Elegir entre un buen chico gallego y un conspirador cántabro

Por Pascual Tamburri Bariain, 18 de noviembre de 2011.

Mariano Rajoy Brey y Alfredo Pérez Rubalcaba son las dos opciones para ocupar La Moncloa. Nunca la elección ha sido dos hombres tan diferentes. Y sus biografías sorprenderán al votante.

Graciano Palomo Cuesta, El hombre impasible. Historia secreta del PP de Rajoy camino al poder . Prólogo de Raúl del Pozo. La Esfera de los Libros, Madrid, 2011. 289 pp. 18,00 €


Julio Somoano, Rubalcaba. El monje del poder. La Esfera de los Libros, Madrid, 2011. 385 pp. 19,50 €

Son los hombres de moda. Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy Brey han llenado todos nuestros medios de comunicación durante años, puesto que son los dos principales candidatos a la presidencia del Gobierno el 20 de noviembre de 2011. No son, desde luego, dos novatos en el escenario. Rubalcaba entró en el PSOE en la Transición, y desde entonces ha ocupado puestos administrativos y ejecutivos de alta responsabilidad y cargados de trascendencia. Con Felipe González y con José Luis Rodríguez Zapatero ha sido un político de primera fila, y ha sido protagonista de mucha literatura.

Algo parecido, aunque no igual, puede decirse de Mariano Rajoy, que entró en el PP de don Manuel Fraga y que ha recorrido toda la política de abajo a arriba. No sólo se inició en las lides autonómicas, sino que colaboró íntimamente en los Gobiernos de José María Aznar y mereció su confianza en la sucesión… pero en el 11 M se topó con el atentado y con Rubalcaba, y ha capeado dos legislaturas de inesperada y tormentosa oposición. No es, tampoco ni mucho menos, ni un novato ni un desconocido.

Pero La Esfera de los Libros ofrece, ante las elecciones y también para entenderlas una vez que hayan sucedido, dos biografías no autorizadas –o sea, no los dos típicos folletines de propaganda de partido- de los dos líderes. Conviene, quizá más en tiempos de crisis, entender quiénes son los que aspiran a dirigirnos, y cómo se han formado, porque eso nos explicará entre otras cosas qué idea de país y de futuro tiene cada uno de ellos. Porque la aparente buena convivencia entre los dos, educada diríamos, no debe hacernos confundir la educación que ambos tienen con una identidad de visiones que no existe y que difícilmente existirá.

Un registrador para salir de una crisis… y algo más

Graciano Palomo ha reunido mucha información sobre Mariano Rajoy, pero más aún sobre el PP de 2011. La clave necesaria para entender qué vamos a tener previsiblemente en La Moncloa los próximos años es comprender qué sucedió de puertas adentro en las jornadas electorales de hace siete años y medio. En ellas murió y desapareció un cierto modo de entender el PP, pero no desapareció, aunque muchos creyeron que lo haría, Mariano Rajoy.

Sabido y conocido sobre Rajoy hay unas cuantas cosas, desde su condición de gallego hasta su afición a la bicicleta y a los habanos. Pero Graciano Palomo explica, por ejemplo, cómo su condición de registrador de la propiedad por oposición es muy reveladora sobre su capacidad de sufrimiento y de sacrificio (que le permitió servir bien a Aznar y recorrer el accidentado camino de 2004 a 2011); y también cómo el PP que llega vencedor a las generales de 2011 no es ni puede ser el mismo que perdió, sin esperarlo, las de 2004. No se trata de que el PP de Rajoy reniegue del de Aznar, sino de que, sencillamente, ha afrontado una serie distinta de batallas y lo ha tenido que hacer con diferentes artillerías.

Rajoy es el capitán de un ejército multiforme y complejo como es un ejército de casi un millón de soldados, quizá doce millones de votos y una ideología amplia, variada y hasta contradictoria. Pero lo que Palomo explica es que Rajoy es, ante todo, él mismo, no es un creador ni un gestor de equipos, es un hombre especial y sobre todo muy distinto de su antecesor José María Aznar.

