Por Pascual Tamburri, 14 de marzo de 2009.
UPN reescribe su divorcio del PP, visto que ZP no paga traiciones. Mientras, Samuelson y ‘El País’ recuerdan las virtudes de la inversión y un senador se echa al monte.
Ustedes se acordarán de que hasta hace unos meses no había PP en Navarra. No hacía falta, era al menos la versión oficial por todos aceptada, porque había un acuerdo desde hacía 17 años con la UPN de Miguel Sanz. Ese acuerdo se rompió el pasado otoño y ahora cada uno va por su lado. Es bueno recordarlo, y a la vez no olvidar por qué se llegó al divorcio. Y por qué no.
La ruptura UPN-PP no fue por los acuerdos de legislatura con el PSOE. Entre otras cosas porque habían cumplido ya un año cuando el divorcio llegó. UPN gobierna Navarra tras haber ganado las elecciones de 2007 en plena vigencia de su pacto con el PP. Frente a esa mayoría no se construyó una mayoría parlamentaria alternativa aunque Nafarroa Bai habría querido (curiosamente no quieren ahora en el País Vasco, cuando son los afectados) y aunque el PSOE se lo planteó. Algún día sabremos más sobre las ofertas y contraofertas de 2007 entre Miguel Sanz, Pepiño Blanco, Antonio Catalán, Roberto Jiménez y otros ilustres próceres; pero lo seguro es que el pacto UPN-PP sobrevivió a aquel otro acuerdo, y de hecho uno de los muñidores confesos de la cosa fue mi amigo Jaime Ignacio del Burgo, ahora en el PP.
UPN podía pactar a un lado en Pamplona y al otro en Madrid, y de hecho lo estaba haciendo. En los últimos días se ha querido enturbiar las aguas explicando el divorcio de 2008 con la componenda de 2007, pero todos los que estábamos allí vimos que no fue así. Hay otras razones, aunque no todas sean públicas.
Un problema de inversión, no de doctrina
Parece que el Gobierno de UPN está últimamente muy enfadado con el Gobierno de ZP. Cuando no es el presidente Sanz el que se despacha con un «Solbes está agotado, es el tapón que se interpone entre Zapatero y Navarra» es el consejero áulico Miranda el que despotrica que «si en Navarra nos quedamos sin TAV, será por culpa de Zapatero y de los socialistas». Así que es una cuestión de trenes y, en general, de inversiones.
El desposeído Ibarretxe sí mereció un tren de alta velocidad de Zapatero. Navarra no. Y el enfado de los aliados navarros de Zapatero hace pensar que esperaban realmente el AVE, que se consideraban con derecho a él y que creían haber hecho ya méritos para merecerlo. ¿Qué méritos políticos ha hecho el actual Gobierno de Navarra respecto al actual Gobierno de España? El único cambio real en un año de legislatura ha sido el alejamiento entre UPN y PP, por decidida voluntad de algunos dirigentes de UPN. ¿Iba a ser el AVE el premio a tales merecimientos? «Los ciudadanos navarros deben conocer que si el tren de alta velocidad no es una realidad todavía y no se firma el convenio para ejecutarlo es porque sinceramente el Gobierno de España, del señor Zapatero, no cumple sus compromisos», ha dicho Miguel Sanz. Y algo así, en medio de una crisis deflacionista, es un problema en una Comunidad pequeña.
Samuelson rescata incluso a Hitler y un senador se echa al monte
Paul Samuelson ha recordado cómo, al menos para muchos economistas de su escuela, una crisis como ésta no puede sanarse con ahorro público o con monetarismo estricto. El gasto público, o mejor dicho la inversión productiva, no es un pecado innombrable. El problema es más bien (una vez superadas rigideces ideológicas, lo que no es ni poco ni fácil) cómo financiar esa inversión, habida cuenta de que los Estados europeos de la zona euro han perdido su capacidad emisora, que sí tenían Roosevelt, Mussolini, Hitler y Stalin en los años 30 del siglo XX, y los socialdemócratas y los democristianos después de ellos.
Es curiosos que «algunos macroeconomistas conservadores se hayan unido a quienes se oponen con pesimismo a que el Gobierno estimule de forma enérgica la economía real ahora». Así que hay una resistencia de izquierdas y de derechas a la inversión productiva que promueven otros gobernantes tanto de izquierdas como de derechas. Y así, llegados al caso de Navarra, tenemos el AVE teóricamente defendido por todos (aunque, como el Canal de Navarra y la Autovía del Pirineo, por unos más que por otros) pero en la práctica obstaculizado por el PSOE. ¡Un PSOE que así vendría a dar la razón a los más ortodoxos liberales, y sobre todo a demostrar que Zapatero no es de fiar!
Navarra es ahora mismo un pequeño cúmulo de paradojas. Un Gobierno que nació en pacto con el PP defiende una política básicamente keynesiana, mientras que el PSOE viene a coincidir de hecho con las políticas conservadoras que defienden hombres como, el senador republicano Ron Paul en Estados Unidos. Paul y una cierta derecha cree que «los tipos artificialmente bajos se consiguen inflando la oferta de dinero y los tipos bajos castigan el ahorro. Aquellos que deciden ahorrar son engañados por la Fed, que promueve el consumo, en lugar de primar el ahorro y la inversión». Lo que es más: creen que toda inversión pública no previamente financiada lleva necesariamente a la planificación central de la economía y al «fraude monetario de políticos, banqueros centrales y burócratas». ¿Son esas las críticas que se hacen desde el PSOE a UPN? ¿Nos están contando toda la verdad sobre sus disputas nuestros políticos?
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 14 de marzo de 2009, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/cuestion-consenso-sino-como-salir-crisis-94092.html