Política 2011: cuando se nombra un candidato para que pierda

Por Pascual Tamburri, 12 de enero de 2011.

Los partidos quieren ganar. O no. Hay candidaturas para 2011 y previsiones para 2012 que hacen pensar en acuerdos previos entre los teóricos rivales. Dudoso para la democracia.

La alcaldesa de Pamplona y presidenta de UPN, Yolanda Barcina, desveló el pasado sábado finalmente uno de los secretos mejor guardados de la política navarra para las elecciones municipales y forales de mayo. Barcina propuso para la alcaldía de Pamplona, con el respaldo unánime de la ejecutiva regionalista, a Enrique Maya Miranda, de 51 años de edad, actual director del área de Urbanismo y Vivienda y de la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Pamplona y no afiliado al partido. La selección es apoyada por el presidente del gobierno, Miguel Sanz, por los miembros de la ejecutiva Alberto Catalán, Carlos García Adanero, Eradio Ezpeleta Iturralde, don Jesús Laguna, Ana Elizalde y Pablo Galarraga, y también por candidatos alternativos al mismo puesto de tan alto perfil como el actual teniente de alcalde, ex senador y ex alcalde de Tafalla José Iribas. Unanimidad para una decisión llamativa.

Es tiempo de decisiones. Los partidos no dedican estos meses a resolver su organización interna (salvo quizá los que de hecho carezcan de ella), sino a preparar la batalla electoral. En teoría, la meta de todos es conseguir cuantos más votos puedan en mayo, porque los votos –expresión de la voluntad democrática- implican en teoría puestos y por tanto poder, poder para ejercerlo cada uno desde sus principios y con su programa. Sin embargo, las decisiones son a veces más complicadas que la simple designación (lo que en Méjico llaman dedazo) del mejor candidato para tener consensos y ejercer el poder desde la sigla que sea.

No es Maya un mal gestor, y de hecho lo ha sido con Ayuntamientos de centroderecha durante muchos años, en puestos de extrema confianza. Es más discutible que sea un buen candidato, o que lo sea mejor que otros posibles. Que no sea afiliado a la sigla de la actual alcaldesa es lo de menos, creo que ella misma no lo era cuando tuvo su primer cargo político. Lo de más es la doble duda sobre si será capaz de ganar las elecciones y de retener la vara para después usarla, en una ciudad en la que UPN se va a enfrentar a PSOE, NaBai, IU y sobre todo a un PP que reaparece tras el divorcio de 2008 y al que las encuestas daban en principio sus mejores bazas navarras en la capital. UPN, que tiene un espacio amplio de democracia interna como rasgo distintivo, tomará la decisión definitiva en el próximo consejo político. Y recuerdo votaciones muy duras en ese consejo en un pasado no lejano, con dedazos rechazados por los representantes más cercanos de las bases. Otro día escribiremos sobre esos precedentes y sus consecuencias.

El PSOE se prepara

Ahora toca pensar qué razones tiene un partido para proponer un candidato menos bueno. Puede ayudar que recordemos qué ha hecho el único otro gran partido con decisión tomada. El PSOE lleva encabezando su lista a uno de sus más cualificados navarros, Juan Moscoso, que tiene una carrera más que hecha en Madrid. ¿Por qué sacrificar a un Moscoso en una capital de provincias y con todas las encuestas dando al PSOE como tercera fuerza en el mejor caso? Parece claro que su perfil no es de concejal de un grupo menor de la oposición municipal, y eso cuatro años. Moscoso viene a hacer cosas serias.

El PSOE navarro al que viene Moscoso quedó decapitado con el enfado de Fernando Puras: el candidato foral quería la presidencia y no le gustó el acuerdo UPN-PSOE que permitió a Miguel Sanz seguir siendo presidente. Los resultados navarros del PSOE en 2007 fueron malos (tercera fuerza tras NaBai) y muy malos en Pamplona. Puras podría haber sido presidente, pero con los abertzales. Ferraz prefirió un cierto reparto (presidencia y alcaldía para UPN, Mancomunidad y Parlamento para el PSOE) que dejó a NaBai a dos velas, excepto en algunos Ayuntamientos, y que tuvo el fruto añadido de la separación UPN-PP. Así que Moscoso, sean cuales sean las encuestas, viene a un sitio donde se va a hacer política.

