Cayo Lara: el análisis implacable del que no tiene nada que perder

Por Pascual Tamburri, 29 de marzo de 2009.

El coordinador federal de Izquierda Unida, el comunista Cayo Lara, ha pasado por Pamplona como un ciclón. Al frente del tercer grupo político de España dice lo que otros callan.

Decir que IU es cosa del pasado es quizás prematuro. Decir que su influencia en la vida pública es limitada, y que aun así es excesiva, es ya algo más que una opinión. La coalición de izquierda extrema promovida desde hace veinte años por los comunistas no ha logrado un espacio político propio. España es un país con muchos problemas pero uno de ellos no es la lucha de clases, salvo que uno lea la realidad con las anteojeras religiosas de la ideología marxista.

Efectivamente, siempre habrá gente dispuesta a soñar con la dictadura del proletariado y con las bondades del Gulag; y no dudo que queden muchos dispuestos a jurar si hace falta que «el cromosoma es una invención burguesa destinada a legitimar el capital». Pero la realidad ha machacado el marxismo ortodoxo, y Zapatero ha fagocitado el campo progre, con lo cual IU ha quedado al borde de la aniquilación, al menos por ahora.

Les diría que lo siento, pero sería mentir. Lo interesante del asunto es que IU es aún una tribuna pública respetable (perdón: respetada a secas es más preciso), y que si cae en manos de una persona inteligente ciertas ideas, críticas y análisis podrán llegar a la opinión pública por provenir de ahí, mientras que puestos en otros labios no tendrían siquiera derecho a micrófono.

Julio Anguita construyó en su momento, en otras circunstancias es cierto, una IU basada en su propia coherencia personal. Quizás Cayo Lara pueda hacer algo parecido. De momento se está paseando por España diciendo las que él considera las verdades del barquero, y en medio de mucha palabrería propia de la sigla va creando titulares que normalmente los partidos en el poder no pueden o no quieren proporcionarnos.

Lara en Pamplona: entre vascos y navarros

IU acaba de perder, en el País Vasco, una de sus pocas cuotas residuales de poder político. Ahora mismo les queda la participación en el tripartito catalán (y no es realmente IU), el Ayuntamiento de Córdoba y el escaño europeo de Willi Meyer. Poquito más. Así que el varapalo vasco, unido a la impotencia navarra tras la esperanza de formar Gobierno en 2007 junto a PSOE y Nafarroa Bai, ha sido significativo.

Quizás por eso Lara haya dicho que «el Gobierno del PSE no se comerá el turrón», pero me permito dudarlo. Otra cosa es que vaya a durar la concordia PSOE-PP, pero si algo hay que tener claro es el amor de los socialistas por el poder. Patxi López no va a soltar el sillón fácilmente, compañero, y lo de Navarra se explica también por el poder que ahora, en el fondo, tienen más amarrado que si estuviesen coaligados con Patxi Zabaleta.

Nuestro ya no tan joven Lara-Lysenko no tiene de todos modos mala cabeza para los análisis políticos. Le puede, es cierto, su propia fe en lo que se refiere a su propia iglesia atea, pero ve con cierta sensatez lo que pasa más allá de sus puertas. Respecto al PSOE, si ha decidido aguantar es porque ve claramente una oportunidad en el caos que siga a un hipotético hundimiento de Zapatero. Y respecto a «UPN, que viene a ser el PP con unas siglas distintas en Navarra», cree que «tiene un corte nacionalista, un perfil distinto, aunque la política sea muy similar» .

¿UPN nacionalista? ¿Nos hemos vuelto locos? No del todo. Obviamente hay pocos discapacitados que llamen en serio nación a nuestra provincia, pero sí que es cierto que toda propuesta política que convierta la pequeña comunidad local en centro de los análisis políticos, y que privilegie el interés regional sobre visiones amplias y universales del mundo, es una forma de nacionalismo. Embrionario si se quiere, pero es exactamente el que fue punto de partida de los hermanos Arana, aunque aplicado a otra comunidad soñada. Soy de los que creen en la sintonía entre UPN y PP, de los que aún lamentan el divorcio y de los que desean para el futuro la concordia; pero reconozco que el líder comunista ha identificado claramente el único punto de divergencia ideológica entre unos y otros. Si hubiese que dar importancia a las diferencias –y espero que no- Lara tendría quizás razón, y la diferencia sería esencialmente el localismo de unos frente a la visión general de España de otros.

En cuanto a lo concreto, Lara no ha sido muy original, pero tampoco ha tenido piedad: «Aquí van a salir escándalos como el de Guenduláin. Y yo no sabía que el presidente de esta Comunidad es presidente de Caja Navarra. Me parece incomprensible». Si eso no es meter el dedo en la llaga será porque lo está metiendo en el ojo. Probablemente porque no le están dejando meter la cuchara en la olla, y eso le da libertad para hablar. Sin compartir para nada su ideología parece un hombre interesante de escuchar. Y reconozco mi debilidad por Anguita, compañero de oficio además, aunque no podré votarle nunca. Aunque digan parte de la verdad la solución de éstos es peor que cualquier problema que denuncien.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 29 de marzo de 2009, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/cayo-lara-analisis-implacable-tiene-nada-perder-94654.html