Por Pascual Tamburri, 10 de mayo de 2009.
Jürgen Habermas es uno de los santos fundadores de la corrección política. Acaba de ser premiado en Navarra, cuya Universidad Pública es noticia por otras razones. Muy progre todo.
El comunista Antonio Gramsci revolucionó el marxismo en el siglo XX. Consciente del fracaso teórico y práctico de la doctrina de Marx, planteó llevar la lucha de clases –y ya sin clases- al terreno de la palabra, del conocimiento, de las ideas y en suma de la cultura. Gramsci murió en prisión pero sus intuiciones han dado cimientos al heredero natural del comunismo derrotado: el progresismo de nuestros días. Sus niñeras han sido Theodor Adorno y Max Horkheimer entre otros, pero su ideólogo vivo más notable es el alemán Jürgen Habermas. Con toda justicia recibió un prestigioso y jugoso premio en metálico en la Universidad Pública de Navarra el pasado viernes 8 de mayo.
Habermas es un marxista «residual», es decir un seguidor con matices de las grandes líneas de la filosofía materialista pero no un violento. No esperemos de él un nuevo Octubre: lo suyo es la legitimación teórica del eterno Mayo (de 1968) en el que la corrección política vigente parece condenarnos a vivir. Para Habermas no existe la objetividad en el conocimiento. Pero como todos los relativistas de esta escuela sólo lo es en tanto en cuanto no se toquen sus propios dogmas: el universalismo, el progresismo, el inmanentismo, la ideología de género y la negación de la verdad en sí misma. Niega la validez de cualquier interpretación de los Derechos Humanos y de la democracia que no sea la suya propia, y por supuesto ve amenazas para ellos sólo desde la derecha, desde los Estados Unidos o desde las tradiciones europeas, jamás de otros ámbitos geográficos o ideológicos.
Así son ellos. La peor intolerancia es por supuesto la de quienes pretenden imponer la tolerancia como única verdad, y Habermas no se ha privado de criticar sin piedad la lejana adolescencia de Gunter Grass –él, por supuesto, nunca fue joven- y la de Joseph Ratzinger pese a los evidentes esfuerzos personales e intelectuales del Papa por mimar a este santón laico.
No deja de ser significativo, para quienes conocemos el mundo académico navarro, que el Premio Internacional Brunet 2008 pro Derechos Humanos haya sido otorgado a Habermas por la Fundación Jaime Brunet y la Universidad Pública de Navarra a propuesta del profesor Daniel Innenarity. Ya se ve que el proletariado ya no sufre, pero que tiene que aprender a creer en la nueva confesionalidad, pretendidamente racional tolerante y relativista; y mientras no aprenda ya habrá quien piense por ellos. No vaya a ser que voten a un presidente que «no era lo que debía ser»: ¿quién lo sabrá mejor, los ciudadanos votando a Bush o a Berlusconi o un «verdadero demócrata» como Habermas, con patente de corso para dar y quitar certificados de adhesión a los dogmas buenistas?
El precio del «optimismo democrático»
Conozco y aprecio en lo que vale la Universidad que ha premiado a Habermas, entre otras cosas porque he trabajado allí unos años muy buenos sin haber costado nada a la Administración autonómica. Sé también que la Fundación Brunet, a margen de lo que uno piense de Habermas, no cuesta nada a la UPNA, y que los 36.000 euros del premio no salen de nuestro bolsillo. Pero instituciones como ésta son las que han contribuido a la difusión social de las ideas progres de Habermas, empezando por la prevalencia de los derechos sobre los deberes, pasando por el igualitarismo y terminando por la cultura del bienestar material contra la del esfuerzo. Así como es lógico que Habermas sea premiado lo es preguntarse cuánto nos cuesta dar por buenas sus ideas y no las que podrían servirles de alternativa.
Lo de menos son los 36.000 euros y la escultura de Jorge Oteiza Homenaje a Sáenz de Oiza (con su pan se lo coman ambos). Lo más grave es que nadie, nadie, ha dicho nada en contra (¿pero no era todo taaan relativo 😉 ?), y que nadie, nadie, ha puesto en relación el evento con las demás noticias recientes de la UPNA. Por ejemplo el coste de su funcionamiento.
Las pequeñas contradicciones de una vida burguesa ¿no?
La UPNA es la universidad española con mayor gasto por estudiante. 8.205 euros por alumno y año, y hablamos sólo de gasto corriente, no de inversiones ni de nuevas infraestructuras. Un gasto que no se cobra directamente a los usuarios, sino que sale del bolsillo de todas las familias navarras, hagan o no uso de este servicio público (un 84%). Un gasto que remonta sus orígenes a la Ley creadora de la UPNA en 1987, que tan bien ha descrito en su tesis doctoral Román Felones. Un gasto que, si tuviese que hacerlo cualquier empresa privada, se analizaría con tres criterios: el de su efectividad directa e indirecta, el de su coste de oportunidad y el de sus posibles alternativas.
Efectividad: si la medimos en la calidad del Centro, y aunque hay explicaciones, es escasa. Si la medimos en la creación de una elite pasivamente sumisa a las ideas de Habermas quizás sea otra cosa. Pero sería en todo caso una elite local y localista, no dramaticemos. Coste de oportunidad: quién sabe qué se podría haber hecho y seguir haciendo con esa masa de dinero público empleada en otra tarea (bien, el PSOE en los 80 se planteó crear en cambio una televisión pública, pero no me refiero sólo a eso). Alternativas: ¿ha habido otra manera, mejor en calidad o más barata, de proporcionar educación superior e investigación a la sociedad navarra? Se podría pensar, pero decirlo sería pecado. Laico. Pensemos el criterio aplicado en Tudela, no olvidemos que detrás viene Milagro y Dios sabe qué más, pensemos en el plan de Medicina.
Quizás el compañero Habermas y su relativismo hemipléjicamente zurdo (o sea, progre) sí merezcan un homenaje. Porque no cabe duda de que sus ideas –para nada respetuosas con las ajenas si no les gustan y erigidas en pequeños ídolos onanistas de su propia, falsa y pavoneada tolerancia- han cuajado muy bien entre nosotros. El problema no es que sea caro: es obligan a todos a pagarles por sentar cátedra de una fe que es pecado laico poner en discusión. Eso sí, los dueños de la tolerancia son ellos. Pax y relativismo, compañero Innerarity.
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 10 de mayo de 2009, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/paradoja-homenaje-progre-habermas-universidad-cara-96254.html