Por Pascual Tamburri Bariain, 25 de febrero de 2011.
La española que más cerca tiene el poder no es Carme Chacón, sino María Dolores de Cospedal. Estaba por escribir la biografía de un PP destinado a sorprender… porque no es como dicen.
La española que más cerca tiene el poder no es Carme Chacón, sino María Dolores de Cospedal. Estaba por escribir la biografía de un PP destinado a sorprender… porque no es como dicen.
Antonio Martín Beaumont, Cospedal. La reina de la Torre de Marfil . Libros Libres, Madrid, 2011. 254 pp. 19 €
La política ha cambiado mucho en España desde la Transición. Tanto, que algunas costumbres de la política tradicional se han perdido y otras sencillamente ya no se entienden. Pero ciertas cosas sólo cambian para quien quiere: en medio de una política-espectáculo hay quien conserva su vida privada. Es el caso de María Dolores de Cospedal, que actúa en el centro de la pista pero que ha sabido cumplir sus tareas sin renunciar a ser ella misma y sin convertir en motivo de morbo su vida pasada, presente y futura. Y desde luego no será porque el personaje y sus cargos sean de segunda fila.
El director de esta casa se lanzó hace meses a hurgar en la herida, o más bien a ver si era herida y había en ella algo que analizar. Cospedal pasó de la Administración a gestionar el PP castellano-manchego en 2006, y en 2008 tras la segunda derrota de Mariano Rajoy se hizo cargo de reorganizar su partido, como secretaria general. Fue la gran novedad y la estrella del Congreso de Valencia, y pese a todos los obstáculos ha marcado el tono del PP durante esta legislatura. Una mujer que ya es muy importante, que no lo es por ser mujer sino por ser como es, y que sin embargo aún no tenía biografía de ningún tipo.
Beaumont tenía ante sí una tarea complicada, porque las biografías no históricas tienen el difícil objetivo de interesar y agradar a sus lectores sin que sus protagonistas se querellen demasiado… y eso sin contar con su molesta costumbre de seguir haciendo cosas, a veces cosas no previstas en las biografías. Muchas cosas, en el caso de alguien tan inquieto como Cospedal. Pero la verdad es que Cospedal tiene ya en sus manos muchas decisiones clave de la democracia española, y es más que previsible que en 2011 y 2012 más asuntos de gran calado y más posiciones decisivas van a pasar ante ella, a veces para mucho tiempo. Más allá de los perfiles superficiales de la prensa, pocos podían decir hasta ahora más de un párrafo sobre Cospedal.
Lo que en este caso ha hecho Antonio Martín Beaumont es partir de esa superficie y desarrollar un texto ameno y agradable de leer ahondando en la vida, el estilo y los planes de María Dolores de Cospedal. Una mujer, por cierto, entregada a su partido y a sus tareas institucionales, pero celosa de su vida privada y absolutamente decidida a que los suyos no paguen ningún precio mediático por la que sin duda es su vocación: la política.
Génova capital Valencia
No está de moda ser político, pero también hay que decir que Cospedal no es un político al uso, de los que han causado el desprestigio. A diferencia de muchos otros de su generación, su vocación claramente no nace de la búsqueda de un ascenso social o económico, y mucho menos de la obtención de un medio de vida que tenía ya con muchas menos complicaciones. En la abogada del Estado Cospedal, como en el registrador de la propiedad Rajoy, está clara la vocación, lo que no es poco teniendo en cuenta con quiénes se miden en 2011 en tantas direcciones.
La mujer es extremadamente polémica, como ha demostrado la aparición de esta biografía. Seguramente tenía que ser así: en dos años ha tenido que poner a punto, primero el PP manchego y luego el nacional, para estar en condiciones de dar la batalla a fondo contra el PSOE en todas las elecciones. Es posible que Cospedal sea más gestora que intelectual o estratega, como ha dicho y escrito Martín Beaumont; o no. La verdad es que hasta ahora, y seguramente hasta las siguientes elecciones generales, su tarea no estaba en la batalla de las ideas sino hacia adentro en la de la organización y hacia fuera en la de la comunicación, que es la de los votos.
Valencia, con todas sus polémicas, marcó mucho más que la decisión de Rajoy de mantenerse al frente del PP. Lo que Rajoy quiso enseñar al mundo a través de Cospedal, y la principal tarea de ésta, es que el partido puede conservar su identidad, sus principios y sus votantes siendo capaz de atraer cada vez a más personas. Un PP abierto y plural, como siempre quisieron ser los populares, pero a la vez un partido unido, sólido y disciplinado. Esa dimensión «interna» del trabajo de Cospedal y de estos años de decisiones convierte a Beaumont en un biógrafo único, pues no en vano él conoce desde su fundación la maquinaria pepera con todos sus entresijos nacionales y regionales, presentes y pasados.
Con no poca retranca Agapito Maestre ha dicho en Libertad Digital que Cospedal puede perfectamente ser a la vez presidenta «del mesogobierno castellano-manchego» y «la gran reinona de la Torre de Marfil». Esto de la Torre va, made in Beaumont, por Génova y el aislamiento que muchos dan por supuesto a los que allí habitan. Pero quizá no sea el caso de Cospedal, aunque no siempre le acompañen en eficacia e intenciones los equipos de colaboradores de los que puede disponer.
Preguntaba hace mucho el pobre Manuel Azaña si «¿tendremos que resignarnos a que España caiga en una política tabernaria, incompetente, de amigachos, de codicia y botín, sin ninguna idea alta?». Parecía contestarle, hablando de Cospedal y de Beaumont, nuestro amigo Graciano Palomo en Periodista Digital «estoy seguro que la ´dama de rojo´ podría convertirse en la primera mujer que presidiera un consejo de ministros». Este horizonte, que a algunos da escalofríos y a otros gusta, no parecerá a nadie imposible después de leer este libro. Un libro sobre el PP que no sólo interesa, a estas alturas, al propio partido.
Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 25 de febrero de 2011, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/ningun-complejo-buenas-notas-planes-claros-manana–112972.htm