Por Pascual Tamburri Bariain, 13 de febrero de 2011.
El amor está de moda, pero las modas sociales y los tabúes promocionan unas formas y condenan otras. Sin embargo, el amor pasa por encima de todo, como demuestra el éxito de Federico Moccia.
El amor está de moda, pero las modas sociales y los tabúes promocionan unas formas y condenan otras. Sin embargo, el amor pasa por encima de todo, como demuestra el éxito de Federico Moccia.
Kate Gribble, El libro de los enamorados. Para mi amor. Traducción de Juan Manuel Ibeas. Martínez Roca, Madrid, 2011. 160 pp. 18 €
La rutina y el amor son incompatibles. Para este San Valentín, MR nos propone un libro de Kate Gribble, sencillo, breve y divertido, que nos ofrece muchos caminos prácticos para que el amor florezca y la monotonía de lo ya visto no lo agoste. No es ningún tomo de aburridas teorías psicológicas, ni de tediosas historias pasadas: Gribble ha creado un texto práctico, a modo de autoayuda, para saber cómo crear, mantener y enriquecer una relación amorosa. ¿La pareja perfecta? Quizá no objetivamente, pero sí para la pareja de cada uno, que es de lo que se trata.
San Valentín es, para los enamorados españoles, una fiesta reciente. Unas cuantas décadas, las mismas que hemos estado más expuestos a la cultura globalizada anglosajona. Pero la fiesta del amor tiene un origen religioso mucho más antiguo, anterior al cristianismo. De un modo u otro nuestros antepasados siempre han elegido una fecha para recordar el poder de Eros, un poder que trasciende las épocas, que adquiere nuevas formas, que no puede detenerse, que no es sólo sexo pero que no puede separarse de éste y que, sean cuales sean las modas y las reglas socialmente imperantes, tampoco conoce límites de condición ni de edad.
Precisamente este San Valentín –a tres metros sobre el cielo- nos llega cuando las vidas sentimentales de personas tan dispares como Roman Polanski y Silvio Berlusconi son motivo de proceso penal o de polémica pública. Pero como muestra de nuestra incoherencia colectiva sobre el amor, amores igualmente discutibles han dado el éxito literario a Federico Moccia, y los ejemplos dados por él no sólo han llenado las imaginaciones de millones de adolescentes sino que se están convirtiendo en hechos, más allá incluso de lo ya existente en la vida real antes, independientemente de los tabúes que una u otra forma de amor o de relación supongan en cada momento.
¿Hay límites para el amor? Gribble da consejos prácticos para los que quieran recorrer cualquiera de sus infinitos caminos, incluyendo el de Moccia, que por lo demás es al menos trimilenario y fue también el de Bernard Shaw, Vladimir Nabokov, Boris Pasternak, Thomas Mann, Carlos Fuentes y más recientemente Gioconda Belli. Si conociese a los Niki y Alex originales, (y sí, estoy convencido de que «bisogna amare senza convenzioni e senza troppi perché» aunque veo que hay mucha hipocresía viva aún entorno a la idea de que «in fondo l´età non dovesse costituire un ostacolo all´amore«) creo que les regalaría el libro de Gribble, y les pediría consejos para la segunda edición.
Por lo demás, Moccia y sus protagonistas tienen una enorme virtud, mucho más importante para algunos de nosotros que el actual arraigo de la moda de celebrar San Valentín: gracias a los libros de Federico Moccia muchos adolescentes están leyendo un libro. ¿Hay dinero en el mundo para agar eso? Ahora, si ellos están enamorados del amor, regálenles este otro de Kate Gribble. Leerán con avidez, además de todo lo demás.
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 13 de febrero de 2011, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/lees-moccia-valentin-niki-regalaria–112731.htm