Aznar y Fraga, ¿parte del problema del PP o parte de la solución?

Por Pascual Tamburri, 18 de abril de 2008.

José María Aznar, aunque sea abuelo, no es ni mucho menos un jubilado. Su edad, y más en estos tiempos, es todo menos incapacitante, en una Europa donde Silvio Berlusconi acaba de triunfar en las urnas con setenta y un años y espera gobernar Italia durante cinco. Aznar abandonó la primera fila de la política porque quiso –y esto no se olvida aunque no se diga-, y sigue teniendo su propia agenda.

¿Incómodos «jarrones chinos»?

Ya no tiene en cambio su «cuaderno azul» ni quiere tenerlo, pero Aznar se ha convertido en estos tiempos de zozobra en inevitable objeto de atención de propios y ajenos. También lo es don Manuel Fraga, presidente fundador del PP, mucho mayor pero no por ello inactivo ni carente de opiniones. Hay inquietud en el centroderecha español, porque donde no hay harina todo es mohína, y cunden las dudas sobre las personas que en definitiva son también vacilaciones sobre las políticas y alternativas en lo organizativo.

Ustedes los han visto y oído, a muchos hombres y mujeres del centroderecha, que no saben bien a qué árbol arrimarse, que no se comprometen en nada serio por temor a elegir mal, que no quieren plantear batallas atrevidas porque temen quedarse descolgados. En especial los que viven de la política o de los favores de los políticos, los que dependen de las dádivas o los que esperan recibirlos, temen tropezar en estos meses de travesía del desierto. E inevitablemente la gente más idealista mira hacia quienes lo fueron todo y tienen una autoridad natural para restaurar la confianza perdida: Fraga y Aznar.

¿Es bueno o es malo que ambos estén presentes en este debate, aunque callen prudentemente sus opiniones? Nunca están de más la seguridad y la experiencia, sobre todo cuando ésta se ha digerido debidamente. Porque si algo tienen Fraga y Aznar en común es que han tenido tiempo para elaborar sus ideas y para analizar sus propios errores e incumplimientos, y evitar que otros los repitan.

Aznar se lo ha pensado mejor

Aznar, en especial, con sus Cartas a un joven español, ha centrado el debate ideológico y práctico del centroderecha europeo. Aznar afirma ahora que no sólo hay que defender proyectos liberales porque «la libertad sólo es posible gracias a la tradición», y que en consecuencia es preciso que la libertad se una a la identidad porque «una sociedad, como un ser humano, es verdaderamente libre cuando sabe quién es y de dónde viene». Tras unos años de reflexión, pues, vemos que el ex presidente del Gobierno asume la variedad de la derecha, liberal sí pero no timorata ni acomplejada, y también firme en sus principios, activista en lo social, cristiana en su raíz, orgullosa de su identidad, defensora de la nación.

Aznar dice, a quien le quiera escuchar y leer, algo que no siempre respetó en su etapa de Gobierno. Frente al relativismo y al igualitarismo, en sus distintas formas progres (de la izquierda) o acomplejadas (de la derecha sumisa), nos pide que desconfiemos de los que hablan «del ser humano en abstracto, de quienes dicen no tener patria, ni creer en ella».

Aznar, como Fraga, es un capital vivo del PP, especialmente si ellos mismos ayudan a quienes vienen detrás a evitar errores ya cometidos. El Aznar gobernante tuvo muchos aciertos y no pocos yerros, pero el Aznar doctrinal es quizás una buena opción en tiempos de duda. Cuántos errores, cobardías, miserias y complejos podrán evitarse aún si se les imita en lo bueno –como la firme unidad y disciplina de partido- y se les hace caso en lo antes equivocado y ahora reconocido.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 18 de abril de 2008, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/aznar-fraga-parte-problema-parte–82030.html