Un libro está prohibido para los actuales asesores de Rajoy y Zapatero

Por Pascual Tamburri Bariain, 2 de junio de 2009.

La política moderna es, desde Maquiavelo y Hobbes, la ciencia del poder. Alfredo Cruz recupera en cambio una dimensión ética que ningún asesor aceptaría hoy sin correr muchos riesgos.

Alfredo Cruz Prados, Filosofía política. Iniciación filosófica – Eunsa, Barañain, 2009. 176 pp. 13,46 €

Parag Khanna, uno de los asesores de Barack Obama en política exterior, cree que nos acercamos a una «nueva Edad Media». Probablemente no es consciente de cuántas veces se ha recurrido a esa figura para hacer inteligible el final de un orden imperial y la perspectiva de una fase de transición, de cambio, de inseguridad y de oportunidades. Toda la vida intelectual europea está marcada, desde el Renacimiento y mucho más desde el iluminismo, por las reflexiones sobre el gran cambio que supuso el final del mundo antiguo y el nacimiento de Europa.

Pero la Antigüedad griega y romana siguió viva en la Edad Media, en más de un sentido y especialmente en los cimientos del pensamiento político. Alfredo Cruz, profesor de la Universidad de Navarra, acaba de publica una densa introducción a la filosofía política en la que ve la gran ruptura, precisamente, al terminar el orden tradicional en el siglo XVIII-XIX, y no en el IV-V.

La política es, desde Maquiavelo y Thomas Hobbes, una praxis y no una reflexión con vocación de permanencia o con contenidos éticos. Para los políticos modernos la única política posible, y en todo caso deseable, es la orientada a la conquista, conservación y gestión del poder, sea al servicio del poder mismo sea para la consecución de determinados objetivos predeterminados; una ideología. Pero esa visión desacralizada y deshumanizada de la política, en la que el hombre es sólo instrumento, no es la propia de la filosofía clásica ni de la Cristiandad medieval.

Cruz ha vuelto a plantear una batalla que muchos dieron por perdida tiempo atrás. La virtud, las virtudes, la ética en suma y con todo el realismo que se quiera, puede ser parte de una verdadera filosofía política. Más aún: sin un contenido ético la política será una actividad puramente contingente. Por supuesto, tenía razón Hobbes al ver en la afirmación de opuestos dogmas la raíz de la crueldad en la guerra y en la política; pero no se trataba de una consecuencia de la aspiración ética, sino de una acumulación patológica de deformaciones utópicas.

Santo Tomás, como después de él Maquiavelo y Hobbes y antes de todos Aristóteles, supo que la perfección no es de este mundo. Creer realizable la perfección inmanente lleva a grandes desastres: pero se trata de ideologías, no de una filosofía, en la que la ética puede marcar el rumbo aun sabiendo que lo perfecto nunca será alcanzado en esta Tierra por ninguna comunidad humana.

Yes, we can

En una época caracterizada más que otras por el desprestigio de la política y por su reducción a miserables actividades sórdidas de lamentables personajes sin genuina relevancia propia, Cruz viene a ofrecer algo distinto. Sí, la política puede y debe ser la más noble de las actividades humanas, porque puede y debe culminarlas y reunirlas todas en lo que a la vida terrena se refiere. Sí, es posible, y el poder no es esencialmente malo ni corruptor como predica aún la ya vetusta doctrina ilustrada ni como se han empeñado en demostrar las sangrientas ideologías posteriores.

Pero el precio para que la política sea algo más que la gestión de las heces de la sociedad y de las urnas es el retorno a algo que en la Edad Media estuvo tan presente como en la Antigüedad: el equilibrio entre los principios democrático, aristocrático y monárquico, la búsqueda sincera de la verdad y la hombría de bien para corregir los inevitables errores de lo humano. En suma, la aceptación de que sea cual sea el régimen o el proyecto político en el que nos hallemos empeñados es necesario subordinar nuestros quehaceres a principios que nos son superiores por su naturaleza. En los siglos XIX y XX y a nuestro alrededor hemos podido ver abundantemente las lamentables consecuencias de optar no ya por Hobbes, lo que sería más que razonable si se hiciese bien, sino por distintos tipos de asesores áulicos poco o nada alfabetizados. Mucha tarea para el profesor Cruz y su magnífico dardo en forma de libro.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 2 de junio de 2009, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/libro-esta-prohibido-para-actuales-asesores-rajoy-zapatero-97168.htm