Por Pascual Tamburri, 18 de junio de 2008.
Hay en Italia un cierto escándalo porque sólo trece de los cuarenta y cuatro miembros de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados tienen una licenciatura. Lo cual abre a la vez varias polémicas interesantes: la formación de los políticos, la relación entre cultura y títulos universitarios y, por qué no, el valor de tales títulos en sí mismos.
En España el problema no se plantea igual: si no estamos en la «licenciatura obligatoria», y por consiguiente universal y gratuita, poco nos falta. Un porcentaje enorme de las generaciones más recientes posee un título universitario, y naturalmente el prestigio social, la calidad de la formación profunda y la dignidad concedida los saberes han evolucionado al revés.
Licenciarse, ¿para qué?
En Italia, y en el resto de Europa, ser licenciado aún significa bastante, y sin serlo se pueden desempeñar funciones muy elevadas porque ¡no tienen un 60% de jóvenes como clientes de Marengo los jueves! Aquí, después de montar las dos Universidades de Pamplona (ambas con polémica, una en los 50 y otra en los 90, y no sin razón ninguna de las dos) estamos ya consolidado ese foco de la sabiduría moderna que se construye en Tudela. Y el siguiente paso ya lo anuncia mi amigo Esteban Garijo: un aula universitaria en Milagro.
En los 50 del siglo XX, cuando daba sus primeros pasos el simpático centro que hay al final de la cuesta de la Fuente del Hierro, mi bisabuela se reía diciendo que por qué no en el convento de los franciscanos de Olite. No sabía la mujer que su broma iba a ser superada por la realidad. De una España con 12 universidades hemos pasado a una con 80. De un país con una formación superior hemos llegado a otro en el que se valora la «utilidad profesional» de las así llamadas Universidades, en términos económicos incluso. De una nación en la que ser universitario implicaba una capacidad amplia, un prestigio indudable y una responsabilidad social hemos llegado a otro en el que ser licenciado es como no ser nada.
La «inutilidad» de los saberes superiores
Es una maraña de confusiones, pero una básica: la Universidad no «sirve» para nada. Si «sirve» es un centro de FP o una academia, porque precisamente durante sus ocho primeros siglos de vida la Universidad se ha distiguido por formar personas, no por preparar esclavos cualificados para las empresas. Si quieres que «sirva», manda a tu hijo a un buen centro de FP. Si quieres que se forme a largo plazo, y no precisamente buscando riqueza, mándalo a una Universidad que intente seguir pareciéndolo. Quizás hasta fuera de España; y tú, Asier, harás muy bien yendo a Madrid a estudiar. Pero que nadie se engañe, en Milagro no va a haber nunca Universidad aunque son capaces de fundar algo que se llame así y «sea útil».
(Una cosa sigue igual que hace cincuenta años: ser titulado superior con cierta brillantez es obstáculo o impedimento para la vida pública foral. Dato curioso, pero real, que debo a Javier Nagore).
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 18 de junio de 2008, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/titulo-universitario-sirve-para-nada-enganes-hijo-84443.html