Del fuego de una freidora a una sentencia que arroja definitiva luz

Por Pascual Tamburri, 22 de febrero de 2009.

El progre no se aclara con el terrorismo. Lo minimiza si le conviene, como hizo el Gobierno de Adolfo Suárez en 1979. Es peligroso beatificar sin matices una UCD cuyas miserias aún pagamos.

Uno de los proyectos estrella de Alberto Ruiz Gallardón como alcalde de Madrid es cambiar del nombre al aeropuerto de Barajas. Un «Aeropuerto Internacional Adolfo Suárez» vendría así a unirse a la incesante corriente de adulación al protagonista de la Transición. Quizás Gallardón tenga olfato político y acierte en esto, pero el proyecto ha merecido ya algunas críticas. Por un lado, el coste económico de la operación no será pequeño, y en medio de esta crisis habría que explicarlo. Por otro, siguen apareciendo noticias que nos recuerdan cómo la instauración de la actual democracia distó mucho de ser pacífica y cómo sus protagonistas, más de una vez, se equivocaron o quisieron equivocarse.

El terrorismo, impune por decisión política

Medios de comunicación y periodistas tan distintos como el Heraldo de Aragón, El Plural, ABC, Libertad Digital, Francisco Pérez Abellán y la cadena COPE, además de El Semanal Digital, han contado hace muy poco las últimas novedades sobre el incendio del hotel Corona de Aragón de Zaragoza. El 12 de julio de 1979 y en muy pocos minutos el hotel ardió, murieron 78 personas y 113 quedaron heridas. Desde el principio una parte de la prensa dudó de la versión oficial, pero el Gobierno sostuvo contra viento y marea que se trataba de un fuego provocado en una freidora.

Las fuerzas policiales jamás pudieron dar una explicación técnica de los hechos, que fueron calificados de fortuitos por decisión sólo política. Presidente del Gobierno era entonces Adolfo Suárez, y sus ministros del interior fueron Rodolfo Martín Villa, Antonio Ibáñez Freire y Juan José Rosón Pérez. Significativamente, el Gobierno de José María Aznar reconoció a las víctimas y a sus familiares la condición de víctimas del terrorismo, aplicando Ley 32/1999 de Solidaridad con las Víctimas del Terrorismo. ¡Veinte años de silencio y mentiras! El Heraldo de Aragón ha ido más allá, y ha recordado que el mismo día del incendio ETA y FRAP reivindicaron el incendio como atentado.

José Luis Rodríguez Zapatero ha intentado mantener la mentira de Suárez y su equipo, y en diciembre de 2007 negó a las víctimas la condecoración creada por Aznar para quienes han sufrido el terrorismo. Sin embargo, el Tribunal Supremo acaba de reconocer en vía administrativa el derecho a la Gran Cruz de la Real orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo de una persona fallecida en el incendio. Un incendio para el que se utilizaron materiales y técnicas que excluyen toda casualidad: un incendio empezado a la vez en tres focos diferentes y en el que se emplea napalm y magnesio puede ser o un acto de guerra o un acto de terrorismo, pero nunca un accidente. Y eso lo sabía el Gobierno de Adolfo Suárez desde el verano de 1979. Sin embargo, mintieron. La primera pregunta es por qué. La segunda, más espinosa, tendría que referirse a la calidad moral y la dignidad política de quienes actúan así.

¿España no se merece un Gobierno que mienta?

Yo conocí, de muy niño, el Corona de Aragón anterior al atentado, y recuerdo tanto la cafetería Formigal de su planta baja como la pequeña piscina de la azotea. Zaragoza era entonces y es ahora una ciudad acogedora y amable. Pero el 12 de julio de 1979 el hotel no estaba abierto a muchas familias normales: era un día especial, ya que se celebraba la entrega de despachos a los nuevos oficiales en la Academia General Militar, y en el hotel se alojaban numerosos militares de alta graduación y sus familiares, incluyendo a la viuda, la hija y el yerno de Francisco Franco, ya que uno de los jóvenes cadetes era precisamente uno de los nietos del dictador ya muerto. Lo que convertía al hotel en un objetivo terrorista perfecto, precisamente en un momento de crecimiento casi impune del crimen marxista y nacionalista.

Si las circunstancias hacían verosímil un acto terrorista, si había una reivindicación terrorista, si de hecho muchas víctimas estaban ligadas al Ejército y si las pruebas periciales revelaban el uso de aceleradores artificiales del fuego, ¿por qué mintió el Gobierno de Adolfo Suárez y de la difunta UCD? ¿Y por qué después sólo Aznar se ha atrevido a ser consecuente con la sentencia civil, que absolvió de cualquier responsabilidad al hotel y a las aseguradoras porque en presencia de pirogel y de napalm, con la actuación necesaria de tres pirómanos profesionales, no hay posible accidente sino seguro atentado?

La sentencia del Tribunal Supremo lo dice educadamente pero con claridad: «no cabe ignorar la realidad social» de nuestro 1979, y hay que recordar recuerda «la importancia que la violencia terrorista ha tenido en la más reciente historia de España», algo que «resultaba especialmente grave y notorio en la fecha en que se produjeron los hechos de referencia, a mediados de 1979». Traducido a términos que se puedan entender hoy: aquel Gobierno prefirió ocultar el atentado más grave que nunca se había producido contra el Ejército para llevar adelante sus propios planes e intereses políticos, y esos intereses han significado treinta años de olvido, de insultos y de mentiras a las víctimas y al conjunto de los españoles.

No seré yo quien diga que Adolfo Suárez no merece un lugar en la historia de España. Pero tampoco creo que convengan las beatificaciones prematuras, aeroportuarias o no, individuales del ex presidente o colectivas de su obra política. Más que nada porque poco a poco se irá conociendo la historia completa, incluso la que se ha querido ocultar en materia de terrorismo, de autonomías, de negocios o de relaciones internacionales, y la imagen final no va a ser la de una seráfica perfección políticamente correcta. Pese a quien pese.

Que lo llamen Barajas unos cuantos años más, mientras nos lo pensamos y los progres ahorran para pagarse los caprichos.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 22 de febrero de 2009, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/fuego-freidora-sentencia-arroja-definitiva–93289.html