Por Pascual Tamburri, 7 de febrero de 2009.
Europa se arriesga a un nuevo confesionalismo. La izquierda admite la objeción de conciencia sólo cuando favorece su punto de vista y, como en Italia, implica más muerte.
Giorgio Napolitano, presidente de la República Italiana, se ha negado a firmar el Decreto del Gobierno de Silvio Berlusconi que obliga a alimentar a los enfermos en coma. Aplaude a Napolitano la misma izquierda que se lanzó contra el rey de Bélgica en su momento y contra el Gran Duque de Luxemburgo y el presidente de Uruguay hace pocos meses por utilizar su capacidad legal de no firmar las leyes.
¿Cuál es la diferencia que convierte a Napolitano en progresista y deseable en vez de en antidemocrático y reaccionario? Dos cosas muy sencillas en las que se resume el drama de Occidente: Napolitano está bendecido por su pasado comunista (haber servido al totalitarismo más macabro de la historia concede inmunidades permanentes) y porque su objeción de conciencia condena a muerte a Eluana Englaro, instaurando de hecho la eutanasia activa en Italia. La objeción de conciencia de Balduino I y de sus más recientes seguidores salvaba vidas. Y ya se ve que para cierta izquierda cuanta más muerte más democracia, ¿o no?
Eluana Englaro es la excusa para una batalla a favor de la muerte
Eluana Englaro sufrió un accidente de tráfico en enero de 1992, y permanece en coma desde entonces. Su cerebro y su cuerpo siguen vivos, porque no ha sufrido ningún tipo de ensañamiento terapéutico: sencillamente ha sido alimentada y sondada durante estos 17 años. Cuando se habla hipócritamente de «desconexión» –pedida por una parte de la familia, autorizada por la segunda judicatura más radical de Europa y bendecida por el soviético Napolitano– se está ocultando un hecho elemental: se va a dejar morir de hambre y de sed a una persona que respira y cumple sus funciones vegetativas por sí misma. Es la instauración de la eutanasia no ya para quien ya ha muerto clínicamente sino para los vivos «molestos». Ahora bien, si la izquierda cree que Eluana es molesta, ¿quién dirá dónde está el límite de la molestia «desconectable»?
El Gobierno italiano, respaldado por la mayoría absoluta de los parlamentarios, de los votos y de las encuestas, sin distinción de católicos y de no católicos, se ha enfrentado a los poderes fácticos, a los dogmas progres y a la judicatura, y trata de salvar la vida de Eluana. Ahora, al no firmar Napolitano el Decreto, la misma norma tendrá que ser tramitada como Ley, y pese a la certeza de que ambas Cámara apoyarán a la derecha no es seguro de que lleguen a tiempo de salvar a la víctima. Salvarla de morir torturada de hambre, sacrificada en el altar de la progresía militante.
¿Pero no estaban contra la objeción de conciencia?
En todo el mundo occidental (salvo quizás en Italia) la izquierda sigue dominando la agenda política y el lenguaje. Zapatero y sus socios llaman «defensa de los derechos», por ejemplo, a la posibilidad legal de matar a Eluana. Los derechos de unos individuos, derecho a la comodidad, la opulencia y el placer según parece, pasan así por encima de los derechos de los más débiles: los humanos no nacidos, los enfermos, los deformes, los inútiles, los molestos a los que se puede matar; y los niños y jóvenes, cuyas conciencias pueden ser de-formadas.
Napolitano y compañía necesitan de todos modos una visita a su confesor laico. Hace unos años aburrieron a las ovejas con su defensa de la objeción de conciencia al servicio militar, e impusieron sus ideas llevando a una solución inevitable pero por razones distintas a su antipatriotismo al servicio del difunto Pacto de Varsovia. Después se indignan cuando surgen los objetores a sus leyes progres, es decir cuando los médicos se niegan a matar niños o ancianos y cuando las familias se niegan a dejar que sus hijos sean educados en ideas sectarias. Su indignación estalla cuando los objetores son los Jefes de Estado que se niegan a ratificar leyes o tratados que en conciencia no pueden aprobar, un problema que por cierto en España la muy católica rama reinante de la Casa de Borbón-Anjou nos ha ahorrado. ¿Y ahora aplauden al marchito líder ex comunista que «objeta» para matar en vez de para salvar vidas? Háganselo mirar, en serio: si no alguien podrá pedir su «desconexión».
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 7 de febrero de 2009, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/eluana-esta-condenada-morir-torturada-izquierda-zapatero-92771.html