Memoria histórica: la izquierda es tuerta y la derecha coja (o tonta)

Por Pascual Tamburri, 9 de mayo de 2008.

Este fin de semana Navarra tiene grandes eventos históricos. Bueno, aquí llaman historia a cualquier cosa y hacen historiador a cualquier cura descurado que pase por la calle, pero lo cierto es que algunos navarros viven con creciente pasión sectaria su pasado. O mejor dicho, lo que les han contado otros del pasado de sus abuelos, que no es lo mismo. ¿Será para bien? Nunca ha surgido nada bueno de emponzoñar una vieja herida curada, limpia y cicatrizada.

Es lo que tienen las heridas: que tienen por lo menos dos bordes. En el conjunto de España, mandando ZP –y con una Calvo-Sotelo en el Ministerio de Educación, para mayor regodeo-, la Transición ha terminado. Ha terminado porque se han cargado una de sus bases, que era el rencuentro, el perdón y el olvido de todos con todos. Desde la agonía del anterior régimen, cada uno tenía sus muertos y sus recuerdos familiares, pero eso no eran categorías políticas salvo para los muy marginales. Se suponía que todos estábamos de acuerdo en creer que lo de 1936 fue una masacre colectiva, con razones por ambos bandos, con héroes y villanos en ambos lados, y en definitiva con un país nuevo y moderno que era ya de todos. Ahora ya no: ahora sólo es de unos.

Pero si uno abre una herida y dice que sólo existe uno de sus lados antes o después va a sentirse el dolor del otro borde. Lado que no era ni siquiera consciente de serlo, porque daba la cosa por más que acabada, pero en esto todo es empezar: este fin de semana conmemoraremos a los fusilados republicanos (¿demócratas? Que alguien me explique cómo lo fue el Frente Popular) de Sartaguda, y el centro navarro (o sea, la derecha) no se ha molestado en explicar por qué una «memoria» así entendida es mala para todos.

La izquierda es tuerta, mira sólo al que considera su pasado legitimante privativo. Y le va bien porque la derecha (perdón, el centro) calla, otorgando, y renuncia voluntariamente a contar la verdad de todos y por supuesto su propia parte de la verdad. Tuertos unos, cojos (y cobardicas) otros, en resumidas cuentas mal todos. ¿Dónde llevará esto? De momento a la oficialización de las sesudas investigaciones abertzales de José María Jimeno Jurío, con dinero público en plena administración centrista. Porque la derecha (perdón, el centro) lo último que quiere es responder. Esta batalla de ideas se ha perdido sin combatirse.

Mientras tanto, qué quieren que les diga: Giampaolo Pansa está triunfando en Italia con su serie de libros sobre los horribles crímenes de la izquierda a partir de 1943, el presidente de la República Giorgio Napolitano (postcomunista) ha reconocido la dignidad de los combatientes fascistas, el presidente del Congreso Gianfranco Fini (postfascista) ha proclamado el valor común de la libertad y Dell´Utri ha sugerido –y Berlusconi aceptado- que los libros de texto de historia se rehagan con un criterio veraz e integrador. Es decir, exactamente lo contrario que nuestros cojos, tuertos y tontos hacen por aquí. Ya se les pasará.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 9 de mayo de 2008, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/memoria-historica-izquierda-tuerta-derecha-coja-tonta-82820.html