Bomba de ETA en Pamplona: ni casualidades ni concesiones

Por Pascual Tamburri, 30 de octubre de 2008.

ETA toma parte en el nuevo ´proceso navarro´. Y es que se ha abierto un melon muy peligroso. Miopemente.

Al dia siguiente de ser detenido un comando etarra en Pamplona, ETA vuelve veinticinco años atrás en el tiempo y vuela parte del Edificio Central de la Universidad del Opus Dei. Todo lo que parecía asegurado durante una generación esta ahora en riesgo. Y ETA no hace más que tomar nota y esperar su libra de carne: lo que hace poco era imposible hoy ha pasado a ser probable. No hay casualidades. No es cuestión de culpas. Sean de quien sean, ahí están los hechos.

Ni ETA ni los que con ella comparten metas ni los que esperan aprovecharse de la situación creada por el divorcio UPN-PP para su propio beneficio merecen ninguna concesión.

Por una vez, y sin que sirva de precedente, suscribo en mucho el editorial de Diario de Noticias. Ciertamente es un periódico tendencialmente abertzale, pero da en la clave del drama que Navarra está a punto de vivir. No creo que haya merecido la pena, salvo para ETA y asociados:

«Es una realidad común en la política que a toda ruptura interna le sigue el vértigo de las consecuencias, sobre todo en los militantes de base y en las personas anónimas que hasta ese momento se creían partícipes de un proyecto común de hermandad ideológica con su trabajo desinteresado y su voto disciplinado. Y también el inevitable cruce de descalificaciones, incluso personales, entre quienes hasta poco antes compartían cargos, prebendas, fotos, mensaje, homenajes mutuos, etcétera. Pero cuando la política se entiende como el mantenimiento del poder a toda costa, se dan circunstancias en las que la ambición pasa por encima de lealtades y, por supuesto, de las ideologías con que se presentan ante la sociedad para captar el voto.

De hecho, apenas han pasado seis meses desde que Sanz y Rajoy -y con ellos buena parte de quienes ahora se debaten entre la continuidad en UPN o la apuesta por el PP- compartieron mítin electoral ante un público entregado y entusiasta con la posibilidad de echar a Zapatero de la Presidencia del Gobierno. Porque aunque los poderes fácticos conservadores de Navarra, y algunos sectores y personas vinculadas al ala derechista del socialismo navarro, llevaban años soñando con un régimen de acuerdo permanente entre UPN y PSN -un único partido con dos siglas- que les asegurara un reparto clientelar del dinero público y un control de los cargos y puestos pagados como vía para controlar la sociedad y el poder social, sindical, económico y político de una reducida y minorizada Navarra oficial, lo cierto es que el pago de quitarse de encima al PP se presenta como un coste social y democrático excesivo para muchos de los miles de navarros y navarras que votaron a la lista de UPN-PP como alternativa a NaBai o al PSN-PSOE.

Más aún si unos y otros admiten que no hay diferencias ideológicas de fondo, lo que hace más sospechosas aún las causas de una ruptura destinada a perpetuarse en el poder a costa de asegurarse la muletilla de apoyo de un teórico adversario electoral. Y ello, más allá de las disputas partidistas, los equilibrios internos o los intereses de poder, supone un evidente desprecio a la voluntad democrática de los electores, en este caso de la derecha navarra, como la traición democrática del pasado verano lo fue hacia la mayoría de ciudadanos que apostó por el cambio político impulsando un gobierno común entre NaBai, PSN e IU como alternativa al agotado modelo conservador.»

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 30 de octubre de 2008, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/bomba-pamplona-casualidades-concesiones-89083.html