Ni cabe moderación con ETA, ni Amaiur será jamás como los demás grupos

Por Pascual Tamburri, 19 de diciembre de 2011.

Ya se comprobó en 1998, y Pedro Arriola estaba allí, que el ‘diálogo’ con ETA-Batasuna y la ‘moderación’ frente a las exigencias abertzales no traen nada bueno para el PP ni para España.

Rajoy ha acertado y se ha retratado muy favorablemente cuando, como ha recogido Ana Isabel Martín en El Semanal Digital, ha dejado claro que «para mi Gobierno no habrá españoles buenos y malos. Habrá españoles, todos iguales, todos necesarios, todos dignos de respeto, todos capaces de ayudar en la tarea común« y del problema terrorista sólo ha mencionado a las víctimas. Someterse a las exigencias de ETA y su terrorismo no está en la agenda del nuevo Gobierno, como por otra parte es lógico para todos los españoles de bien, sean cuales sean sus siglas.

Ilegalizar Amaiur será un acierto

Sorprende por tanto no poco la posición del alcalde de Vitoria, Javier Maroto, del Partido Popular, quien ha afirmado que sería «un error» ilegalizar a Amaiur. Es conocida la intención de UPyD y Rosa Díez de instar la ilegalización de las siglas batasunas autorizadas durante la era de Zapatero; sigue en vigor la Ley de Partidos que permitió ya en época de José María Aznar la ilegalización de algunas de las siglas institucionales de ETA-Batasuna. Puede haber quien de buena fe crea que Amaiur y Bildu no son la continuación parcial o total de Batasuna por otros medios, pero lo que no parece muy razonable es olvidar qué gran victoria para España y qué derrota para los asesinos fue la ilegalización de Batasuna y demás. Sobre todo cuando el protagonista del olvido representa al partido de Miguel Ángel Blanco, y por muchas que sean las intimidades municipales en Vitoria entre PP y los abertzales marxistas.

Batasuna, se llame como se llame, no es un partido como los demás, y para serlo necesita no ya dejar de practicar el crimen sino renegar de él y de todas sus consecuencias. Cosa que ETA no desea que sus acólitos en las instituciones hagan, y eso lo saben bien los vascos y lo sabemos bien los navarros, sin que en torno a esto quepa repartir medallas de fidelidad a lo políticamente correcto ni de moderación.

La meta, que ETA desaparezca y las provincias vascas sean como las demás

Acierta el presidente del PP en el País Vasco, Antonio Basagoiti en una entrevista concedida al diario abertzale Deia, donde queda claro –por si alguien estaba dando elementos para dudar- que Mariano Rajoy, «hará lo sensato y lo necesario para que ETA desaparezca por completo«. Formalmente es correcta la oferta hecha a los socialistas vascos de López de apoyarles para que agoten la legislatura, y evitar unas elecciones anticipadas que, con el hundimiento del PSOE, podrían ser un triunfo de la ETA electoral. O no, si se cambia el actual estilo de juego.

Claro que, en el fondo, lo que hay que hacer es definir sin miedo los objetivos. Ante todo, si el PSOE baja hay que preguntarse por qué el PP, tras una ya larga cura de suavidad, blandura y moderación, no recogió esos votos y ni siquiera partes de ellos. El PP tuvo en un tiempo la meta de gobernar también la región vasca y la navarra en, por y para España. Además, si la meta es también que ETA desaparezca, hay que recordar lo mucho que eso ya contribuyó la anterior ilegalización de los criminales, y si algo malo puede decirse de ella es que fue incompleta, lenta y no tan honda como pudo ser, y eso es algo que ya pedíamos al candidato Rajoy en 2004, antes del retroceso zapateril. Queremos una España libre, que es una España sin el chantaje terrorista (no sólo con el paripé de la tregua) y con un PP que no esté excluido de ninguna de sus partes.

El problema no es que se agote la legislatura, sino cómo termina

Tiene razón Alfonso Merlos al volcarse en apoyo de la iniciativa del Foro de Ermua, de realizar un censo de «vascos ausentes». Muchos miles de vascos, a lo largo de cuatro décadas, han abandonado sus provincias de origen perseguidos de un modo u otro por ETA y por sus socios políticos, sindicales y culturales. No es sólo el amplio número de los que han huido de la muerte, sino el aún mayor de los que han escapado de la vida minorizada bajo el yugo totalitario del sistema abertzale.

Tanta palabrería con los derechos humanos de los asesinos para luego terminar dando por bueno, santo complejo progre, el lavado de cerebro colectivo, el cambio de identidad, la persecución y en definitiva la radical transformación del País Vasco y de Navarra, construida desde el franquismo sobre el miedo y los delitos de ETA. Además de que todos los delincuentes y todos los cómplices reciban y cumplan sus penas es hora de que todos los cambios que ellos desearon sean invertidos y deshechos, y de que vuelvan todos los que huyeron de ellos, y de que las siguientes generaciones sean educadas en la libertad de elegir que hasta ahora ha faltado y que explica la evolución política, social y cultural de estas sociedades.

Que López termine o no su legislatura da igual. Importa hacia dónde se orientan las provincias vascas, y Navarra, eimporta si siguen prevaleciendo el miedo, abrazado a los complejos, o si triunfa la libertad. Empecemos por un censo electoral libre, y esperemos que no asuste a ningún moderado si por moderación se entiende la total o parcial aceptación de las imposiciones del adversario.

Esto no es Irlanda… y esto no es 1998 (algo habremos aprendido)

El 11 de diciembre de 1998, en medio de otra tregua-trampa, en el transcurso de otro proceso de estafa política (el de Loyola), y con el PP de Aznar en su primera legislatura los etarras y batasunos Arnaldo Otegui, Rafa Díez, Íñigo Iruin y Pernando Barrena se entrevistaron con un grupo de representantes de Aznar, entre los cuales estaba el marido de Celia Villalobos, el sociólogo Pedro Arriola. Conocida por su visión progresista del aborto Villalobos, Arriola lo es por su eterna recomendación de centrismo y moderación, y ambos por cobrar suntuosamente del PP a cambio de recomendarle que renuncie a sus ideas y principios y dé por buenas las del centroizquierda.

Nunca los contactos con los batasunos han llevado a nada, y si en 1998 podía haber alguna duda de posibles similitudes con Irlanda todas las muertes, la mentira y la falta de libertad que han seguido a aquellos «contactos» son suficiente demostración de que ETA es un grupo delictivo que tiene que ser extirpado como lo sería cualquier otra banda, y el País Vasco una región cuyos ciudadanos tienen los mismos derechos y deberes que todas. Ni esto es Irlanda, ni el tiempo pasa en vano, ni la autodesignada moderación –que a veces parece otra cosa- ha dado nunca al PP resultado alguno frente a los abertzales, armados de cetme, de hisopo o de chequera. Las consecuencias son claras.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 19 de diciembre de 2011, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/cabe-moderacion-amaiur-sera-jamas-como-demas-118760.html