ETA ya le pone condiciones a Rajoy, como si fuese Zapatero

Por Pascual Tamburri, 12 de diciembre de 2011.

Los asesinos nacionalistas y los partidos de la ‘izquierda abertzale’ piden ‘respeto a los derechos de los presos políticos’. O sea, que Rajoy ceda.

Ya no es secreto, ya no es mentira. Lo que de un modo u otro piden los partidos nacionalistas, lo piden también los presos de ETA, o sea ETA. Ya es oficial, y no sólo no se niega sino que se afirma: los asesinos encarcelados, como contribución a lo que llaman «proceso», pedirán ser «trasladados a Euskal Herria». Así que pedirán el cese de la política penitenciaria antiterrorista, que aunque sólo sea por comparación ha demostrado ser una pare esencial e irrenunciable de la lucha nacional contra ETA. De modo que sí hay «proceso». Vaya, vaya.

Que el Estado luche contra los criminales es algo que «no podemos permitir los agentes y fuerzas vascas partidarias de la resolución democrática». De manera que los terroristas se autodesignan, con aplauso de todos los demás abertzales y algunos que se supone que no lo son, «demócratas«. Bueno, Batasuna en sus distintos ropajes siempre los llamó «presos políticos».

Eso sí, en algo tienen razón los asesinos presos: «Es hora de tomar decisiones valientes, profundas y democráticas». Es verdad. Estas peticiones, como todas las demás en curso y las que vengan, se dirigen al futuro presidente del Gobierno. Y lo único que puede decir Mariano Rajoy, en defensa de España, es tan valiente, profundo y democrático como NO.

Lo que no es verdad es algo que dice Gara, citando a los presos y a sus sindicatos y partidos: no es una «iniciativa «renovada». Todo esto, la iniciativa política renovada y demás, es lo que ellos llaman ahora «el camino a la amnistía y la autodeterminación». Que es lo que constituye el objetivo de los asesinos al menos desde la Vasconia, un objetivo que durante mucho tiempo llamaron «alternativa KAS«: liberación de los presos, sumisión de Navarra e independencia. Todo ha ido pasando por distintos nombre, pero era y es el objetivo de ETA. Nada esencial ha cambiado.

Dice Antonio Basagoiti en Facebook que «Pongamos las cosas en su sitio. Existe dispersión de etarras porque existe ETA, no han entregado las armas«. Y en consecuencia, Antón Damborenea ha hecho bien en decir, en anticipo de Rajoy, que «el nuevo Gobierno no atenderá las solicitudes de acercamiento«. Perfecto, correcto e impecable: ETA sigue existiendo, y no sólo porque tiene zulos, sino porque tiene terroristas que ni han cumplido sus penas, ni han rechazado la banda, ni han pedido perdón; y tiene además en funcionamiento toda su estructura política, cuya meta es ahora lograr los objetivos de la banda capitalizando en las instituciones el rentable teatrillo de la «tregua», «proceso» y demás.

Lo que yo no había hecho, de ser el amigo Basagoiti, es recibir a Patxi Zabaleta, sin discutir que éste sea una persona inteligente y hábil, más que muchas en la política navarra y vasca. Zabaleta es un etarra no arrepentido (fundador de Herri Batasuna, que es legalmente una rama de ETA), que no sólo persevera en todos los objetivos políticos que tenía cuando estaba en ETA-Batasuna, sino que ha hecho pública su voluntad de que su partido, Aralar, confluya en el mismo proyecto de Bildu, Amaiur, y en definitiva los etarras. No hay nada político que hablar con un etarra no arrepentido, y da buenas razones para eso mi buen amigo Salvador Ulayar, a quien nadie se atreverá a corregir una coma.

La peripatética batasuna Maite Soroa, valga la redundancia de adjetivos, podrá decir sólo de Salva como dice de mí que «hace como en las películas de John Wayne y deja claro que aquí hay buenos y malos«. Pues sí, compañera, es lo que hay: a un lado estáis unos, amenazando, admiradores de los que mataron a Ulayar, a Alfredo Aguirre o al general Atarés, entre tantos otros, y no se arrepienten; y al otro lado los que queremos que esos asesinos cumplan penas justas y ejemplares, que la nación, el pueblo y el Estado estén defendidos día y noche de la banda y su acólitos, y que la banda sea no sólo contenida o detenida, sino que sea completamente erradicada de la vida de España, y de ella y sus fines no quede ni el recuerdo. Tengo el vicio de llamar «buenos» o «malos» según elijan posición respecto a los delincuentes. No son presos políticos, porque no sufren prisión por sus ideas; mataron ayer y mienten hoy por sus ideas, dicen, pero eso también lo hacía Pol Pot, que compartía con ellos el ser asesino y el ser marxista.

Yo, como los amigos delincuentes de Zabaleta y Soroa, tengo una «petición democrática urgente». Durante las legislaturas de Aznar y durante la primera de Zapatero hubo una inesperada movilización popular, una reacción de los que nos sentíamos más cerca de Miguel Ángel Blanco que de Vicente Nazábal. Y descubrimos no sólo que éramos mejores y que teníamos razón, sino que éramos muchos más. Gente como Jaime Mayor Oreja y María San Gil, y otros que no olvidaré, tuvieron el doble coraje de liderar aquello y de denunciar a los «malos». Después han tenido que escuchar muchos insultos y muchos desdenes, como si anunciar lo que los etarras ahora confirman fuese una locura. Bien, es democráticamente urgente que se rinda homenaje a esos «buenos», y que lo hagan quienes los han despreciado. Incluyendo entre los primeros de los «buenos», cómo no, a mis amigos Silvestre Zubitur y Pello Urquiola. Mientras Rajoy les dice a los malos, claro, que NO.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 12 de diciembre de 2011, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/pone-condiciones-rajoy-como-fuese-zapatero-118632.html