Por Pascual Tamburri, 4 de marzo de 2008.
Alberto Ruiz-Gallardón visita Navarra este miércoles, y a las ocho de la tarde comparte tribuna con Miguel Sanz en el Instituto Benjamín de Tudela. Un acto de lujo para culminar la campaña electoral de UPN y PP en la Comunidad Foral, tras la aparición de Mariano Rajoy el pasado viernes. Porque es mucho lo que nos jugamos. Ante todo la presencia en Madrid, como representantes –sólo, no se olvide- de la indivisible soberanía nacional española de excelentes candidatos como José Ignacio Palacios o Carlos Salvador (que tienen una estrella en común con Gallardón). Pero sobre todo si será presidente Rajoy o si seguirá siéndolo Zapatero.
Gallardón es un valor del PP de indudable brillantez. Polémico más por su talante personal y por sus oropeles que por sus ideas, que pocos se han molestado en cotejar con la realidad. De hecho, conozco unos cuantos aduladores de Gallardón que lo querrían convertir en bandera de algo que no es, nunca ha sido ni jamás podrá ser. Pero el mismo alcalde de Madrid lo demuestra –para quien sepa verlo, claro- a cada paso. Pase lo que pase, Gallardón es una pieza insustituible del centroderecha español –nacional, plural, moderno- y con el tiempo dará más de un disgusto a quienes han elegido aplaudirle o criticarle –da igual- sin saber de qué va.
Antes de eso, Gallardón está demostrando su lealtad a Rajoy, y hace mucho que liquidó polémicas diciendo que «tenemos muy claro que el discurso del partido lo construye el presidente». Un presidente, un partido y un proyecto, con todos los matices que se quiera pero sin fisuras. La gente está contenta de ver a Gallardón en campaña, porque confirma la variedad y unidad del PP; y me refiero a la gente normal, a los votantes de a pie, a los afiliados de los barrios y los pueblos, y no a nadie que pretenda aprovecharse de él para improbables jueguecitos.
Gallardón tiene muchos enemigos, y los más peligrosos son quienes se consideran sus amigos, aún más que quienes le reprochan las «felaciones radiofónicas» del grupo Prisa. UPN, al invitarle, ha sabido intuir algo que está en la mente de muchos: la derecha española será invencible el día que se reconcilie el alcalde con Losantos y lo que éste representa: los seguidores de uno son los oyentes del otro, y desde luego la Navarra que acoge a Gallardón aplaude a ambos tanto como a Rajoy. Y Rajoy derrotará a Zapatero en Tudela y en esta Ribera que algunos urbanitas miran con envidia disfrazada de desdén.
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 4 de marzo de 2008, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/gallardon-elige-navarra-para-demostrar-apoyo-rajoy-80370.html