Los políticos: violencia, corrupción, derroche y vidas pecaminosas

Por Pascual Tamburri Bariain, 16 de febrero de 2010.

¿Es novedad que los políticos no respeten los principios? Ser ‘maquiavélico’ no es para todos, y menos en un siglo XXI donde Arriola y Almodóvar importan más que Maquiavelo y Leonardo

Paul Strathern, El artista, el filósofo y el guerrero. La historia de un encuentro que marcó a Europa. Traducción de Joan Soler. Ariel, Barcelona, 2010. 456 pp. 24,90 €


Javier Vergara, La educación política en la Edad Media. El tractatus de morali principis institutione de Vicente de Beauvais (1262/63). Una apuesta prehumanista de la política. Eunsa, Pamplona – Barañain, 2010. 148 pp. 15,50 €

César Borgia llevó durante una parte decisiva de su recorrido político a Leonardo da Vinci a su izquierda y a Nicolás Maquiavelo a su derecha. El político por excelencia con el necesario auxilio del artista, máximo creador de imágenes y de medios, y del pensador sublime, creador y gestor de ideas. Nuestro problema –el de España en 2010- no es sólo que nuestros políticos no sean dignos de César Borgia. Es que si pudiesen se acompañarían de Pedro Almodóvar como artista y de Pedro Arriola como pensador. De hecho, es lo que hacen. Además de no saber nada del Valentino y sólo cuatro vaguedades insulsas sobre los otros dos grandes. Y así nos va.

Paul Strathern narra en su libro, de manera precisa pero amena y hasta jocosa, cómo a finales de la campaña militar de 1502, Leonardo da Vinci, Nicolás Maquiavelo y César Borgia se encontraron, entre Toscana, las Marcas y Romaña. Tres hombres excepcionales convivieron y se conocieron a fondo en una Italia cruel, despiadada, rica y deslumbrante que estaba pariendo a la vez y sin saberlo el Renacimiento, la modernidad, el Estado y el humanismo. Los tres, como el libro describe, intercambiaron ideas, experiencias y sugerencias; los tres, aunque sin saberlo, estaban en las puertas de un cambio vital. Nunca volverían a encontrarse, y de hecho César moriría en el patético exilio navarro después de perder todo su sueño itálico con la muerte de Alejandro VI; Maquiavelo sería torturado y postergado por los Medici, y Leonardo pasaría a Francia casi como botín de guerra.

Pero lo relevante de aquel encuentro entre personajes irrepetibles no fue eso. Borgia rompió incluso en las formas con el ideal medieval de gobernante, y se anticipó de hecho, con un trasfondo clásico, a Hobbes y al Estado como ejercicio de la voluntad sin referencia moral. Leonardo cultivó todas las artes, y en todas dio pasos que nadie había dado y de los que seguimos viviendo cinco siglos después. Y Maquiavelo habló de Estado en un Príncipe que debe mucho al ejemplo de Borgia.

El artista, el filósofo y el guerrero es un retrato un movimiento de una época y un contexto que ya no se estudian en los Institutos españoles, pero que siguen explicando muchas cosas de nuestro tiempo. Desde el siglo XVI la política y la moral en Europa pueden recorre caminos distintos, con todas las consecuencias correspondientes. Strathern no pone un calificativo a ese hecho, sino que se limita acertadamente a describirnos un momento en el que se alumbró esa idea, junto a otras. La centralidad del individuo sobre la comunidad, la fuerza como potencia en sí misma y no subordinada a un fin, la estética como instrumento del gobierno, la técnica en las entrañas de todo ello… modernidad al fin y al cabo, lo que explica el éxito de este libro y el permanente recuerdo de sus protagonistas.

Sólo cabría una pregunta más, después de una lectura que interesará a cualquiera que pretenda comprender la política de los últimos cinco siglos y la de loas próximas décadas, al menos. ¿Estamos realmente seguros de que todo empezó en aquel momento, y de que todo era realmente distinto en lo que llamamos Edad Media? La versión oficial es que sí pero tengo, al menos, ciertas dudas personales al respecto, y ciertos matices que sugerir sobre ciertos personajes, lugares y momentos del milenio europeo anterior.

La política puede ser muy distinta… si se quiere y se puede

Javier Vergara, profesor de historia de la Educación en la UNED, ha publicado un brillante estudio sobre la teoría politica medieval. Se centra en lo que llamamos baja Edad Media y en la pedagogía política del fraile dominico Vicente de Beauvais (1190-1264), autor de un Tractatus de morali principis institutione (1262/1263). Para este consejero áulico, como para una larga tradición clerical medieval, el gobierno era un ministerio cuasisacerdotal, marcado por deberes de fondo y forma respecto a la Ley de Dios. El monarca medieval no es, para Vicente de Beauvais, libre de elegir sus medios y sus fines, ya que éstos vienen marcados por lo dispuesto por Dios, interpretado además por la Iglesia.

Vergara realiza un estudio adecuado de un texto denso propio del siglo XIII. En él, las nuevas órdenes mendicantes –franciscanos y dominicos- vinieron a reforzar sin moderación alguna una determinada visión de la política, que fue la triunfante –más o menos, y en apariencia, pero triunfante al fin- con la victoria güelfa. Dios gobierna el mundo, los reyes rigen sus reinos pero con un poder limitado por la moral, orientado al bien común e interpretado por la Iglesia… y sus representantes. Eso es, precisamente, lo que vemos morir en el libro de Strathern.

Hay, sin embargo, algo más que decir. Vicente de Beauvais fue contemporáneo del emperador Federico II, y la visión gibelina de los hechos, con sus raíces siglos y siglos atrás, no era exactamente igual. Dios era para ellos ciertamente Creador y supremo legislador, sí, pero el César interpreta directamente la voluntad de Dios en lo político sin que pueda el sacerdote hacer política amparado en sus hábitos. La reacción contra el clericalismo güelfo, y contra su hipocresía –cada vez que voy a Nápoles visito la plaza del mercado donde fue decapitado inicuamente y sin legitimación moral alguna Corradino-, explica lo que ha sucedido desde el siglo XVI, para bien y para mal. Pero no todo lo anterior fue igual, y es bueno que nuestros políticos lo sepan si quieren buscar otros modelos para el futuro.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 16 de febrero de 2010, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/politicos-violencia-corrupcion-derroche-vidas-pecaminosas-105026.htm