Gabilondo se desnuda en público: por fin sabemos la verdad

Por Pascual Tamburri, 13 de octubre de 2010.

A Gabilondo se le ha visto todo. Lo que nos ha enseñado no es muy bello, pero por lo menos tiene la valentía de exhibir las vergüenzas que Zapatero oculta.

El aún ministro de Educación, Ángel Gabilondo, anunció hace dos semanas, y no se ha retractado, nuevos cambios para los estudiantes españoles. Las «ocurrencias» llegan en plena crisis económica y social del país, cuando el hundimiento del PSOE y de la izquierda se hace evidente y, sobre todo, cuando aún no se ha terminado de implantar el modelo educativo que Zapatero impuso en la LOE y en la reforma universitaria sucesiva. Estos cambios son por tanto, antes incluso de analizarlos, un reconocimiento del fracaso de Zapatero y de su Gobierno en materia educativa: no puede decirse otra cosa de algo que se reforma antes incluso de aplicarse.

Gabilondo no miente al decir que sus planes para corregir aspectos esenciales de la enseñanza secundaria y de la superior no son «una ocurrencia ministerial«. Al menos, no se le han ocurrido a él solo, porque es verdad que hay una «absoluta demanda» desde determinados sectores políticos, sociales y educativos para que se haga lo que se va a hacer. Otra cosa es a qué intereses económicos e ideológicos corresponda esa demanda; debería decirse. Pero a Gabilondo no se le puede reprochar que nos oculte por pudor su desnudez.

¿Debería producir pudor esta enésima reforma? Si se comparten los dos principios fundamentales que Gabilondo aplica, no cabe pudor sino orgullo. Incluso si sólo se condivide uno de ellos cabe el aplauso, y por eso Gabilondo no se esconde.

La re-reforma, en palabras del ministro, trata de introducir más flexibilidad en la vida académica. Flexibilidad es, por ejemplo, que se modifique (¡otra vez!) la Prueba de Acceso a la Universidad (ex Selectividad, ex Examen de Estado), dando entrada en ella a todos los alumnos de Formación Profesional. ¿Objetivos declarados? Puramente ideológicos: «no existen estudiantes con más derechos de acceso y que tiene que haber igualdad«, y en segundo lugar «la FP no puede ser el camino hacia la profesionalidad y la Universidad el de la erudición; ambos son caminos que deben llevar a la empleabilidad«. Así que, sin pudor, la educación es un mecanismo para imponer la igualdad y para obtener una rentabilidad económica.

Es, por supuesto, socialismo. Pero no sólo: que la enseñanza deba orientarse esencialmente a la obtención de más y mejores puestos de trabajo no es algo que se le ocurra sólo a Gabilondo. Uno se pregunta dónde queda la formación integral de la persona, el conocimiento de lo español y lo universal y muchas otras cosas. La respuesta, pero no sólo para los materialistas socialistas sino también para muchos otros, es cero. En un mundo donde el único valor sea el económico toda formación no directamente útil para el enriquecimiento de alguien estaría condenada. ¿Vamos hacia eso? Gabilondo quiere, ahora interesa saber quién va a resistirse.

Porque los estudiantes, como humanos que son, son afortunadamente muy desiguales, en muchos sentidos. Terminar de hacer gris el modelo educativo creando una sola salida (la Universidad, o el organismo que así llamen aunque no cumpla ninguna de las funciones que lo definen desde el siglo XI) y llevando a todos a ella tiene muchas consecuencias. Una de ellas es que, si todos son «iguales» todos tendrán «derecho» a llegar hasta el final del camino, y por tanto habrá que terminar de suprimir toda exigencia de rigor en el saber y el hacer, ya que todo portador de DNI tendrá «derecho» a los máximos grados sin consideración a sus méritos (donde hay mérito no hay igualdad). Magnífico; gracias sean dadas a Gabilondo por no mentir. Ahora habrá que responderle.

Si no se le corrige, las familias y los estudiantes que quieran algo más y mejor que la uniforme y monótona mediocridad terminarán haciendo lo que ya muchos hacen: huir. Huir a centros privados o extranjeros donde se hagan (o a veces se aparente hacer, que esa es otra) cosas diferentes. Y se pague por ello. Lo que es la cuadratura del círculo: imponiendo la igualdad materialista se logra que la única desigualdad subsistente sea la del dinero. Ya no habrá mejores salidas para estudiantes más capaces, inteligentes o voluntariosos pero sí para alumnos con más dinero. Si es lo que el PSOE quiere… personalmente creo y defiendo que la simple idea de que «la FP y el Bachillerato no tienen caminos ni objetivos distintos» es mucho más que una idea genial del ministro. Es una consecuencia lógica de una situación donde muchos docentes, burócratas, gestores del sistema, padres, políticos y alumnos creen que un poco de dinero más lo justifica, lo explica o lo arregla todo. Y así nos va.

Otro día, con más tiempo, hablaremos de debates algo más sugestivos que este panorama. Les recomiendo mientras el ultimo libro de David Willetts, ahora secretario de Estado de Universidades y Ciencia en el Reino Unido. Su How the Baby Boomers Took Their Children´s Future – And Why They Should Give It Back puede ser muy discutible, como lo son muchas de las ideas del autor; pero es conjunto de ideas interesante y bien expuesto. Lo que no siempre sucede en un sistema ideologizado, lento, servil, cobarde, egoísta, débil con los fuertes, fuerte con los débiles y sin una visión clara de futuro. Salvo la de un ministro en pelota picada, intelectualmente claro.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 13 de octubre de 2010, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/gabilondo-desnuda-publico-sabemos-verdad-110139.html