Por Pascual Tamburri Bariain , 21 de junio de 2008.
La última obra del pensador francés Pascal Bruckner da un toque de alarma ante La tiranía de la penitencia como forma de renegar de la historia y la civilización de Europa y América.
Pascal Bruckner. La tiranía de la penitencia. Ensayo sobre el masoquismo occidental. Traducción de Emilio G. Muñiz. Ariel. Barcelona, 2008. 213 pp. 17,90 €
Occidente y su civilización son algo más y algo menos que Europa –continente, legado, proyecto-. En esa asimetría y en las llamativas contradicciones que se derivan de ella han arraigado muchos de los problemas de identidad que sufre en nuestro siglo Europa. Pascal Bruckner, escritor francés de formación clásica, pone en este libro un cierto orden –comprensible, ya que no cartesiano- en lo que no duda en llamar complejo masoquista occidental.
La autocrítica como excepción
La evaluación de nosotros mismos, el espíritu de examen «que ella ha concebido y que la ha salvado de tantos peligros», es un legado de Europa para la Humanidad. Occidente ha heredado de sus raíces más profundas, y después de la razón griega y del Derecho romano, una capacidad de autocrítica que no existe en otras civilizaciones. Bruckner describe esa virtud de lo europeo, transmitida después a lo occidental, y ahí radica el primer mérito del libro. Sugerente lo es, y sin matices recomendable en ese sentido.
Pero para Bruckner «nada hay más occidental que el odio a Occidente, la pasión por herirse, por lastimarse», y certifica esa evidencia con ejemplos que cada día vemos en el mundo del siglo XXI. Toda la potencia intelectual y cultural de un francés con un Bachillerato y unos estudios superiores aún dignos de su nombre se emplea en la tarea de demostrar algo hoy políticamente incorrecto: Europa primero y Occidente después se avergüenzan y se castigan a sí mismos por el simple hecho de existir, y piden perdón por su obra en el mundo a lo largo de los últimos milenios. Quienes aún creemos que Europa (la madre) y Occidente (el hijo) merecen vivir no podemos sino alegrarnos de que un intelectual sin complejos denuncie la sinrazón de nuestra actual penitencia colectiva. Si Occidente es culpable de algo no lo es ni más ni peor que las otras grandes civilizaciones de la Historia. Siendo los europeos, además, los únicos que han concebido una visión y una moral para todo el mundo.
Occidente no es un error sino una civilización en la encrucijada. Puede seguir culpándose a sí misma de todos los males de ayer y de hoy, y puede aceptar la inferioridad moral frente a otros mundos. ¿Frente a quién? ¿Frente al Islam o frente a China? Puede, alternativamente, abandonar el camino que Bruckner cree que ha emprendido en la segunda mitad del siglo XX, y sin olvidar sus debilidades mostrar su orgullo por su obra.
¿La Ilustración es la respuesta?
El único problema real de este libro –grato de leer y estimulante en la relectura- es el origen que Bruckner cree encontrar para la victimización (o «hitlerización») de la historia occidental. Occidente, y Europa como parte de él, está en crisis, no tiene definido un rol en el mundo. Para Bruckner el complejo de culpabilidad propio de este tiempo de crisis nace de las raíces cristianas de Europa –o de una parte de ellas– y propone como solución un sano optimismo ilustrado muy acorde con su propia formación francesa. Pero ¿acaso la Ilustración y sus secuelas no han presidido durante tres siglos primero la expansión mundial de Occidente, de la que hoy Occidente se avergüenza, y después el nacimiento del mismo complejo de culpabilidad? Ahí radica una debilidad argumental –salvo que se asuma el dogma iluminista anticristiano- de la tesis de Bruckner.
Mención aparte especial merece la traducción. No abundan en estos días los buenos traductores de francés, y mucho menos de un francés tan denso, intrincado y culto como el de Bruckner. Las referencias cruzadas a múltiples autores, pensadores, épocas y fenómenos culturales convierten este texto en un reto para cualquiera que quiera convertirlo en útil y legible en otra lengua moderna. No habría sido el primer desastre que nos toca ver, y leer, en libros de pensamiento. Emilio G. Muñiz ha logrado en este caso un resultado más que satisfactorio y, cosa no desdeñable, de lectura agradable.
Además, el asunto de la traducción no es menor en un libro dedicado al concepto de Occidente, ya que una de las cuestiones pendientes es cuál o «cuáles van a ser las lenguas de transmisión del conocimiento en el siglo que viene y cuáles las de uso coloquial o literario, independientemente de su difusión territorial». No es un tema menor el de las formas, y Ariel lo ha resuelto de modo más que conveniente. También en la forma el libro de Bruckner merece ampliamente la pena de ser comprado, leído, meditado y sobre todo (es cuestión de gustos) releído.
Una inquietud por el futuro de Europa
Sin embargo, el libro de Bruckner es una invitación al optimismo sólo condicionada. Si las dos mitades de Occidente deben reencontrarse, ¿en torno a qué proyecto deberán hacerlo? Queda demostrada la vitalidad del universalismo europeo y hasta de la arrogancia de Europa, y quedan más que demostradas las razones para que los europeos dejen de fustigarse hasta el exhibicionismo, pero la gran pregunta sin respuesta es qué queda vivo de Europa.
Si la respuesta son sólo las Luces, si la última y mayor razón de Occidente para existir es el sistema de valores que encuentra expresión política eterna (subráyense los adjetivos) en la democracia parlamentaria, entonces Bruckner responde plenamente: el camino de futuro es «reconciliar a Europa con la Historia» (acabando con el masoquismo), «a Estados Unidos con el mundo» y dialécticamente entre sí a las dos mitades de Occidente. Si Bruckner no tiene razón o si se consideran los puntos débiles de su argumentación, su libro quedaría como testimonio de una inquietud, una añoranza y una protesta que necesitarían aún respuesta completa. La respuesta de Europa.
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 21 de junio de 2008, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/masoquismo-occidental-como-ponerselo-facil-nuestros-enemigos-84546.htm