Por Pascual Tamburri, 23 de julio de 2008.
El líder histórico de los serbios de Bosnia, Radovan Karadzic, fue arrestado el pasado lunes por la Policía serbia en Belgrado. Karadzic es acusado de ser un criminal de guerra y será juzgado por el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia. Su caso, de todos modos, es mucho más complicado de lo que se admite universalmente, y tendrá consecuencias graves que aún no podemos prever.
Karadzic será juzgado por un Tribunal y conforme a un código que no estaba en vigor en el lugar de autos en el momento de cometerse los supuestos hechos. Y esto, además, en medio de una guerra. Los Estados de Europa Occidental –que en su momento favorecieron miopemente el descuartizamiento de los imperios de Europa Oriental- no son conscientes de que con juicios como el de Karadzic se rompen cuatro siglos de Derecho Público –distiguiendo del Derecho ordinario el ius ad bellum y el ius in bello-. Hoy es Karadzic pero si se priva al Estado del monopolio de la violencia legítima en su territorio y de la Justicia militar a los generales de los Ejércitos muchos otros pueden venir tras el líder serbio.
Además, una parte de la opinión pública tiende a pensar que sólo los serbios de Bosnia y de Croacia fueron autores de actos violentos –y por otra parte, sin distinguir jamás la violencia legítima en guerra de la ilegítima-, como si sus vecinos croatas, musulmanes de Bosnia y hasta albaneses de Kosovo fuesen benefactores de la humanidad.
No pueden aplicarse a lo excepcional (la guerra) normas ordinarias. No puede crearse un derecho retroactivo y supranacional, porque si negamos las viejas soberanías no sabemos qué las sustituirá, y todos los experimentos anteriores han oscilado entre lo ridículo y lo nefasto.
Servia quiere acercarse a la UE a través de la detención de Karadzic. Pero conviene que todos, y especialmente los serbios, recordemos que un hombre nefasto para Europa, el presidente americano Wilson, sembró la semilla de este desorden hace casi un siglo. Frente a la experiencia europea –excepcionalidad de la guerra siendo ésta parte de la política, soberanía nacional, jerarquía de Estados- Wilson impuso en Versalles y Saint-Germain a fuerza de dólares el mismo utopismo que ha creado el Tribunal Penal Internacional.
Yo no digo que Karadzic no deba ser juzgado, pero discuto quién y por qué debe hacerlo, y desde luego afirmo que si él lo es muchos líderes comunistas, musulmanes, croatas y albaneses deben responder todavía de actos que los medios de comunicación no han tenido tan presentes como los serbios. Actos, por cierto, que han bañado de sangre las tierras entre el Adriático y el Danubio entre 1943 y hoy. Ni Karadzic es el único sospechoso ni los musulmanes las primeras víctimas del utopismo wilsoniano y de la cobardía occidental.
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 23 de julio de 2008, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/beatifican-musulmanes-discriminan-criminales-protegen-asesinos-85734.html