La reforma y el gran robo de ZP a los trabajadores del Estado

Por Pascual Tamburri, 16 de febrero de 2011.

Las reformas del PSOE utilizan la crisis como excusa. Algunas llegan tarde y mal para solucionarla. Otras intentan imponer, sin más, el modelo ideológico de la izquierda.

Los empleados públicos, en especial los de los Cuerpos del Estado y los de los servicios públicos nacionales, han sido hasta ahora los más afectados por los cambios anunciados por José Luis Rodríguez Zapatero y su equipo. Cumplen en esto los socialistas con el programa de los cobardes: son débiles con los fuertes y fuertes con los débiles. No se atreven a reformar nada que afecte a los beneficiarios de las privatizaciones, a menudo sus amigos, ni a los grandes poderes financieros, ni a los sindicatos del poder –que por lo demás callan-, y mucho menos a las autonomías, que son los grandes focos de gasto y de despilfarro. Hemos visto hasta un estado de Alarma… el artículo 116 aplicado contra unos trabajadores en el mismo país que se ha acobardado al aplicar el 155 cuando ha habido presidentes autonómicos manifiestamente independentistas.

Desde el poder, y sin oposición real, ahora se trata de suprimir de hecho la Mutualidad de Funcionarios de la Administración Civil del Estado (MUFACE), reduciendo a todos los futuros funcionarios (y ya veremos a los pasados) al régimen general de la Seguridad Social. ¿De qué se trata? De que esos trabajadores pasen a cotizar como los demás, generando los mismos derechos y, lo que es más jugoso, aportando a un mismo fondo. ¿En beneficio de los trabajadores? Ciertamente no. ¿Y del país? Curiosamente tampoco. ¿Entonces?

MUFACE, y las mutualidades similares, son una demostración histórica de la que subsidiariedad es efectiva. Esos trabajadores, cotizando por su cuenta y teniendo derecho a elegir cómo recibir ciertas prestaciones, costaban menos al Estado, generando un remanente (al que ahora echarán mano para tapar otros huecos) y dejando claro que la libertad y la rentabilidad van unidas. Si se tratase de servir mejor a los trabajadores, o de crear un sistema de protección social menos costoso, lo razonable sería extender el sistema de mutualidades al conjunto de trabajadores, agrupados por sectores de interés. No lo contrario, que es lo que se hace.

¿Y por qué se hace? Puede decirse, y se ha dicho, que el Gobierno quiere disponer del remanente que esos trabajadores generan. Pero hay en el fondo un resultado mucho más ideológico de esta medida. Al final, lo que se va a conseguir es una España más igualitaria, más envidiosa, más uniforme. En suma, ay, más mezquina y más socialista. Nunca olvidemos esto: la izquierda nunca duda entre la libertad y la igualdad, se queda con lo gris.

El PSOE no ha abandonado sus metas igualitarias, y de hecho está aprovechando la crisis para colar de rondón una más de sus maniobras socializantes. Más que nunca es indiscutible lo que pedimos en diciembre de 2010: «Mariano Rajoy no debe tener miedo de que le llamen las habituales lindezas, y tiene una excelente oportunidad de separarse de la imagen antisocial tan amada por una parte de su partido. La restauración de MUFACE tiene su lugar en el programa electoral de 2011 y 2012«.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 16 de febrero de 2011, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/reforma-gran-robo-trabajadores–112801.html