Por Pascual Tamburri Bariain, 25 de julio de 2008.
Francisco Robles diagnostica sin complejos y con mucho humor la realidad de las aulas en España, determinada por el buenismo suicida y el progresismo rampante de una minoría de radicales.
Francisco Robles. Hijos de la Logse. Claves para entender y superar el fracaso educativo. Toro Mítico. Córdoba, 2008. 223 pp. 15 €
Cuando oímos hablar de «fracaso educativo» tendemos instintivamente a pensar en malos alumnos y en suspensos. Pero esa visión pertenece al pasado y casa mal con la realidad que se vive en las aulas españolas desde hace más de una década: lo que ha fracasado es el sistema educativo en su conjunto. Desde época de Felipe González nuestra enseñanza no alcanza los objetivos mínimos de una sociedad civilizada, y ni siquiera los muy discutibles que la legislación atribuye en teoría a dicho sistema.
Francisco Robles es un escritor andaluz, pero sus Hijos de la Logse deben casi todo a su condición de profesor veterano. Robles ha visto en primera persona cómo ha cambiado la enseñanza desde la entrada en vigor de la Ley educativa socialista de 1990, la LOGSE que el uso ha convertido en sustantivo: «la Logse». En su libro viaja con agilidad desde el mundo prelogsiano hasta la España de 2008, pasando por los planes de los padres del sistema, siguiendo por sus mentiras y describiendo de paso los distintos tipos humanos que han ido surgiendo: los logsianos militantes, los disconformes con la Ley, los nuevos españoles hijos de la Logse, que dan vida al libro, y en definitiva toda la sociedad española.
Hijos de la Logse es un ameno paseo por el legado educativo del PSOE, que el PP no supo corregir y que Zapatero ha ahondado con la LOE. Robles ofrece un perfecto ejemplo del uso de la ironía como mecanismo de defensa del docente frente a la continua agresión de los logsianos. No se trata de un estudio académico, ni de un intento de análisis ideológico estrictamente hablando, sino, mucho más inteligentemente, de una recopilación ordenada de los desmanes educativos que España ha sufrido y de las consecuencias estructurales que ya empiezan a extenderse al conjunto del país.
Robles es un crítico sonriente de una realidad impresentable, descalificador con pruebas en la mano de un modelo educativo «demagógico y eufemístico» que se sustenta en los prejuicios ideológicos de una minoría radical –aunque suave en las formas- fanática en el igualitarismo, intolerante en el progresismo, extremista en el comprensivismo. El resultado es un libro fácil de leer tanto por los padres como por los hijos, y sin duda por todos los docentes, que hará reír a la mayoría y que debería sacar los colores a más de uno. No sólo en este Gobierno y y no sólo en el PSOE, por cierto.
El «buenismo suicida» de la Logse ha creado una enseñanza que de tal tiene cada vez más sólo el nombre. Los logsianos vendieron su propia meta radical de una igualdad absoluta de llegada con el principio constitucional de la igualdad legal e igualdad de oportunidades, que en realidad está en sus antípodas. El resultado es que Robles describe: aprobados estadísticos de alumnos no cualificados, hundimiento de los niveles de exigencia, desprecio por el contenido de la docencia a favor de un pedagogismo de pacotilla. El más profundo de los ridículos como antesala de la más negra de las injusticias, ya que ahora mismo sólo los muy privilegiados pueden huir de la mediocridad buscando caros colegios extranjeros para sus hijos. Curiosamente lo hacen a menudo los mismos responsables políticos del sistema.
Tras dos décadas de Logse y secuelas, la «piedad peligrosa» que crea expectativas falsas ha llegado al borde del abismo. Los hijos de la Logse ya están entrando en la madurez, optando a puestos de responsabilidad y por supuesto también a niveles docentes. A partir de ahora uno ya no sabe si su empleado recibió su título académico por su capacidad o simplemente porque en la Logse no se suspende; desde ahora uno ya no sabe si el profesor de sus hijos se licenció por su brillantez universitaria o por la extensión del sistema de cuotas, de minorías y de adaptaciones curriculares.
Es la España donde vemos la confrontación entre ideología y realidad. Ciertamente Robles parte de una concepción liberal conservadora de la enseñanza, con la que no necesariamente hay que estar de acuerdo. Pero su libro describe perfectamente el ambiente y apunta las causas, sin entrar en las raíces más remotas y discutibles de la cosa, tanto en la ideología como en la política. Esta decisión del autor hace del libro apto para todos los públicos y hará que las críticas negativas provengan sólo de la izquierda extrema, a pesar de que obviamente muchos de los presupuestos liberales de la enseñanza –como la llamada utilidad del estudio- están en mi opinión también en la raíz de los problemas de la Logse. En cualquier caso, el libro de Robles está llamado a un éxito al que los grandes marginados de sistema –los profesores que quieren enseñar y los alumnos que quieren aprender- sólo pueden aplaudir.
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 25 de julio de 2008, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/claves-fracasa-nuestro-ruinoso-sistema-educativo-85788.htm