¿Pudieron evitarse en el siglo XVI las dos guerras mundiales del XX?

Por Pascual Tamburri, 5 de diciembre de 2008.

Franco Cardini y Sergio Valzania encuentran en la Monarquía hispánica de agregación de pueblos del emperador Carlos V un modelo que habría evitado el choque de los Estados-nación.

Franco Cardini y Sergio Valzania. Las raíces perdidas de Europa. De Carlos V a los conflictos mundiales. Ariel. Barcelona, 2008. 183 p. 21,50 €

Que dos italianos dediquen un libro al beato Carlos I de Austria –el enemigo nacional derrotado en 1918- es un signo de los tiempos. Que uno de esos autores haya tenido una vida pública iniciada en 1953 manifestándose en las calles por el retorno de Trieste a Italia es algo más que una coincidencia. Pero en Franco Cardini, coautor de este libro y anticipador de muchas de sus principales ideas, no pueden sorprender ya el atrevimiento y la superación de prejuicios junto al rigor científico y a la defensa de unos principios permanentes.

La historia de Europa pudo ser distinta

Cardini, historiador antes que medievalista, plantea una cuestión difícil de contestar: ¿es la Europa que vemos hoy y cuya historia conocemos la única fórmula posible? Una Europa unida por la idea de progreso y que asocia la riqueza a las cualidades morales; una Europa egoísta en las relaciones entre las personas y también entre unas naciones cerradas en sí mismas y orgullosas de su identidad hasta el punto de convertir al Estado-Nación en la única fórmula posible para convivir. Así es o ha sido nuestra Europa, pero Cardini como historiador y Valzania como periodista explican que no ha sido fruto de la necesidad, sino resultado de determinadas decisiones que pudieron no tomarse y de ciertas casualidades que pudieron no darse. Europa podría haber sido diferente.

Desde la Reforma y especialmente desde la Ilustración se ha dado por sentado que la única salida posible para toda la Europa occidental, al menos, era la imposición sin excepciones del combinado ideológico materialista–progresista–individualista–inmanentista–liberal–nacionalista, con su tardía y parcial ampliación socialista y marxista. Nuestra Europa es así y ha recorrido ese camino, pero en el siglo XVI, al hacer crisis la Edad Media cristiana, no estaba escrito que fuese la única opción posible.

La pluralidad de la Monarquía hispánica

No deja de sorprendernos que haya más hispanófilos entre los extranjeros que entre los españoles, ni que la valoración positiva de los Habsburgo sea más vigorosa fuera de los viejos territorios gobernados por esta familia. Cardini relata en este vibrante ensayo cómo Carlos V extendió a la mayor parte de Europa el «modelo borgoñón de agregación», mejorado con la experiencia de su abuelo Fernando el Católico. Pero ¿en qué consistió ese modelo tardomedieval prolongado en los siglos? Esencialmente en la unificación política in capite respetando la diversidad de los miembros. No sólo la personalidad de cada uno de los componentes de la monarquía (diferentes en organización, estructura y régimen), sino también la diversidad interna de cada uno de ellos.

La Monarquía Hispánica hizo sentir a cada uno de sus integrantes protagonista de la misma empresa, y por esa razón, de diferentes maneras, castellanos y lombardos, aragoneses y brabanzones, navarros y sicilianos, genoveses y aztecas, pudieron ser una sola cosa sin dejar de ser lo que cada uno era. Un modelo ciertamente multiforme, diverso, basado en la desigualdad o mejor dicho en la diferencia, pero no por eso un modelo fracasado.

La monarquía habsbúrgica fue derrotada tras dos siglos de predominio en Europa, y no sin conservar la fidelidad de muchos de sus miembros no hispanos hasta más allá de casi toda esperanza racional. El Estado francés, más uniformista, triunfó militarmente en Rocroi, y el final de la Guerra de Sucesión y la misma Guerra de Independencia no fueron sino consecuencias de la victoria del modelo nacional-estatal. Una opción que para nosotros hoy ya no tiene alternativa, después precisamente de la derrota austríaca de 1918; una opción sin embargo traumática en muchos sentidos, que ha supuesto para los europeos guerras (dos de ellas mundiales), dolor, deportaciones y masacres impensables tanto en la Europa cristiana medieval como en la Europa hispánica protomoderna. ¿Y si los Habsburgo hubiesen vencido en Rocroi, en 1713, en 1782 ó en 1918?

Cardini explica que una monarquía pluralista pudo existir sólo por su concepción cristiana de las cosas, y por entender la sociedad como una gran familia de familias. La flexibilidad del régimen polisinodial así como la protección de los estatutos jurídicos particulares de las regiones, de las familias, de los gremios y de las ciudades es incompatible con toda pretensión de perfección. Pero a comienzos del siglo XXI es ya hora de hacer balance del dolor causado por la imposición rígida de la igualdad, la uniformidad y la racionalidad, ajenas todas ellas a la naturaleza íntima de los hombres, de las comunidades y de los países.

No es necesario hablar de «subsidiariedad» para entender que Cardini repropone un modelo foral para la futura Europa. Un modelo que ya probó sus modestas virtudes en la Europa adolescente de Carlos V. Un modelo sin duda inestable, ineficiente y sin centro político, pero a la vez un proyecto en el que todos los europeos caben y que excluye por definición los aspectos más macabros y lamentables de la modernidad ilustrada. Europa no siguió este camino, pero pudo haberlo hecho, y simplemente conviene ahora una reflexión sobre las virtudes comparadas de las dos opciones. No se trata de restaurar a los Habsburgo, porque muchos fueron sus errores en los siglos que siguieron; pero sí de aceptar que los restos de foralidad que aún preservamos, en la medida en que estén aún vivos, ofrecen soluciones a muchos de los problemas aparentemente insalvables de convivencia y de futuro que Europa padece.

Y ahora, un reto: lean y relean el libro, y a continuación hagan volver al profesor Cardini a Navarra, donde será mejor entendido y apreciado que en ninguna otra parte. Llámenlo fueros o llámenlo Commonwealth, de lo que se trata es de repensar un camino plural fundamentado en principios y alternativo a errores que no queremos volver a cometer.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 5 de diciembre de 2008, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/pudieron-evitarse-siglo-guerras-mundiales–90456.htm