Por Pascual Tamburri, 21 de marzo de 2009.
Zapatero no tiene amigos. Al menos, no son amigos presentables o no son de fiar. Él se lo ha buscado, porque ha traicionado a todos, desde el PNV a Obama pasando por ETA. Lo pagaremos caro.
Parecía difícil, pero José Luis Rodríguez Zapatero lo ha conseguido: está solo, aislado, sin interlocutores para los que sea de fiar ni dentro ni fuera de nuestras fronteras. Lejos de ser una buena noticia, es un problema para todos. Y es que Zapatero, nos guste o no, es por ahora presidente del Gobierno de España, y si él tiene problemas todos los tenemos con él. Los cinco años de zapaterismo, y su demagógica preparación callejera, tienen su precio. España tendrá que elegir entre pagarlo sin descuentos y cambiar de rumbo.
Entre Bruselas, el G-20 y Estambul
Estamos en las semanas supuestamente más brillantes de la política exterior española. Se acaba de cerrar la cumbre de Bruselas, se aproxima el G20 y es inminente la reunión de la llamada «Alianza de Civilizaciones»; todo ello con el horizonte de una presidencia española de la Unión Europea, y con unas elecciones europeas en junio en las que el PSOE pensaba tirar más del carisma huero de su presidente que de las indudables capacidades de Juan Fernando López Aguilar.
Todo esto se ha quedado en poco más que unas cuantas fotos. En la Unión Europea, cortesía parte, el Gobierno de España no es escuchado sencillamente porque nuestro peso político, diplomático y económico es cada vez menor. No tenemos respuestas a una crisis que es para nosotros peor que para nadie, y en la que pocas lecciones podemos dar. Hace unos años podía discutirse si debíamos ser un país central del eje atlántico o si la apuesta exclusiva había de ser la UE. Hoy no somos creíbles ni para nuestros interlocutores tercermundistas de peor reputación. Y eso es mérito de la política exterior de José Luis Rodríguez Zapatero, de la que Miguel Ángel Moratinos no ha sido más que fiel ejecutor, no sin críticas desde los sectores más sensatos del mismo PSOE.
Una parada en Estrasburgo
Al PSOE, que se sepa, pertenecía Javier Solana, al menos antes de dirigir la OTAN. Y en la OTAN ha sentado francamente mal la huida de España de Kosovo, no porque retiremos nuestros soldados de esa provincia de Serbia, sino porque una vez más lo hagamos de las peores maneras posibles. Se va a celebrar el aniversario de la OTAN y en él la noticia chusca la vamos a poner, una vez más, los súbditos de Zapatero.
Tiene su encanto macabro que, precisamente en la semana en la que Francia ha vuelto a la estructura militar de la Alianza que abandono Charles De Gaulle en pos de su grandeur, España haya anunciado unilateralmente que nos vamos de la misión aliada en los Balcanes. Por supuesto que la misión era desde hace mucho muy discutible, como lo fue entrar en los asuntos internos de Serbia, como lo fue asistir a la persecución de los cristianos serbios y como lo fue permanecer mientras se creaba unilateralmente un Estado musulmán más en Europa. Pero todo eso ya era así hace un año, y ni Carmen Chacón ni Zapatero han explicado por qué retirarnos ahora y no hace un año, y sobre todo por qué hacerlo huyendo sin avisar en vez de tratarlo antes con nuestros aliados. Por mucho que lo intente Bernardino León, Obama está «profundamente decepcionado y sorprendido».
Según el portavoz del Departamento de Estado, Robert Wood -como destacó El Semanal Digital-, «en 1999 los aliados acordamos el principio de entramos juntos, salimos juntos, y por eso estamos sorprendidos». Pero Obama no sabe que Zapatero es un político de cabotaje, al que ya le salió bien una vez usar el camuflaje internacional demagógico para disimular sus propias carencias. Huimos de Irak de la peor manera posible y por interés de partido en 2004 (y esto independientemente de lo que opinemos sobre la presencia allí), y huimos de Kosovo en 2009 también con un Zapatero necesitado de portadas que no sean las de su propia soledad.
Bilbao, mon amour
Con Patxi López el PSOE puede gobernar el País Vasco, aunque sin haber ganado las elecciones. Es perfectamente legítimo con la legislación en vigor, y el PSOE ya lo ha hecho cuando ha podido contra el centroderecha, sea en general el PP sea en Cataluña CiU. Ninguna novedad y ningún escándalo, y menos para el PNV, salvo porque ahora ellos son la víctima, y no como antes. El problema de López es que necesita apoyos parlamentarios para gobernar.
Las matemáticas son las que son. Si el PSOE sigue con la línea política de los últimos seis años (guerra al PP), tiene que aliarse con el PNV, que además ganó las elecciones. El problema es que, lógicamente, Juan José Ibarretxe quiere ser presidente y no quiere que nada esencial cambie en una Comunidad Autónoma gobernada desde tiempos de la UCD por los abertzales. ¿Alternativas? Que el PP de Antonio Basagoiti apoye a López. ¿Dificultades? Muchas.
El PP vasco es, con toda su variedad, un vivero de generosidades demostradas. Maltratado por el PSOE en esa región y en todas se le puede pedir, por patriotismo, que apoye al PSOE. Pero no se le puede pedir ni gratis ni sin consecuencias. PP y PSOE configuran una mayoría absoluta constitucionalista, españolista, en el País Vasco; es un hecho. Como ha dicho Iñigo Urkullu un acuerdo entre ellos debería responder a un pacto sobre el «modelo de Estado». El PP estaría dispuesto pero ¿se atrevería el PSOE a ser zarandeado por sus hasta ahora socios separatistas de acá y de acullá? Hacerlo es seguramente una exigencia democrática, pero Zapatero se ha preocupado hasta ahora más por otras cosas, tanto en Bilbao como en Barcelona. Su talante le puede dejar, sin más, solo. Es lo que Álvaro Delgado-Gal llamaba en ABC «un campo de minas» .
Madrid, Madrid
Pese a los intentos de la izquierda y de sus amantes, España se sigue gobernando de Madrid. Minoritario en el Senado, el PSOE no llega en el Congreso de los Diputados a los necesarios 176 votos. Necesita socios, aliados, amigos, interlocutores; Zapatero los ha ganado con promesas, los ha pagado con dinero y con concesiones, pero los ha perdido con el mismo cortoplacismo que le llevó al poder. Los grandes partidos nacionalistas, por ejemplo, saben que Zapatero está más cerca de su visión de España (con perdón) que el Partido Popular; pero también saben que este PSOE no es de fiar, porque lo que promete hoy mañana deja de valer, mientras que negociar con el PP es mucho más duro pero lo pactado se cumple. Cada uno sacará sus consecuencias, pero dentro y fuera de España Zapatero ha dado ya de sí todo lo que podía dar. Como los malos estudiantes, ha sido más lento que la realidad, y va a suspender. Para empezar, en junio.
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 21 de marzo de 2009, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/zapatero-solo-bruselas-kosovo-bilbao-madrid-94331.html