ETA mueve ficha cuando más conviene al PSOE y a Zapatero

Por Pascual Tamburri, 17 de mayo de 2010.

La carta de los asesinos etarras y los movimientos en el mundillo nacionalista son una buena noticia para ZP: empezó con un ‘proceso de paz’ y quiere otro.

Los hechos son tozudos. A veces, para no dejarse engañar por las ilusiones de unos y por la propaganda de otros, conviene limitarse a los hechos. El riesgo, por supuesto, es que a uno le llamen aguafiestas y todas esas cosas que suelen llamar a Jaime Mayor Oreja. Pero, por más que me moleste reconocerlo tratándose de un democristiano, Mayor suele tener razón y sus críticos suelen equivocarse (en el mejor de los casos) o mentir interesadamente (en el peor). Lo que pasa es que esas cosas no se ven cuando se piensa a corto plazo. Que es como siempre le ha convenido a ETA que pensemos los demás.

Uno. José Luis Rodríguez Zapatero y su equipo creyeron desde el principio posible y deseable un «proceso de paz» con ETA. Sabían que los terroristas quieren un precio político a cambio de su «paz», pero ellos creyeron poderlo dar. Se creyeron en definitiva más fuertes que Felipe González y que José María Aznar, o con más suerte que Adolfo Suárez y su amnistía. Tal vez no fuese sólo orgullo: creían poder hacer concesiones que otros no habían hecho, pues no tenían las ataduras o las convicciones nacionales o democráticas que de un modo u otro otros habían tenido.

Dos. El análisis zapaterista original era sencillo y no carecía de base. La situación de bonanza económica no se entendía del todo pero se asumía como eterna y gratuita; la derrota del PP, fruto combinado del 11-M, de su acorralamiento en los medios, de su división y de la crisis de Irak, los dejaba casi sin enemigo; acabar con ETA podía convertir en régimen la victoria electoral de 2004. Si no fue así se debió a dos razones: la prisa de la banda, explicable por razones internas pero incompatible con el control de Zapatero sobre España, y la resistencia inesperada de la derecha social española, que se reinventó a sí misma. La T4 suspendió el proyecto, pero desde el punto de vista de ZP se trató de un mero aplazamiento.

Tres. Una carta firmada por Joseba Urrusolo Sistiaga, Carmen Gisasola, Kepa Pikabea, Andoni Alza, Rafa Caride, Koldo Carrasco, Fernando de Luis Astarloa y Josu García no sale de la nada. Cierto, son asesinos que no pertenecen a la disciplina formal de la banda. Pero por alguna parte hay que empezar. La izquierda abertzale, que no es modesta, adopta expresamente modelos como el irlandés o el sudafricano, o mejor dicho lo que de ellos le gusta porque yo aún no he visto a un Ian Paisley presidiendo las Vascongadas, lo que por cierto no sería mal comienzo. La mención a las víctimas implica, eso sí, que desde el mundo abertzale se asume por fin que ir de malos y de duros es poco rentable en un siglo XXI hecho de blanduras. El núcleo de la cosa es sin embargo el mismo de siempre: un grupo de criminales pide una recompensa del único Estado legítimo y soberano a cambio de haber matado o de dejar de hacerlo.

Cuatro. Los presos de ETA y de Batasuna se están moviendo de manera, digamos, sospechosa. Arnaldo Otegi, sin razón creíble, fue llevado a Martutene. Baltasar Garzón –ese héroe de la paz y de la libertad, ahora- decidió la puesta en libertad provisional de Díez Usabiaga el pasado 26 de abril. Hay, desde el poder socialista, un interés en que ETA termine en esta legislatura, lo que se convertiría en una baza electoral no desdeñable ya que, por lo demás, «brotes verdes» ni hay ni se esperan. A ese mismo contexto se vincula la aparición (otra vez) de los llamados «mediadores internacionales», como si una nación libre tuviese necesidad de horteras importados para acabar con un grupo de criminales y sus poyos políticos.

Cinco. La clave para saber qué velocidad esperan llevar unos y otros está en las elecciones de 2011. ETA querrá seguir estando presente en las instituciones, y lo va a pedir al PSOE como concesión no negociable. La división de las siglas nacionalistas y la conversión de Eusko Alkartasuna darán a los batasunos muchas oportunidades de ponerle fácil a Zapatero la concesión. Con ésta, además, el PSOE demostrará su voluntad de «acabar con ETA», en efecto, «en esta legislatura», pero de hacerlo «dialogando» con los criminales. Es decir, que en el camino a las elecciones las dos partes van a demostrarse su voluntad y su capacidad de llegar, esta vez sí, hasta el final.

Seis. Los abertzales no forman una única opción política. Incluso en Navarra, donde en 2007 triunfaron con Nafarroa Bai, los intereses de partido prevalecen. Pero no se trata de una verdadera división de fondo. Las metas siguen siendo comunes, y lo que falta es una coincidencia política inmediata. No obstante, la unidad de todos existe los asuntos que consideran esenciales (véase la manifestación del sábado 15 convocada por Kontseilua en Pamplona sobre el euskera para pedir nada menos que «la obligación de su conocimiento para alcanzar su universalización«). Si Zapatero abre la puerta a un cambio político y demuestra su capacidad de mantenerla efectivamente abierta, no lo dudemos: ayudarán a Zapatero.

¿Qué hacer? En 2004 y 2005 podía haber dudas. Hoy no las hay: los abertzales pueden ser detenidos y la negociación de Zapatero impedida o truncada desde la calle. La movilización anterior, recordemos, no fue de los partidos, que acudieron a remolque de su propia gente. Fueron medios de comunicación independientes, organizaciones ciudadanas libres y gente normal quienes dieron el paso. Ahora irán a por ellos antes de avanzar, porque no quieren otra interrupción; pero también es seguro que lo que debe hacerse es dar la batalla en el mismo punto.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 17 de mayo de 2010, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/mueve-ficha-cuando-conviene-psoe-zapatero-107097.html