Por Pascual Tamburri, 28 de julio de 2008.
Zapatero contó a Erkoreka lo que ocultó a Rajoy: no está descartada una nueva negociación con ETA. El líder del PP se conformó con poco.
El miércoles 23 todos respiramos aliviados, porque por primera vez en mucho tiempo Zapatero y Rajoy estaban de acuerdo en algo esencial. Más esencial que la defensa de la soberanía del Estado, la unidad de la nación y los derechos de sus ciudadanos no hay, digo yo. Todo eso que ETA intenta destruir desde hace más de 40 años, debe ser defendido por PP y PSOE si quieren ser fuerzas de Gobierno. En el sentido europeo y moderno de la expresión, claro.
Pues bien, Rajoy salió contento de la entrevista. Quejoso de la frialdad de Zapatero ante la crisis económica, pero satisfecho de la recuperada unidad antiterrorista. Caballero él, tuvo el detalle de no recordar que la unidad ya había existido, y que Zapatero la había roto cargándose el Pacto Antiterrorista vía Tinell y vía negociación con los asesinos con Navarra abierta en canal sobre la mesa, pero pelillos a la mar: se suponía que Zapatero había vuelto al redil de los justos, y ya se sabe que la derecha española tiene mucho de evangélica, a su pesar.
Lo malo de todo esto es que Rajoy basaba su alegría en el reconocimiento expreso por parte de Zapatero de que el terrorismo no tiene «vías políticas». Interpretado por el líder del PP esto quería decir que nunca más habría negociación, tregua pactada o hipótesis de cambios políticos para satisfacer a los abertzales radicales. Pero este lunes visitó La Moncloa el portavoz del PNV en el Congreso, Josu Erkoreka, y las cosas son algo distintas. Zapatero dijo al nacionalista que «no hay ningún pronunciamiento explícito que rechace un fin dialogado de la banda terrorista, siempre y cuando ésta abandone antes las armas». Así que sí puede haber diálogo, y sí puede haber cambios políticos, previo el trámite formal del desarme –para el cual sería condición el cambio político, claro.
¿Con qué nos quedamos? Elijan ustedes: o los buenos deseos de Rajoy construidos sobre las palabras ambiguas de Zapatero o la dura realidad de un presidente para quien esta nación –la única que hay por aquí, memeces y delirios aparte- es «discutida y discutible» .
¿Qué quiere Zapatero?
¿Dónde quiere ir el presidente? Pues donde siempre, hombre: a la consolidación de su poder y al cambio del modelo de Estado definido en la Transición sobre la estructura preexistente. Y para eso quiere el apoyo e los nacionalistas, y lo tendrá en la medida en que haga concesiones irreversibles salvo catástrofe del tipo de la federalización fiscal. El PP es sólo una segunda opción, cómoda porque en definitiva se conforma con unas cuantas buenas palabras y fácil porque siempre está disponible por mal que se les trate.
Zapatero quiere ser el hombre que presida España cuando ETA se acabe, pero está abierto a negociar y a transigir para conseguirlo. Todo eso, en cualquier caso, no es ni novedoso ni especialmente grave. Lo grave es que tantos años después siga siendo capaz de torear a una parte de la derecha, y encima de tenerlos contentos hablando del precio de los garbanzos y sintiéndose importantes mientras él hace un país a su medida. Aunque sólo si le dejamos, claro.
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 28 de julio de 2008, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/rajoy-esta-donde-quiere-zapatero–85891.html