Rajoy y la derecha continental contra la izquierda planetaria

Por Pascual Tamburri, 15 de junio de 2009.

No es sólo España. En todo el continente el centroderecha crece y la izquierda retrocede. Para no hundirse, como Zapatero, intentan… copiar a la derecha.

A estas alturas que el Partido Popular ha ganado las elecciones europeas no lo niegan ni las musarañas de la calle Ferraz. No hay análisis que pueda ocultar que el PP va por delante y crece, y que la izquierda en todas sus formas y maneras se hunde. Ahora bien, España no está sola, porque la parálisis de la izquierda es generalizada. Sencillamente, los hijos progres del 68 no tienen respuesta para los retos del siglo XXI, incluyendo la crisis económica.

Las derechas, en cambio, parecen surgidas de un letargo. Mucho más variopintas e indisciplinadas que la izquierda postmarxista, teñidas de liberalismo, bañadas en populismo, las derechas tienen hoy la confianza de la gente. Quizás porque la gente no quiere ya teorías ni manipulaciones, sino respuestas. Quizás también porque el Partido Popular Europeo ha sabido dejar lo que un tiempo fue, un club acomplejado por el predominio político y cultural de la izquierda. Ese predomino ya no existe.

Del Atlántico a los Urales, la izquierda machacada

Ha sido, como diría Leire Pajín, un acontecimiento planetario. En todos los grandes países de la Unión y en muchos de los pequeños la izquierda, aunque sea en su forma socialdemócrata, ha sido despreciada por los electores. Nicolas Sarkozy no tiene nada ni nadie frente a él y Gordon Brown ha sido barrido no sólo por los conservadores de David Cameron sino también por los populistas euroescépticos del Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP). Son tiempos de crisis, no sólo económica, y la gente quiere soluciones concretas: cómo vamos a salir de ésta, qué va a pasar con el Estado de Bienestar, qué harán los millones de inmigrantes que vinieron en los años de euforia. Los votantes esperan la respuesta de personas como Mariano Rajoy. La izquierda se ha limitado a repetir consignas ideológicas, y ha cosechado el mayor fracaso de todos los tiempos.

Incluso en la Alemania de la «fracasada» Angela Merkel sus aliados socialdemócratas en la gran coalición de gobierno se hunden, mientras que en Italia la izquierda ha sido absolutamente incapaz de capitalizar el descrédito personal de Silvio Berlusconi y los desajustes internos en el neonato del PDL. La derecha, con o sin centro, aumenta su mayoría absoluta mientras la izquierda se deshace en multitud de corrientes desesperadas.

Más singular es aún la situación en los países de Centroeuropa, donde, como en Polonia, el centroderecha más o menos ligado al PPE tiene como oposición no ya a los restos de la izquierda exsoviética sino a nuevos partidos nacionalpopulistas. Un esquema que se repite en Italia con los democristianos de Pierferdinando Casini, gracias a los cuales el PPE está en Roma tanto en el Gobierno como en la oposición. Decididamente, ser de izquierdas no está de moda.

El espejismo Zapatero y los riesgos que corremos

Para la izquierda de todo el continente hay ahora mismo dos únicos referentes: Barack Obama y José Luis Rodríguez Zapatero. El norteamericano es ajeno a la división ideológica de Europa, y la solución Zapatero tiene riesgos evidentes. El PSOE trata, como es sabido, de movilizar a su favor el voto radical apelando a viejos rencores (la «memoria histórica») y a los mal llamados nuevos derechos, que sin embargo movilizan más opositores que adhesiones. ¿La gente quiere más aborto o prefiere que las cuentas públicas cuadren?

La izquierda no sabe dónde ir, y la derecha al menos en parte sí: sencillamente ir hacia la gente y darle lo que pide. Seguridad, orden, libertad, trabajo, dignidad. Ingredientes sencillos que pueden ser entendidos por todas las familias de la derecha, desde los nacionalistas a los democristianos, siempre que ninguna de ellas se crea con el monopolio de la solución. A medida que esa solución se haga real y la derecha se haga plural todos los votos de todas las derechas confluirán establemente en una mayoría natural sólida, moderada y duradera.

¿A qué se arriesga la derecha? A olvidar que ha llegado a esto con la misión de sacar a los europeos de la crisis y de proteger a los más débiles mientras dure la tormenta. No hay que hacer experimentos: basta aplicar con decisión y con corazón las soluciones para las que han sido elegidos, sin prejuicios de parte.

¿A qué se arriesga la izquierda? A no aceptar la derrota, a seguirse considerando moralmente superior pese a su humillante derrota democrática y a dar alas al extremismo terrorista que se alimenta de esos ingredientes. Al fin y al cabo de izquierdas son todos los partidos totalitarios con representación parlamentaria y todos los grupos de asesinos en circulación desde ETA hasta las Brigadas Rojas. De eso ningún demócrata podrá ser jamás cómplice activo ni pasivo.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 15 de junio de 2009, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/rajoy-derecha-continental-contra-izquierda-planetaria-97684.html