asignatura Educación para la Ciudadanía, con lo que implica de adoctrinamiento ideológico, al menos en potencia.
– Se trata de garantizar unas enseñanzas comunes en toda España y el derecho a elegir el español como lengua de la enseñanza en todas las comunidades.
– Se pretende restablecer la dignidad del profesorado, el respeto y la disciplina en las aulas.
– La meta más inmediata es solucionar las carencias angustiosas en comprensión lectora, habilidades matemáticas e inglés, dedicando más horas y recursos a esas materias básicas.
– Rajoy aspira a multiplicar el número de alumnos de Formación Profesional de Grado Medio en ocho años, lo que llevaría a solucionar dos problemas estructurales del país: la baja cualificación de los trabajadores (pues muchos no obtienen esa formación) y el exceso de alumnado en Bachillerato (ante la ausencia, o ausencia de atractivos, de la FP).
Quizás atractivo sea demasiado. Digamos, sin más, necesario, frente a lo innecesario que estamos viviendo. Es una baza de Rajoy, pero sólo si sabe usarla, y si corrige algunos errores de fondo que sus asesores han colado en el programa. Por supuesto que el «modelo LOGSE impuesto por el PSOE en los 90 y ratificado por Zapatero ha convertido la enseñanza pública en un enfermo grave». Pero es que ese modelo sólo fue levemente maquillado por los ministros de educación del PP, que fueron Del Castillo, Aguirre y el mismo Rajoy. Maquillado en la dirección correcta, es verdad, pero sin el vigor necesario. La consecuencia de aquella dejación es la situación actual, en la que Zapatero ha podido construir sobre lo que dejó González. Es preciso comprometerse a no repetir ese error acomplejado.
¿Necesitamos «un modelo basado en la libertad, la calidad, y la disciplina y la autoridad en las aulas»? Sin duda, y el único camino que lo ofrece es el PP de Rajoy, aunque si nos fijamos en la Navarra del pobre Pérez Nievas es mejor no pensarlo. Pero la «calidad», la real, en educación nunca podrá medirse como en una fábrica de tornillos. El verdadero problema es el concepto de calidad. No es una industria en la que a iguales procesos, verificados documentalmente, hayan de responder iguales resultados, sin importar las cualidades del operario (docente) y de la materia prima (discente). Conseguir «que la tasa de graduados en ESO se sitúe en el 90 por ciento en cuatro años más, frente al 72,3 por ciento que se registraba en 2005» es muy sencillo, tanto como aprobar más: el problema es conseguir no más aprobados sino mejor formación, que efectivamente sepan quiénes fueron los Reyes Católicos, qué es una ecuación de segundo grado y cómo se come un silogismo. Hay que decirlo, y después de marzo hay que hacerlo.
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 22 de enero de 2008, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/olvidada-educacion-puede-hacer-zapatero-pierda-rajoy-gane-78558.html