Rajoy ha aguantado casi sin cambiar de gesto embates muy duros de la política de partidos, primero por ser considerado heredero de un hombre tan especial como Aznar, y luego por liderar la oposición al Gobierno de Zapatero y al PSOE de Rubalcaba con la complicada tarea de agrupar una mayoría sin demasiadas brusquedades. El camino de Rajoy, y de su PP, ha sido muy largo, y complicado, y Graciano Palomo deja varios flecos sin tocar. Seguramente no pueden ser tocados, porque estamos hablando de política actual no de historia, pero en el libro de La Esfera se encuentra la mayor cantidad hasta ahora reunida de explicaciones sensatas y civilizadas de la trayectoria política y humana de Mariano Rajoy.

Rubalcaba es también un personaje crucial en esa biografía: en 2004, sin aspavientos y con sólo su experiencia, sus redes de comunicación y su móvil, fue Rubalcaba el que convirtió las bombas en la victoria de Zapatero sobre Rajoy, sin deméritos políticos de éste. Claro que ya entonces Rajoy demostró de sobra su serenidad característica, puesto que no perdió la calma aunque perdiese el poder. Y Rubalcaba pudo comprobar que Rajoy no se ha ofrecido a los españoles por ambición material, puesto que su puesto de registrador, sin ir más lejos, le daría más con mucho menos esfuerzo, y sin embargo se ha obstinado en demostrar su vocación de servicio. No hay muchas personas en el PSOE, ni en el PP, se lo aseguro, que tengan la grandeza de espíritu que Graciano Palomo demuestra en Rajoy. Esperemos que la demuestre también en la selección de colaboradores y equipos y en los años que empiezan.

Un corredor de fondo para una carrera perdida

Si Graciano Palomo nos sitúa a un buen chico de buena familia en las entrañas de un complicadísimo PP, Julio Samoano coloca a un hombre mucho más polifacético per no menos burgués al frente de un partido no sólo más enmarañado, sino también más tradicional en su gestión de los poderes. Rubalcaba no sólo lleva en el PSOE más tiempo que Rajoy en el PP, sino que además ha gestionado más poder durante más tiempo –si queremos verlo así, hasta hoy la España del siglo XXI debe más a las decisiones de Rubalcaba que a las de Rajoy. Más aún, hay que entender que mientras que el servicio público es en los dos personajes una clarísima vocación, en Rajoy es enteramente opcional –pues tiene de qué vivir, y muy bien además- mientras que Rubalcaba quemó en la práctica sus puentes muchos años atrás, y es un hombre que no sólo vive para lo público sino de ello, y desde luego no por falta de méritos y capacidades para otra cosa.

Atleta en su juventud, gestor del poder en la sombra del PSOE desde ella, Rubalcaba es un hombre con pocos vicios personales, y su vicio más evidente es el mismo poder. Es temido y respetado por propios y ajenos, pero comprende perfectamente lo difícil de su posición… una posición a la que no ha llegado por amistad con Zapatero, sino por lealtad cerrada al PSOE, a su pasado, su presente y su futuro, y al poder socialista tal y como él mismo no sólo lo entienden sino lo ha encarnado durante dos generaciones enteras.

Hay que leer esta biografía de Somontano para comprender que desde 1982 Rubalcaba gestiona poder en los despachos públicos, y que su mano se nota en asuntos tan graves y tan actuales como la educación tal y como se ha conformado desde entonces, la política antiterrorista en posiciones tan volubles como la del negociador y la del hombre de los GAL, las negociaciones sindicales, militares, autonómicas y fiscales. España en 2011 no se explica fácilmente sin Rubalcaba, y quizá por eso el cántabro no podía decir que no a la propuesta de Zapatero de sucederle y de interponerse de nuevo en el camino de Rajoy.

Nadie cree que Rubalcaba lo tenga fácil, ni él mismo. Pero Rubalcaba sigue siendo un gestor brillante de la imagen y de la comunicación, y sabe que tiene medios para poder conseguir sus objetivos, si define éstos con realismo. El PP ganaría el 20 N con una apabullante mayoría absoluta, pero por la misma razón el PSOE podría darse por vencedor si se lograse situar en el umbral de resistencia de los 120 escaños y a la vez salvase los papeles en ciertas plazas clave. Rubalcaba, estratega y portavoz siempre, sabe eso y juega exactamente a eso, y hace falta haber leído su vida y milagros para comprender, entre el 20 y la madrugada del 21, quién es vencedor y quién es perdedor. Porque el PP, desde luego, no es capaz de dar las sorpresas que el PSOE de Rubalcaba dio en 2004. Afortunadamente para todos, quizás.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 18 de noviembre de 2011, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/elegir-entre-buen-chico-gallego-conspirador-cantabro-118210.htm