Putin da a Zapatero cuatro lecciones para curar su buenismo

Por Pascual Tamburri, 26 de agosto de 2008.

España ha vuelto a patinar, esta vez frente a Rusia. Claro que también lo han hecho George Bush, Angela Merkel y todos los pacifistas de 2003. Por una vez Zapatero está bien acompañado.

El presidente estaba de vacaciones. Las interrumpió -como informó El Semanal Digital– para hablar de economía. Pero de política internacional seguimos donde estábamos: en el guindo de las utopías buenistas. Alguien deberá explicarle a este hombre qué ha pasado en agosto. Sería bueno leerle la prensa de Moscú (la de ahora, no la de sus tiempos jóvenes) para que se entere de cuatro cosas básicas.

Una. Quienes reconocieron (como hizo Alemania) la independencia de Croacia y Eslovenia sin ninguna garantía para las minorías ni para las víctimas de anteriores masacres y expulsiones, ¿pueden criticar la posición rusa sobre la autodeterminación de osetas del sur y abjasios? Angela Merkel no está en posición de dar lecciones de moralidad internacional a Vladimir Putin. Al fin y al cabo la guerra yugoslava que Alemania hizo posible en los 90 ha costado muchos más muertos que la campaña rusa de agosto. Que sí fue para defender «la paz internacional y la estabilidad regional», ¿no?

Dos. La guerra empezó, además, por la agresión georgiana contra sus propias minorías. Quienes reconocieron la independencia de Kosovo sin respetar la unidad nacional de Serbia (como hizo Estados Unidos), ¿pueden llamar la atención a Moscú si la Duma y el Consejo de la Federación Rusa piden al presidente Dmitri Medvedev reconocer y proteger a Abjasia y Osetia del Sur? Al fin y al cabo, Belgrado fue bombardeada día y noche por mucho menos, y los rusos ni siquiera han ocupado Tiflis, cosa que militarmente está a su alcance.

Tres. Quienes invocaron lastimeramente la legalidad internacional de la ONU para atacar Irak en 1991 o para que no fuese atacado en 2003, ¿pueden hoy quejarse de que Rusia bloquee en el Consejo de Seguridad las iniciativas que no le plazcan? Si se acepta la opinión de la ONU como criterio de bondad o maldad habrá de ser en todos los casos o en ninguno. Evidentemente George Bush cree otra cosa, exactamente igual que sus más furibundos críticos de hace cinco años: la ONU es utilizada sólo cuando conviene y por la parte a la que le conviene. Y esa moralina barata y cobarde tiene además una presunción increíble: la de considerar iguales en importancia, intereses y potencia a Rusia y a Georgia, a Estados Unidos y a Granada.

Cuatro. La noticia no es ya el final de los bloques de la Guerra Fría. El hecho es que hay una potencia mundial, Estados Unidos, y que surgen potencias imperiales con su propio ámbito de seguridad. No es cuestión de poner calificativos morales: son hechos. Volvemos al realismo entre quejas lastimeras de los residuos utopistas de paces perpetuas, guerras justas y justicias eternas. El Acta Final de Helsinki solo sirve ya de objeto decorativo (por no decir otra cosa). Seguramente Estados Unidos haya sido tan imprudente y prepotente con Rusia como lo fue Francia con Alemania en la década de 1920 del siglo XX.

En medio de esos hechos, y de la reconocida incapacidad europea para articular una respuesta solidaria y propia, deben tomar posiciones los países europeos occidentales. Ninguno de ellos tiene entidad ni voluntad imperial por sí mismo. España podrá optar por un vínculo atlántico privilegiado como lo tiene Gran Bretaña y como lo quiso José María Aznar. Podrá elegir una política de apariencias como la francesa, o de billetera como la alemana. Podrá quizás jugar el papel de puente entre Moscú y Washington que manifiestamente quiere Italia. Entre otras cosas para impedir una reforma de la ONU que puede interesar a Alemania pero que desde luego no conviene ni a Roma ni a Madrid, ya que nadie cree ni en una voz ni en una espada comunes para Europa.

Donde nunca podremos estar, si queremos defender nuestros intereses y a nuestra gente, es en el aislamiento de Cánovas o bajo la protección de Chávez. A Zapatero le pagamos para que se entere de estas cosas.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 26 de agosto de 2008, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/putin-zapatero-cuatro-lecciones-para-curar-buenismo-86676.html