Por Pascual Tamburri, 28 de marzo de 2008.
Mariano Rajoy perdió las elecciones generales del 9-M. Sin embargo consiguió un gran número de votos, y los Grupos Populares en el Congreso y el Senado tienen ahora una doble misión: encarnar la soberanía nacional (tal es la naturaleza de los parlamentarios, que no son portavoces de clase, región, feudo o interés alguno) y dar voz como oposición a esos diez millones de españoles, y a quienes se les unan a lo largo de esta legislatura.
La oposición no está obligada al «no» por principio: si el Gobierno presenta propuestas compatibles con los principios y el programa de la oposición ésta puede votarlas o abstenerse; y por supuesto en los temas de Estado –esos que han de estar por encima de las mezquindades de la política, como la unidad de España, la libertad de los ciudadanos y la independencia de la nación- puede y debe haber grandes acuerdos. Bien lo sabe Zapatero, que ha gobernado cuatro años rompiéndolos todos.
Lo que no se puede hacer –yerro: se puede, pero democráticamente no se debería- es traicionar a los hombres y mujeres que le han votado a uno. El PP ha explicado por qué Zapatero es un mal presidente, y han quedado bastante claras las diferencias (en algunos puntos radicales) entre los programas y los principios de unos y otros. Pueden dialogar, y pueden alcanzar acuerdos y consensos, pero la oposición no puede rendirse ante el gobierno antes de empezar el partido. La abstención sería un error sólo justificado por cálculos a corto plazo y por intereses no necesariamente luminosos.
Yo no estoy muy seguro de que Navarra haya votado a UPN para que luego vaya a «discrepar con el PP en el voto siempre que no perjudique su proyecto nacional». Si uno cree eso se presenta separado, y no con la misma lista, el mismo programa y el mismo candidato nacional. Bastantes fueron ya para el PSOE seis meses de campaña electoral gratuita: no hacen falta más pagos. Es mi opinión, es discutible, pero me gustaría ver argumentos razonables y razonados, tanto alrededor de mi amigo Santiago Cervera como de mi presidente Miguel Sanz.
Yo no creo que abstenerse vaya a tener como «principal ventaja» la de «que los grupos nacionalistas perderían peso en la Cámara». El PSOE, si quiere acercarse al PP y a los senadores y diputados de UPN, ya sabe el camino: recuperar las políticas de Estado que Zapatero rompió y dar cabida al programa y los principios de UPN-PP en su acción de Gobierno. Hasta la investidura el candidato Zapatero debe ser juzgado por sus obras, y con éstas ante los ojos una mayoría de navarros decidió votar contra el PSOE. Quitar la razón a la gente es lo que, en cambio, debería explicarse si se hace.
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 28 de marzo de 2008, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/diez-millones-votos-contra-abstencion-contra-zapatero-81249.html