¿Otra vez, abertzales buenos y malos? Los filos del 20N nacionalista

Por Pascual Tamburri, 23 de noviembre de 2011.

Con Amaiur, el PNV y Geroa Bai legales y representados en Madrid, se vuelven a oír voces distinguiendo lo imposible de lo negociable. ¿Y la independencia qué es ahora?

Jaime Mayor Oreja cree que ETA y sus instrumentos políticos van a plantear un desafío como el de Kosovo. Yo no estoy seguro de que sea así a cortísimo plazo, pero Amaiur ha llegado a la escena no sólo con un éxito político sino con el mismo reto de siempre, que es también el de Bildu y el que el PNV y su Geroa Bai nunca han dejado de bendecir: la independencia de una nueva nación, en la que dicen creer y que según ellos es la de todos los vascos y navarros.

Amaiur y Geroa Bai han representado la escena bien conocida que en tiempos benefició a batasunos y jeltzales: la eterna historieta del abertzale bueno y el abertzale malo. Ahora viene con una variante aún más peligrosa. No sólo se trata de hacernos creer a todos los demás que la clave del debate es lo que ETA haga, sino que además, tras eso que llaman tregua, su objetivo político es que los herederos de la banda tengan su compensación, mientras que no proceder directamente de ETA debería hacer adicionalmente aceptable cualquier cosa que uno –PNV o Geroa- diga, aunque sea, por ejemplo, soberanía.

Si eso no es pagar por el fin de ETA no se yo qué lo será. Muchos políticos de a pie, preocupados por otras cosas especialmente suyas, se han equivocado al definir cómo y por qué la violencia terrorista es inaceptable. No puede pagarse ningún precio tras el fin de los crímenes, entre otras cosas porque hay precios políticos imposibles con o sin violencia, asuntos fuera de discusión y proyectos para siempre fuera de la ley y de la convivencia. Necesitamos más políticos demócratas que recuerden esto, porque si no terminaremos convirtiendo Amaiur en una fuerza política más, Geroa Bai en el centro de la escena política navarra y ETA-Batasuna en unos ilustres precursores.

No podemos dejar que definan nuestro marco de convivencia personas, políticos, comunicadores, profesores y clérigos que durante décadas han reído la gracia de ETA. Si dejar de matar basta para que uno pase a ser merecedor de cualquier tributo político, el terrorismo sería la mejor herramienta política, y no lo es. O no debe serlo, y si alguien cree lo contrario que lo diga con todas las letras y pague las consecuencias. Los etarras de todo tipo, por su parte, deben pagarlas desde ahora y sin descuenta, y lo digo bien consciente de que en los festejos de Amaiur lo que se ha gritado es Independentzia y Presoak kalera, amnistia osoa. Gritos de amor, concordia y moderación por los que tampoco los otros partidos se han sorprendido mucho.

Lo presentable y lo impresentable

Se han sorprendido muchos porque un socio numerario del Opus Dei, Rafael Larreina, estuviese en Amaiur y hablase en nombre de la coalición separatista antiespañola en el frontón Labrit de Pamplona. Lo cierto es que la izquierda abertzale incluye ahora tanto a EA como a Aralar, de modo que no pueden sorprenderse los que han aplaudido durante décadas a nacionalistas y terroristas. No estoy diciendo que el señor Larreina actuase bien o fuese coherente, pero igualmente coherente es ir en las listas de un partido asesino que de uno abortista si uno tiene determinadas obligaciones espirituales, si es que las tiene además.

Y hay más católicos en posiciones similares, y por supuesto hay asalariados de Universidades católicas (y tanto) con tareas políticamente relevantes y opinadotes y enseñantes públicos de amplia formación clerical y de convicción progresuna, tanto como en tiempos había frailes y sacerdotes y exclérigos. Ese «nuevo sistema» que todos ellos creen haber empezado a construir Nafarroa Bai incluye gentes de todo pelaje. No creo que la sangre llegue al río en la disputa sobre quién es el verdadero futuro de NaBai: excepto los más talibanes ven bastante claro que su futuro pasa por engañar a mucha gente buena y sencilla y en destruir la Navarra que conocemos para construir, con las excusas que nuestros políticos les han dado, su sueño político abertzale. Que no es, la verdad, nada moderado.

¿Va a ser Geroa Bai un «nuevo centro», capaz de articular una nueva corrección política y de colocar en la periferia a UPN y a Amaiur, recibiendo a la vez consensos, ideas y alianzas de esa cosa tan afamada entre la progresía llamada centroizquierda? Son más que un puñado los que creen que sí, pero más en número y razones, aunque quizá no en fama, los que no.

La moderación mal entendida, el otro caballito de Troya nacionalista

La «moderación», entendida como renuncia a determinados objetivos políticos y sobre todo a ciertas herramientas políticas, puede entenderse como sinónimo de «madurez» sólo desde, precisamente, ciertos presupuestos políticos. Atribuirse a uno la capacidad de adjudicar etiquetas de «maduro o infantil», como de «democrático o anti», como de «progresista o reaccionario», y en suma de «bueno o malo», es tanto como equiparar justamente las ideas de uno a la corrección política, sin apelación. Y no digo yo que no sea legítimo que cada uno crea lo que quiera, pero que no recorran este camino monocarril políticos y pensadores que reniegan de todo totalitarismo y presumen de tolerancia, modernidad, pluralismo y qué sé yo. Tiene su enjundia, su morbo, casi diríamos su sorna, descalificar así como infantilismo político no sólo Bildu, sino a la vez y por igual a socialistas, UPN y PP navarro.

El 20N nos habrá traído más libertad si, justamente, los monaguillos de la nueva (o no tanto) corrección política no empiezan a hablar de madurez, moderación y responsabilidad si y cuando las más dispares fuerzas políticas comulguen con esa corrección, en lugar de defender dentro de la democracia sus divergentes proyectos. Una nueva corrección, gris, monocorde, pacata y sin aristas, no supondría libertad, sino renuncia a pensar diferente y a hacer política distinta. Cosa bien distinta es que ningún proyecto ni sigla, en ningún punto de divergencia, deba ser aceptado en la convivencia civil si deriva del terrorismo nacional-marxista sin confesión general y penitencia pública o de su vecindario.

Dicho de otro modo: en democracia, ni caben Amaiur y Bildu sin un profundísimo rascado de fondos, ni Geroa Bai puede convertirse en Navarra en modo de hacer correcto lo imposible, sea sigla, crimen, programa, odio, vocablo o persona. Es sobrado momento para que la derecha de aquí cierre toda grieta en este sellado, y busque también las suyas en su discurso y su praxis.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 23 de noviembre de 2011, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/otra-abertzales-buenos-malos-filos-nacionalista-118309.html