Nadie se atreve a publicar lo que dicen y viven los taxistas de Madrid

Por Pascual Tamburri Bariain, 26 de marzo de 2009.

Una ciudad no vive sin sus taxis; conocer sus taxis es conocer su vida, pero Khaled Al Khamissi aún espera que un escritor español haga con Madrid lo que él ha hecho con El Cairo.

Khaled Al Khamissi, Taxi. Traducción de Alberto Canto García y Khaled Musa Sánchez. Almuzara, Córdoba, 2009. 224 pp. 15 €

El egipcio Khaled Al Khamissi no es solo un escritor, y eso le ayuda a ser un buen escritor. Taxi, su obra literaria más reciente, ha cambiado las reglas del juego en la literatura árabe de ficción en nuestro tiempo, y ha abierto también para los occidentales una ventana a la realidad cotidiana de países que demasiado a menudo vemos sólo en las páginas de sucesos. Egipto no es sólo un actor decisivo en los conflictos de Oriente Próximo, sino que es también una sociedad en mutación frente a la modernidad. Al Khamissi ha permitido a sus compatriotas primero y ahora al público internacional esa perspectiva demasiado a menudo descuidada sobre nuestros vecinos del Mediterráneo.

Al Khamissi recurre en Taxi a una ficción literaria que proporciona a su obra frescura y cercanía a la realidad. Cada pequeño capítulo se presenta como una conversación entre el autor-compilador y el chófer de un taxi de El Cairo, permitiéndonos conocer de aparente primera mano un problema de la sociedad cairota o una cuestión debatida entre los egipcios. Hay que tener en cuenta que el régimen de Hosni Mubarak es prooccidental pero autoritario, y que los detractores de Mubarak son precisamente, en su mayoría, integristas musulmanes. Al Khamissi tiene que hacer auténticos equilibrios entre lo que se debe y lo que conviene decir, y seguramente como literato puede decir y sugerir cosas que como simple ciudadano sería embarazosos poner por escrito.

Se decepcionará quien busque en Taxi unas Cartas Persas, quizás a la inversa. Al Khamissi no es ni aburrido ni desleal a su país, que son las dos principales tentaciones de quien adopte este tipo de ficción literaria. No es aburrido porque no se avergüenza del costumbrismo, hace hablar a sus personajes como hombres y mujeres de la calle y no rehuye ni la broma, ni el chiste ni las situaciones chuscas: rozar temas serios no significa necesariamente ponerse solemnes. Y no es un mal egipcio, sino un patriota a su manera que quiere un Egipto más fuerte y más libre, pero que no deje de ser él mismo para caer en la imitación de sus modelos de desarrollo occidentales.

En cierto sentido –el más interesante para el lector español- el Egipto de Mubarak, de Al Khamissi y de sus taxistas es como la España inmediatamente anterior a la Transición política. Un país en desarrollo pero en algunos aspectos aún no desarrollado; un país aliado de Occidente pero con sus reservas al respecto; un Estado autoritario dulcificado pero con recuerdos muy inmediatos tanto en el espacio como en el tiempo de una dictadura mucho más contundente como de una experiencia bélica traumática. Y quizás el Teherán del último Imperio no fuese muy distinto de este Cairo bullicioso, alegre, protagonizado por una clase media con enormes dificultades y enormes aspiraciones. ¿Irá Egipto en la dirección de los persas o en la de los españoles?

Leyendo a Al Khamissi podremos reflexionar sobre nosotros mismos, vistos en el espejo ajeno. Al mismo tiempo podremos preguntarnos si nuestros propios literatos serían hoy suficientemente valientes como para preguntar a los taxistas de Madrid sobre la situación de España. No dudo que Arturo Pérez Reverte lo haría si quisiese, pero sospecho que muchos de nuestros más selectos cenáculos de creadores temblarían sólo con escuchar la sugerencia. Como temblarían muchos traductores ante el desafío de traducir a Al Khamissi, y sin embargo si de algo puede estar orgullosa Almuzara es de la calidad del trabajo de Alberto Canto García y Khaled Musa Sánchez.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 26 de marzo de 2009, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/nadie-atreve-publicar-dicen-viven-taxistas-94503.htm