Por Pascual Tamburri, 31 de mayo de 2009.
Un extremista de izquierdas español trató de agredir al ministro de Defensa italiano. Fue el pasado jueves y la prensa afín al PSOE lo ha ocultado. Una vez más.
El 28 de mayo el ministro de Defensa de Italia, Ignazio La Russa, visitaba el centro histórico de Génova. No es el lugar más seguro del mundo, ni el más limpio, ni ciertamente el más favorable a un planteamiento político de Derecha. No porque no haya allí hombres y mujeres valientes con esos principios. Siempre los ha habido; pero la historia atormentada de Génova ha hecho que a lo largo de las últimas décadas ser de derechas allí implique un riesgo personal. La derecha de Génova es heredera de mucha sangre, de mucho dolor y de muchas injusticias. Es sólo historia y la creíamos felizmente superada, pero parece que no es así.
Un anarquista español, S.J.A., residente en Italia y vinculado a grupos violentos de extrema izquierda, intentó atacar al ministro en las proximidades del puerto (via Gramsci, irónicamente). Conociendo a La Russa y tanto más estando acompañado por el senador Giorgio Bornacin era difícil que la agresión prosperase incluso sin escoltas. Pero la gravedad del asunto no está en los hechos sino en el tratamiento informativo que han merecido: ninguno.
Recapitulemos: un radical español ha atacado a un ministro de un país amigo, democrático y aliado. El mismo sujeto, junto a otros, ya había participado en hechos delictivos y violentos vinculados a su ideología. Las críticas sin límite contra el Gobierno de Italia por parte de la izquierda supuestamente moderada, española e italiana, han terminado por dar una suposición de legitimidad a la violencia política ¿Es esto bueno?
Probablemente coincidiremos en creer que es malo. Ahora bien, ¿se imaginan ustedes cómo estarían las portadas de los periódicos si el caso fuese el contrario, es decir si por ejemplo un ministro de Zapatero hubiese sido incluso mirado mal por un activista de derechas italiano? Y sin embargo busquen ustedes: nada de nada. Que un joven rebase los límites de la convivencia es malo. Que unos cuantos medios de comunicación y creadores de opinión puedan definir esos límites sin ningún control democrático es realmente grave. Hay días en los que toca avergonzarse del DNI. Y no especialmente por compartirlo con el anarquista.
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 31 de mayo de 2009, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/para-avergonzarse-espanol-otros–97128.html