Lo que recuerda un admirador de Aznar que no siguió con Rajoy

Por Pascual Tamburri Bariain, 21 de enero de 2011.

Miguel Sanz preside Navarra desde 1996, en 2007 paró los pies a Zapatero y en 2008 rompió con el PP de Rajoy. Ahora ha empezado a poner por escrito sus opiniones y recuerdos. Hay heridos.

Miguel Sanz preside Navarra desde 1996, en 2007 paró los pies a Zapatero y en 2008 rompió con el PP de Rajoy. Ahora ha empezado a poner por escrito sus opiniones y recuerdos. Hay heridos.


Miguel Sanz Sesma, Pasar página. UPN, Pamplona, 2010. 362 pp. s.p.

Miguel Sanz empezó su vida política en su pueblo en 1983. Su papel en UPN y en el Gobierno de Navarra no hizo más que crecer en los años 90, cuando el PSOE perdió la Comunidad Foral gracias a la alianza «total y definitiva» entre UPN y PP. Es presidente de Navarra desde que el centroderecha sustituyó en 1996 a una coalición de socialistas y abertzales, hundida por la corrupción. Navarra ha cambiado radicalmente durante su mandato, y UPN se ha consolidado como primerísima fuerza política, pero nunca con mayoría absoluta en elecciones regionales.

Mi presidente tuvo gran confianza en José María Aznar, que le correspondió, y una buena relación personal con Mariano Rajoy. En 2006 y 2007 lideró la resistencia contra el «proceso de paz» de Zapatero, tuvo detrás un respaldo popular sin precedentes y logró su objetivo. Tras las elecciones de 2007 el PSOE no se atrevió a unirse a Nafarroa Bai, y Sanz siguió en su puesto. Su diferente interpretación de las relaciones con el PP condujo a finales de 2008 a la ruptura con el partido de Rajoy y a la refundación del PP navarro con la salida de algunos miembros de UPN. En 2011 Sanz sale voluntariamente de la presidencia navarra y de la de UPN, dejando paso a Yolanda Barcina en ésta. Y ahora publica su testimonio.

Sólo ha empezado a hablar

En la fiesta navideña de su partido, Sanz sorprendió a muchos con la presentación de este libro, en principio nacido como obsequio interno pero de evidente interés para miles de navarros. Saber los datos que el presidente ofrece, y conocer sus recuerdos, sus interpretaciones y sus sentimientos, es extremadamente interesante. Es una ayuda inestimable no sólo para entender los últimos treinta años de política navarra –algo de lo que difícilmente puede hacerse aún historia científica, se diga lo que se quiera- sino sobre todo para que esa historia pueda hacerse llegado su momento y para que mientras tanto nadie que haga política se llame a engaño, al menos sobre lo que Sanz nos cuenta de sí mismo.

Como él mismo ha dicho presentando el libro, Sanz ha decidido pasar página, pero no dejará que arranque su página del pasado. Fue en su juventud un hombre sencillo de la Navarra rural, con indudables inquietudes y, sobre todo, con un don de gentes que en esta tierra se ha demostrado una y otra vez imprescindible en la vida pública. Sanz tiene amigos, a los que nombra y algunos a los que menos, en todo el espectro político y en toda la geografía navarra.

Donde tiene menos, pero los tiene, es en el PP. En la página 155 Sanz afirma que «la decisión que tomamos en su día de formalizar un pacto estable con el Partido Popular fue buena desde el punto de vista político». Sin duda lo fue, porque sin ella la UPN de Juan Cruz Alli nunca habría superado al PSOE de Gabriel Urralburu y conquistado la presidencia en 1991, con vicepresidencia para Sanz. Éste podría contar mucho más sobre la vidilla interna de UPN, especialmente durante la legislatura de Alli, que tantas consecuencias ha tenido. Es evidente que por necesidades políticas deberá haber otro libro de Sanz, donde se cuente lo que hoy sería embarazoso.

Aparte de la modernización y de los grandes cambios materiales en Navarra, en los años de Sanz ha habido tres grandes cambios políticos en la Comunidad Foral: los abertzales se han unido y son hoy la segunda fuerza política, no por aumentar votos sino por desaparecer Batasuna y unirse todos en Nafarroa Bai; UPN y PP vuelven a ser dos siglas distintas, con lo cual el centroderecha españolista y foralista, abrumadoramente mayoritario, se ha dividido; y el marco jurídico ha cambiado, con la modificación del artículo 29 del Amejoramiento y la consiguiente desaparición de la necesidad de ser el partido político más votado para gobernar (la reforma de 2001). De estos tres aspectos, y de sus protagonistas en torno a él, Sanz cuenta su punto de vista y parte de su recuerdo, y convierte su libro en lectura obligada.

En Pasar Página hay cientos de nombres propios, y aunque se contiene y a veces calla Sanz, fiel a sí mismo, no oculta lo que siente. Así como de otras personas de las que inicialmente refundaron (refundamos) el PPN dice que «siguen contando con mi afecto y mi amistad», del presidente Santiago Cervera habla constantemente como decepción. Probablemente Sanz pensó ser en la vida política de Cervera tan decisivo como Alli lo fue en la de él, pero las diferencias humanas son hoy evidentes, a pesar del recuerdo que el libro recoge y que muchos tenemos muy presente de una cercanía tanto humana como política muy estrecha. Hoy las cosas han cambiado.

No es, sin embargo, un odio visceral al PP ni una negación de la cercanía ideológica y programática. Para Sanz, sin tapujos, «Aznar ha sido el mejor presidente de España» y muestra afecto a Rajoy pese a los que él llama «errores de bulto». Esto es importante porque, aunque sale de la primera fila política navarra, Sanz no se jubila ni mucho menos. Reciclado académicamente estos años, podría dedicarse a la empresa privada, pero nadie descarta verlo, en 2012 por ejemplo, en la candidatura de UPN a ls elecciones generales. Y ahí su opinión tanto del PP como de quien lo dirija entonces en Navarra es muy importante.

Conviene cotejar, y si no lo harán los historiadores de mañana, las versiones de Sanz con las de otros protagonistas. Por ejemplo hay discrepancias serias entre los recuerdos del presidente y los que sucesivamente nos ha ido ofreciendo Jaime Ignacio Del Burgo, y habrá que ir a las fuentes –dentro de unas décadas, en mi opinión-; hay en cambio un sustancial acuerdo en los datos, aunque por supuesto son libros y personas extremadamente distintos en las formas, entre el libro de Sanz y el que en 2009 nos ofreció José Ignacio Palacios Zuasti, primer líder del nuevo PP después de haber sido, como Cervera, consejero con Sanz.

Donde hay discrepancias –por ejemplo en el acuerdo UPN-PP de 2007 y su interpretación o en la valoración del PSOE- los documentos originales y el tiempo curarán fácilmente las heridas. Y no olvidemos una gran baza que el centroderecha conserva pese a su división: UPN y PP están de acuerdo en pedir la supresión de la Disposición Transitoria 4ª de la vigente Constitución. Por eso y por algunas otras cosas que Sanz recuerda no sin malicia en 2011 estamos muy lejos de haber vualto a los años 70 y 80 del siglo XX. Ahora sólo queda esperar. Esperar, entre otras cosas, que Sanz escriba la segunda parte y que UPN ponga a la venta pública un texto que circula ya sin parar en fotocopia y escaneado.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 21 de enero de 2011, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/recuerda-admirador-aznar-siguio-rajoy-112226.htm