Por Pascual Tamburri, 18 de febrero de 2008.
Al final se atrevió. Hace falta cara, o ser político profesional sin otro oficio, para venir a Navarra, después de los cuatro años que nos ha hecho pasar. Pero este lunes José Luis Rodríguez Zapatero, más ancho que largo, se nos presentó en el frontón Labrit para presumir de lo que ha hecho por nosotros. Si es inteligente es muy valiente, pero si falla uno de los dos elementos será, sencillamente, lo que parece.
Consiguió llenar el local y que los socialistas navarros lo aclamasen, lo cual no está mal, nada mal. Y logró además algo nada fácil: hacer un mitin en una Comunidad hostil, en la que el PSOE no gana desde tiempos de Gabriel Urralburu –de consecuencias aún no superadas-, y no criticar seriamente al Gobierno regional, sino sólo a Mariano Rajoy.
Zapatero metió el dedo en el ojo cuando dijo que el presidente del PP «no está en las vallas en Navarra porque no puede explicar a los navarros todo lo que dijo de los socialistas y del presidente del Gobierno: que se entregaba Navarra». Muchas críticas al PP y a Rajoy, a bese de decir que «el Partido Popular ha faltado gravemente a la verdad con Navarra y con el Gobierno de los españoles en estos cuatro años», pero del principal autor de esa acusación (Miguel Sanz, UPN y el Gobierno de Navarra, que decían lo que hoy sabemos que es verdad: que Zapatero negociaba con ETA con Navarra sobre la mesa) poco o nada. ¿Olvido? No, estrategia.
UPN cree que saca más votos ocultando al PP y a Rajoy en su campaña, o al menos esa campaña le ha permitido a Zapatero lanzar la acusación. Y el hoy presidente tiene un evidente objetivo político: romper la unidad del centroderecha en Navarra para que el PSOE pueda volver a ser árbitro, y no mero apéndice de los abertzales. Objetivamente, aprovechando las contradicciones internas en el adversario, es un objetivo inteligente en una provincia en la que el PSOE está bajo mínimos, con riesgo de ser tercera fuerza y donde su mejor baza son los complejos subyacentes en la candidatura de PP-UPN.
Maricomplejines es tonta, Maricomplejines tiene miedo, Maricomplejines está escondida, pero el alma pacata de la derechita española no tiene intenciones de desaparecer para siempre. Espera sólo su ocasión, según vayan las elecciones del 9 de marzo. De momento, Mariano Rajoy ha mandado de vacaciones a Maricomplejines. La pobre muchacha nunca habría hecho y dicho las cosas que hace y dice el candidato, pero, pese a los temores tan cacareados en Navarra, a Rajoy le va bien. Veremos qué pasa.
Lo que ya hemos visto es a qué tiene miedo Zapatero. Calla sobre Sanz, presume de su generosidad manteniéndolo en el poder y ataca al PP con todos los elementos de su programa, menos con uno. Zapatero en Pamplona calló su habitual murga sobre la memoria histórica. ¿Las razones? Que su cabeza de lista al Congreso es Juan Moscoso, cuyo padre ha terminado siendo negociador del PSOE con la ETA, y cuyo abuelo fue uno de los oficiales golpistas del general Emilio Mola en Pamplona el 19 de julio de 1936. Es lo que hay, señor presidente: España ya estaba reconciliada cuando llegó usted.
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 18 de febrero de 2008, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/zapatero-explica-rajoy-aparece-carteles-79726.html