Por Pascual Tamburri, 18 de enero de 2010.
El PP está dispuesto a un gran consenso nacional para mejorar la enseñanza. Pero en educación el PSOE se niega a toda reforma no sometida a sus principios. A los que se debe este desastre.
El lunes 18 de enero, como ha informado El Semanal Digital, el PP presentó su alternativa Propuestas del PP para un pacto por la reforma y mejora de la educación en España. Una lista de ideas para la reforma, incluyendo entre otras cosas reducir un año de la ESO para ampliar el Bachillerato a tres años y que sólo se pueda pasar de curso con dos asignaturas suspensas y eso sólo con un informe favorable del centro educativo. Y más dinero y más inglés y más nuevas tecnologías, como no podía ser menos. Buenas y santas cosas, qué duda cabe, nadie políticamente correcto lo negará.
A palabras, PP y PSOE están de acuerdo en que los cambios deben ser resultado de un consenso, algo de lo que ya hablaron Ángel Gabilondo y María Dolores de Cospedal. Pero en cuanto el PP ha puesto por escrito algo de lo que quiere el PSOE ha respondido con dureza. «El PP ha dicho que está por un pacto por la educación pero está haciendo propuestas unilaterales que rompen y atacan la igualdad de oportunidades. Deben aclarar si están por el pacto o no», ha dicho, José Antonio Alonso. Y es que cuando se habla de consenso siempre pasa esto, deberíamos ir aprendiéndolo.
El origen del problema: treinta años de socialismo
Cuando el PSOE tiene el poder convierte sus principios, su ideología y su programa electoral en leyes: así ha sido siempre desde 1982, y en educación así ha sido sucesivamente con la LODE de 1985, la LOGSE de 1990 y la vigente LOE. Curiosamente el PP, incluso con mayoría absoluta, jamás ha hecho lo contrario, sino que ha aceptado las leyes recibidas, limitándose en todo caso a suaves modificaciones en su aplicación y a una muy aguada reforma –la Ley de Calidad de 2002- que fue anulada por Zapatero en cuanto entró en La Moncloa.
Quien más claro lo ha visto y lo ha dicho ha sido Esperanza Aguirre, no en vano exministra del ramo: «…llevamos 30 años bajo leyes de educación socialistas. Es absolutamente falsa la idea de que cada Gobierno haya aprobado su propia ley. Falso de toda falsedad. Nuestros niveles de fracaso responden al ideario socialista de igualar a base de bajar el listón de la calidad; de no defender la libertad e elección por parte de los padres de la educación de sus hijos; de no fomentar la autoridad de los profesores…». Y así es. El fracaso actual es resultado de las decisiones socialistas al legislar y al aplicar las normas, y en todo caso de la inacción popular en su momento, o de una acción tardía, pacata y frustrante para los que creímos en ella.
El PSOE entiende el «consenso» en Educación como la simple aceptación por todos de sus metas, de sus métodos y de sus dogmas. Incluso cuando una mayoría de españoles ha votado otra cosa los socialistas se indignan si se plantea una reforma democrática de algo manifiestamente fracasado. Y por desgracia más de una vez, tanto desde el Ministerio como desde las Comunidades, el centroderecha se ha sometido a la tiranía moral socialista, ha dejado estar las cosas, ha buscado la foto del falso consenso, se ha echado atrás ante manifestaciones chabacanas y, en suma, ha dejado en vigor las leyes socialistas que nos han llevado donde estamos con sólo algunos retoques. Puro maquillaje.
Los principios, clave de la solución
Creo que ya hemos aprendido la lección. Consensuar renunciando a lo que sabemos que funciona y aceptando lo que sabemos que no funciona es de locos, salvo que nuestro interés sea sólo electoral y a corto plazo. Efectivamente, hace falta una reforma que dure, pero para eso ha de ser buena, profunda y sin complejos, ha de ganarse a la gente, y no puede ser una nueva genuflexión ante los principios igualitarios, castrantes y liberticidas del PSOE y de la izquierda educativa. Si para que dure hacemos la reforma que los otros aceptarían –un poco más de inglés impartido por docentes que no saben inglés, dos epígrafes menos en Educación para la Ciudadanía, una Historia general de España en Bachillerato que las autonomías se están pasando de hecho por donde yo les diga- terminaremos por repetir errores ya cometidos.
Nuestro director, Antonio Martín Beaumont, ha planteado este domingo en Época el problema de fondo en sus términos exactos: «Rajoy tiene que recordar sólo una cosa más: el millón o dos millones de votos que ahora se le acercan son importantes; pero no lo son menos sus diez millones de votantes fieles y sólidos. Hay que dar esperanza ahora y respuestas mañana a quienes quieren del PP una solución a la economía, pero también hay que dar una respuesta de principios a quienes por ellos se han acercado a la gaviota y permanecido bajo sus alas» .
Lo mejor del caso es que siendo firmes y yendo al fondo de las cosas, replanteando todo el sistema porque todo él hiede, no sólo quedarán satisfechos los fieles votantes del PP, sino esa inmensa mayoría de españoles que no aguantan más el espectáculo horrendo de ignorancia y arrogancia al que la rendición al socialismo más dogmático ha condenado a una generación de españoles. Este mismo domingo Gregorio Peces-Barba explicaba en La Gaceta que «transferir la Educación a las autonomías había sido un error». Hace unos meses un hombre notable decía que «estamos avanzando hacia el analfabetismo social», que «en el principio están los padres», que «la disciplina ha hecho mutis por el foro» y que hay que restaurar «los principios educativos más elementales». Pero no era un hombre de derechas, como verán en el vídeo, sino Iñaki Gabilondo, para más mofa hermano del ministro de Educación actual. La firmeza permite conservar los votos propios, ganar otros y merecer el respeto del adversario. Algo que ahora, más que nunca, es necesario. Tanto como extirpar de nuestras bocas y de la ley la idea misma de establecer una conexión esencial entre aula y «mercado» de trabajo, otra concesión ruinosa a las modas del tiempo.
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 18 de enero de 2010, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/consenso-educativo-trampa-rajoy-debe-caer-ahora-104370.html