Garzón llega tarde otra vez y ETA sigue condicionando a los demócratas

Por Pascual Tamburri, 1 de septiembre de 2009.

La Audiencia Nacional se equivocó liberando a la terrorista Maite Aranalde. Los aspavientos de Garzón y Rubalcaba no bastan para ocultar que ETA sigue viva, como se puede ver en Navarra.

El juez Eloy Velasco se equivocó soltando a la etarra Maite Aranalde. Será legal, o no, pero es una imprudencia más de una institución excepcional y excepcionalmente polémica como la Audiencia Nacional. Baltasar Garzón, antes candidato de José Bono y Felipe González, antes martillo de los GAL, antes titiritero pancartero contra José María Aznar, antes partidario del «proceso de paz» de Zapatero, vuelve a aparecer. Con un nuevo papel, el de enemigo de ETA. ¿Cuánto durará? Exactamente lo mismo que convenga a sus propios cálculos políticos y a los del PSOE. En el fondo el juez Velasco es más respetable pese a su error. Un tanto timorato y acomplejado en su garantismo, eso sí.

Una vez más Garzón ha llegado tarde para los hechos y a tiempo para las fotos. Los que salen perdiendo son los españoles, la gente normal, la nación entera amenazada por una banda de delincuentes comunes. Porque no son unos criminales cualesquiera: son los mismos asesinos con los que Zapatero y el hoy ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, con su «error burocrático» entre manos, negociaron. Garzón aplaudió entonces y aplaudiría hoy, aunque llegase igualmente tarde.

Lo singular de todo esto es que un grupo mínimo de criminales con un apoyo popular absolutamente marginal en el conjunto de España y muy minoritario en el País Vasco y Navarra consiga condicionar la agenda política. Al final consiguen que hablemos de ellos y, lo que es peor, que su vocabulario entre en lo «políticamente correcto». ¡Ya basta!

El presidente de Navarra Miguel Sanz acaba de lanzar un pacto para «achicar espacios públicos de impunidad para la apología del terrorismo y el menosprecio a las víctimas de ETA». Se habla de un «gran pacto político y social por la libertad, la convivencia y la democracia», lo que está bien y por eso es apoyado por el Partido Popular de Navarra de José Ignacio Palacios. Nunca es tarde si la dicha es buena, pero treinta años de retraso, de bares etarras abiertos, de locales terroristas subvencionados, de ostentación pública y tolerada del delito, merecen una reflexión. ¿Ha hecho falta que nazca el PP para que UPN se decida a hacer lo que estaba en su programa hacer desde que llegó por primera vez al Gobierno en 1991? ¿Ha hecho falta que los errores sean tan evidentes y el estancamiento electoral tan patético para que el PSN-PSOE ¿de Roberto Jiménez aún? se enfrente (pero poquito y blandito) a los que son sus socios en tantos Ayuntamientos, desde Olite a Villava?

Hay miedo a las palabras, a ser tachado de derechista. El resultado del miedo –llamémoslo lejana simpatía izquierdista- es una victoria del mal. Arturo Pérez Reverte acaba de poner un par de ejemplos sangrantes de esa tiranía de lo políticamente correcto que atenaza a los demócratas. Uno, «el niño de Galapagar al que, hace poco, otros niños molieron a golpes porque llevaba un polo y un pantalón largo en vez de, por ejemplo, calzón pirata y camiseta. Llamándolo, claro, facha«. Otro, el niño de la Manga del Mar Menor al que llamaron facha por llevar una camiseta con la bandera española. Si eso es así, imagínense cómo es la presión por aquí, con o sin pactito, con o sin la etarra entre rejas, con o sin Garzón. ¿La solución? Tolerancia cero, complejos cero, por supuesto.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 1 de septiembre de 2009, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/garzon-llega-tarde-otra-sigue-condicionando-democratas-99963.html