Por Pascual Tamburri, 3 de febrero de 2008.
El secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, amenizó el pasado fin de semana con su idea de que España «tiene derecho a una nueva derecha, a ver una derecha y un Partido Popular que no ponga todas sus energías y esfuerzos en atacar al Gobierno utilizando el terrorismo». Algo raro está pasando cuando desde el Gobierno se sugiere qué renovación ha de emprender la oposición, y encima en plena campaña electoral. Raro, raro, raro.
Zapatero cree que el PSOE ganará las elecciones «con una mirada positiva, con una sonrisa amplia, sin contestar sus insultos y descalificaciones». Mientras tanto, ese mismo seráfico partido de la izquierda gubernamental ha resucitado todos sus fantasmas sangrientos. El PSOE «positivo» de Zapatero es anticlerical en un sentido cada vez más rancio, cosa bastante normal en un partido nostálgico nada menos que de la Segunda República y de la Guerra Civil; mientras el aún presidente del Gobierno predica talante (laico, eso sí) la cuestión nacional, la cuestión religiosa y la violencia terrorista se han convertido en motivos de división y de crispación, como en los peores tiempos de nuestro pasado. Es la obra de una izquierda del Pleistoceno y de su Líder Máximo.
¿Puede una izquierda semejante pedir renovación o modernidad a la derecha de Rajoy? Objetivamente no, puesto que el PP habla de problemas de hoy y de soluciones de mañana, mientras que el PSOE gimotea sus derrotas de anteayer y propone las soluciones ya fracasadas tiempo atrás en todo el mundo. Podrán convencer más o menos las ofertas de Rajoy, pero lo único seguro es que desde la izquierda no hay argumentos razonables para reprocharle arcaísmo; al contrario. Y sin embargo…
El arma secreta de la izquierda pleistocena son los complejos, miedos y timideces de sus rivales. De poco sirve que el análisis de la realidad del PSOE sea patético y que su programa sea un conjunto de insensateces radicales ya caducadas; de poco, mientras desde el PP esto no se diga con claridad y no se rechace la presunción de superioridad moral que la izquierda española, última entre las europeas, aún se considera autorizada a exhibir.
La izquierda aún no ha hecho examen de conciencia del Muro de Berlín, de la invasión y ocupación de Europa y de un siglo de genocidios que le son enteramente achacables. Ciertamente España necesita que su derecha crezca, se diversifique y viva en el tiempo de hoy, pero antes que eso necesita que no se deje acomplejar. Al revés, hay que contestar a Zapatero con sus armas, señalando sencillamente cómo de la mano de los nacionalistas tribales, de los veteromarxistas y de los republicanos no se pueden dar lecciones de modernidad. Esa derecha, la que no tenga miedo de contestar así, es la que Rajoy necesita también a su alrededor.
Y, por supuesto, mucho más aún Miguel Sanz.
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 3 de febrero de 2008, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/nueva-derecha-vieja-izquierda-amenaza-zapatero-79039.html