El PSOE de Gordon Gekko vuelve para ganar

Por Pascual Tamburri, 11 de octubre de 2010.

El PSOE ya sabe qué hacer para no hundirse con ZP. La receta: felipismo sin complejos y recuperar a los menos zapateristas. Volvemos a los 80, malos para España pero buenos para algunos.

Hay un hecho cierto en política: todos quieren ganar, es decir conquistar el poder. Otra cosa es qué pretendan hacer después con ese poder público. Por eso, cuando se dan movimientos políticos inesperados, hay que pensar qué proyecto de poder tiene el protagonista. Porque al menos en su mente lo que hace le puede llevar a la victoria.

El PSOE navarro ha dedicado las dos últimas semanas a presentar sus candidatos para la elecciones de 2011. Juan Moscoso apuntará a la alcaldía de Pamplona, y Roberto Jiménez a la presidencia del Gobierno de Navarra. El acto de presentación de esta última candidatura fue un canto a tiempos que creímos pasados para siempre: allí se congregaron Manuel Chaves, Francisco San Martín, Román Felones, Federico Tajadura, Javier Iturbe, Aladino Colín y unos cuantos más. La flor y nata del socialismo felipista en su esplendor, con el añadido del candidato frustrado en 2007, Fernando Puras. Faltaban sólo el expresidente Gabriel Urralburu y su consejero Antonio Aragón, pero teniendo en cuenta cómo terminaron su gestión habría sido excesivo.

Se habló mucho de Felipe González y de construir una mayoría progresista en Navarra tras décadas de gobierno de la derecha. Y se habló muy, muy, muy poco de José Luis Rodríguez Zapatero. Una gran parte del PSOE, la que tiene alguna opción de gobernar en 2011 (y el PSOE navarro de Jiménez las tiene), no quiere que se le relacione con Zapatero. Y si la opción es ser identificado con la generación de los años 80 del siglo XX, con los inicios del pelotazo, la corrupción, los yuppies, la especulación inmobiliaria (juego de niños, entonces) lo hace sin pudor. El premio es salvarse del hundimiento.

El modelo de una generación

Oliver Stone creó en Wall Street (1987) la imagen de aquella generación. Lo hizo sin querer, porque el Gordon Gekko encarnado en Michael Douglas nació para representar el mal –las consecuencias de la codicia- y terminó convirtiéndose en el modelo o la encarnación de los tipos admirados en aquellos años. Eran los años, no lo olvidemos, de los Albertos, de Roldán, de los trapicheos con ETA y del latrocinio de los GAL, de Mario Conde… y de todo el felipismo. Cuando la España a la que no la iba a reconocer «ni la madre que la parió» se transformó en el país donde más fácil era hacerse rico, Gekko había triunfado en España.

Gekko fue a la cárcel, así como algunos de los protagonistas de lo que entonces pasó en nuestro país. Muy pocos y para nada los principales por cierto: pagaron los peces pequeños. Pero los niños y jóvenes occidentales de los 80 y los 90 crecieron y llegaron a la madurez convencidos, al menos en parte, de que la codicia es buena. Por supuesto que nadie recuerda ya cuántos y cuáles son los pecados capitales. Pero es que además la izquierda y cierta derecha, en la medida en que el materialismo no las divide sino que las une, comparten en buena parte esa visión del mundo.

Gekko, no sólo en el cine, ha tenido millones de imitadores, cada uno a su escala. Muchos aspirantes a la vida pública creen sinceramente que el dinero, como el poder, es un valor en sí, y han tenido o quieren tener puestos que permiten manejar miles de millones, o su equivalente en poder. La generación de Shia LaBeouf, mayoritariamente, ha llegado a las puertas del poder, del saber y del dinero educada en la codicia. Entiendo perfectamente el escepticismo de Universo Cinemaníaco sobre el contenido moral de El dinero nunca duerme.

Gordon Gekko, como todos los de su generación, vuelve a mandar en el PSOE (y en las pantallas del mundo entero, quizá no por casualidad). Sus hijos se han hecho ricos o lo han intentado en un mercado especulativo mucho más sórdido que el de los 80, pero ya sin ningún vestigio de principios; es más, aceptando la codicia como un valor positivo, y dando en todo lo demás por buenos los principios de la izquierda radical. Lo peor de Gekko y sus hijos no es que puedan ganar y gobernar, porque eso ya lo hicieron. Lo grave será que otra generación de españoles y de navarros crezca en medio de una versión agravada del mismo código ético; y no quiero ni imaginar que pasaría si una vez más la derecha dejase definir por la izquierda los principios aceptables y los inaceptables.

Porque no lo dudemos: si el PSOE vuelve con Roberto Jiménez a Felipe González y a Gordon Gekko es porque él, cree que hay posibilidades de poder. Y la situación de la derecha y la de los abertzales lo confirman. El dinero nunca duerme; la codicia de poder tampoco. Al fin y al cabo, como dice Michael Douglas: ´Son momentos feos. Y es en estos momentos cuando las personas más feas sacan provecho´. Y ahí están, a punto de hacerlo, un poco por todas partes.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 11 de octubre de 2010, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/psoe-gordon-gekko-vuelve-para-ganar-110098.html