Por Pascual Tamburri Bariain, 5 de febrero de 2010.
Carlos V heredó de sus abuelos un imperio que quiso universal y del que surge nuestra España. Pero sin el amor de su mujer, la emperatriz Isabel de Portugal, nada habría sido posible.
El Rey de España y Emperador de Alemania, en la inmortal obra de Tiziano.
Antonio Villacorta Baños-García, La emperatriz Isabel. Actas, Madrid, 2009. 606 pp. 36 €
Psicólogo, historiador aficionado, divulgador prolífico: Antonio Villacorta tiene un perfil humano que no es habitual y ciertamente no está de moda ni entre los historiadores profesionales ni en los medios de comunicación de 2010. De hecho, la gran carencia de la historiografía española actual no es su potencia investigadora ni su organización académica, aunque se pueda hablar mucho de ambas. Nuestro drama es que los conocimientos elaborados por los investigadores no llegan a la sociedad, e incluso las personas cultas sin una formación histórica superior (a veces también con ella) siguen nutriéndose sólo de viejos lugares comunes.
Hace un tiempo una conocida, y no precisamente carente de nombre ni de estudios, me sorprendió con una sarta notable de ideas comúnmente aceptadas sobre la historia de Navarra, desde el nombre del reino medieval hasta su relación con Shakespeare pasando por una serie de autocomplacencias mal informadas más. Me sorprendió, insisto, porque no siempre somos conscientes de hasta qué punto lo que el historiador encuentra en los archivos y publica en sus artículos y monografías no llega a la gente. Los grandes transmisores de conocimientos históricos básicos –por este orden, padres, maestros, periodistas y divulgadores- no tienen la formación actualizada que deberían. Pero no es culpa suya y no es problema nuevo.
Villacorta demuestra, en esta biografía de la muy amada mujer de Carlos V, que esos problemas no le afectan. Pocas veces se ve hoy una obra de alta divulgación tan cuidada, detallista no sólo en lo pequeño y raramente en lo anecdótico sino especialmente en lo esencial. Quien lea esta biografía conocerá mejor la vida y la importancia de una mujer que en su siglo lo fue todo y que pocas veces aparece en los manuales de historia. Villacorta se ha empapado del estado de la cuestión y nos ofrece una narración amena y divulgativa que sin embargo recoge lo más actual del debate historiográfico.
Isabel de Portugal fue para Carlos V mucho más que una mujer. Prima suya, fue un eslabón más en la continuación de la política familiar e hispánica de los Reyes Católicos que llevó en la generación siguiente a la unidad de todos los reinos de la Península. Mujer de gran cultura y sensibilidad fue consejera de su marido, gobernante en sus largas ausencias, madre de Felipe II y, ante todo, transmisora del gran proyecto español heredado de sus mayores. En efecto, ella misma pertenecía a la Casa de Avis, pero era continuadora de los Trastámara y reiteradamente se ocupó de que su marido y el conjunto del imperio no olvidasen los criterios y las metas que habían sido de Isabel la Católica, abuela de ambos. Un detalle más de un gran libro que merece leerse y regalarse, no sólo a los aficionados a la época. También como signo de que no todo está perdido en cuanto al conocimiento histórico.
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 5 de febrero de 2010, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/cherchez-femme-companera-emperador-carlos-104792.htm