Por Pascual Tamburri, 20 de octubre de 2010.
Zapatero ha diseñado un Gobierno bueno para el PSOE y malo para España. Como Rubalcaba, están dispuestos a todo por poder. Como Jáuregui, no son enemigos del nacionalismo.
España no tiene Gobierno; el PSOE gestiona la Administración de lo que aún sobrevive del país. José Luis Rodríguez Zapatero lo ha dejado muy claro, porque las altas y bajas en su remodelación del Ejecutivo no responden a las necesidades de la nación sino a su conveniencia personal y a los intereses políticos de su partido. Lo que tampoco es una novedad.
Según Zapatero es un «gobierno renovado y políticamente reforzado» formado por «personas con un perfil político muy claro, dirigentes con gran experiencia de gestión (…), gran capacidad de comunicación explicar qué estamos haciendo». En el capítulo de bajas no se le puede discutir el acierto ahora: es seguro en 2010, pero también lo fue en 2008, que España no se merece un Gobierno cuyo rostro sea María Teresa Fernández de la Vega, cuyo embajador sea Miguel Ángel Moratinos, que dedique tiempo, dinero y propaganda a lo que sea que hiciesen (nunca lo supimos) Bibiana Aído, Elena Espinosa y Beatriz Corredor. La verdad es que procede cesarlos por la misma razón que nunca debieron ser nombrados: eran, y se ha demostrado que siguen siendo, pésimos servidores del interés público. Como lo es el hombre del paro, Celestino Corbacho.
¿Es malo para España que este Gobierno aparente mejorar? Sí, por desgracia. Zapatero no cambia su equipo porque haya interiorizado sus errores, sino porque quiere optar a alguna forma de poder también después de 2012. Y eso, sin duda, es un mal, aunque nos libremos de las extravagancias de los ministros salientes. Es un mal para el conjunto del país y lo es para Navarra en particular.
No es consuelo saber que De la Vega acabará en el Consejo de Estado o que Moratinos será premiado con alguna embajada de su gusto. No lo es porque Zapatero, responsable con sus políticas de la crisis, seguirá gobernando, y porque Alfredo Pérez Rubalcaba y Ramón Jáuregui ascienden a su vera colocándose en una posición de influencia que es peligrosa para los navarros y sus libertades.
Rosa Aguilar por fin es ministra, lo que nunca pudo ser en IU. Es una mujer capaz, y capaz también de poner su ambición sobre sus principios. Es sin embargo una señal de que Zapatero quiere mantener un electorado de amplio espectro, desde el centro a la extrema izquierda, y como las políticas posmarxistas en lo económico están vedadas hay que esperar una nueva ofensiva ideológica, que es barata.
Ramón Jáuregui, santo varón de moderado verbo, es un hombre peligroso. Ha estado en todos los enjuagues entre PSOE y ETA desde tiempos de Argel, y en un bienio electoral donde la política antiterrorista, o coterrorista, puede ser una de las bazas socialistas, Jáuregui será un hombre importante. Al que el destino de Navarra nunca le ha importado, lógicamente, nada.
Pero el hombre realmente peligroso es Alfredo Pérez Rubalcaba. No discutiremos aquí ni su formación, ni sus méritos ni su capacidad. Ha conseguido acumular el mismo poder que Alfonso Guerra en su época, más en realidad porque él es ministro del Interior, vicepresidente y portavoz. Ya ha sido uno de los protagonistas de tres décadas de cambio radical en España. Ahora opta a ser o el apoyo decisivo para una remontada de ZP o el sustituto de éste. El hombre del diálogo y del Faisán.
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 20 de octubre de 2010, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/gobierno-malo-para-espana-tipos-peligrosos-110298.html