Una posibilidad es que Moscoso venga a sustituir al frente del PSN a Roberto Jiménez, el líder de emergencia, con cuyo perfil desde luego no puede compararse. Podría ser. Pero hay que pensar que la gran duda es qué va a pasar con los votos de la derecha, o dicho de otro modo cuántos votos de UPN-PP se va a llevar el PP, y en qué medida eso debilitará la posición navarra y pamplonesa de UPN, que en principio va a ganar ambas elecciones.

Juego a varias bandas con un PP decisivo

UPN parece resistir bastante bien, pero bajando en ambos frentes. Otra vez necesitará, pues, aliados. Las encuestas del PP son irregulares y dan lugar a dudas; las del PSOE navarro no: bajando como en toda España (pero menos) sigue pudiendo ofrecer a UPN un apoyo similar al de 2007 tanto en Pamplona como en Navarra, sólo que con un peso relativo socialista mayor. Naturalmente, si sucede eso el PSOE pediría un precio mayor: y qué mejor precio que la alcaldía de Pamplona, donde además se quemaría a un técnico y no a ninguna figura señera de UPN. UPN deseará por supuesto ganar, pero Maya y Moscoso pueden darnos la pista de qué sucedería si ganase menos.

UPN y PSOE, esta vez, no dependen de sí mismos. Por un lado, si NaBai se mantiene o crece con la tregua tendrá peso para ofrecer al PSOE un Gobierno y un Ayuntamiento «de progreso». UPN estaría entonces en peor posición negociadora, ya que tras los sucesos de 2007 y 2008 el PSOE sería de verdad libre de elegir al mejor postor. El mejor escenario para el PSOE, que no va a ganar ni regionales ni municipales, es uno en el que UPN dependa de alianzas en ambos lugares y no pueda elegir otra que la socialista, mientras que los socialistas podrían amagar con los abertzales.

Lo peor para el PSOE sería, por supuesto, un PP navarro que creciese, y no en las encuestas de la prensa madrileña. Si el PP puede ofrecerse como alternativa al PSOE UPN tendría en su mismo seno el debate sobre si proseguir con la fórmula actual o formar mayorías de centroderecha, aunque ciertas relaciones personales no las favorezcan. Si además el PP crece tanto como para hacer insuficiente el apoyo socialista a los regionalistas en Pamplona y como para bastar en Navarra Ferraz estaría ante el peor escenario. La venida de Moscoso hace pensar que no lo consideran probable, aunque sí sea posible. Es probable que el PP sí llegue a ese nivel en Pamplona, por el peso de la sigla y por el recuerdo de su ya lejana presencia y sin necesidad de poner nombres a su candidatura. Mientras, Maya y Moscoso se miran a los ojos.

En todo caso, ¿qué haría UPN si pudiese elegir entre PSOE y PP como socio en la Comunidad y en la capital? La lógica de los programas es evidente, UPN-PP. Pero la verdad es que UPN y PP compiten por muchos votos, y que cuando el PP se estructure, organice e instale tendrá que crecer, y tendrá que hacerlo sobre UPN, y unos puestos institucionales le ayudarían mucho a hacerlo. Veremos qué pasa en mayo, pero esto lo han visto claramente en UPN. Donde puede que se hagan candidaturas aceptando la posibilidad de negociar con ellas –no es lo más bonito de nuestro sistema, pero es parte de él- pero donde es seguro que no quieren dejar de ser la primera fuerza, y gobierno. Veremos cosas divertidas, y no tardaremos mucho.

Con Enrique Maya UPN muestra su disposición a hacer una cierta política en 2011 y 2012. Con la magnífica candidatura de Juan Moscoso el PSOE ya lo había hecho. Por la misma razón, si en 2012 vemos el nombre de Miguel Sanz encabezando una candidatura sabremos que lo hace para ganar: y es que los nombres que uno saca, o no, dicen mucho de dónde cree que puede llegar, o no.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 12 de enero de 2011, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/politica-2011-cuando-nombra-candidato-para-pierda-112032.html